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¡Buen Camino, amigo mío!

miércoles, 31 de agosto de 2022
Querido amigo:

Santiago, Elías y yo estuvimos en casa Brito -ese restaurante canario escondido en una curva de la Solana teldense que tanto nos gusta para preparar cada Camino de Santiago-, cambiando impresiones sobre la próxima ruta jacobea a realizar. ¡Cómo ha cambiado todo desde tu partida! ¡No te puedes ni imaginar el trastorno que supone para la humanidad un microscópico fragmento de material genético -sigue la discusión entre los científicos si son los virus seres vivos o no-, bautizado SARS-COV-2! Un virus que apareció apenas un mes más tarde de tu partida y cuya virulencia aún se encuentra lejos de remitir. Volviendo al grupo, nuestro amigo Santiago se estabilizó en Puerto Rico -parece que con los años el calorcito de ese extraordinario clima le ha cautivado-, tu primo Elías, pendiente de la prejubilación que siempre está a las puertas, pospone la realización del periplo hasta ese momento y Carlos, mi cuñado, se ha animado y quiere disfrutar de nuestros viajes santiagueses. Tú lo conoces bien pues hemos compartido viajes y experiencias inolvidables. La reserva integral del bosque de Muniellos, aspirante a Patrimonio Mundial de la Unesco, en el corazón asturiano, fue el primer viaje donde compartimos ríos y montañas, bosques y pastizales, botellas de sidra y quesos de Cabrales. Luego realizásteis juntos un inolvidable viaje a Sicilia. Nadie mejor, pues, para ocupar tu ausencia.

Precisamente hoy, hace un año que nos dejaste. Este fin de semana he estado en Tunte y en Gáldar y he visto peregrinos, unos se dirigían a Santiago de Tunte y otros, en sentido contrario iniciaban su periplo en San Bartolomé de Tirajana, camino de Santiago de Gáldar. Esa es la magia que encierra el Camino de Santiago en Gran Canaria. Dos templos jacobeos, dos destinos, mismo Jubileo. Observé a los que salían del templo jacobeo de Tunte por la Puerta Santa para desembocar en la Plaza de Santiago.

Cautivaron mi atención porque uno de ellos portaba tu libro en sus manos. No era el de la primera edición, con aquella portada que presentaba una sugerente ascensión al roque Nublo, no, ese bien sabes que hace años que está agotado. Se trataba de la segunda edición. Una cuidada edición financiada por el Gobierno de Canarias a través de su Consejería de Turismo, Industria y Comercio. ¡Tendrías que verla! A todo color, con fotos en cada una de las paradas sugeridas, imágenes realizadas por fotógrafos y compañeros que hemos conocido en tantos periplos realizados, con una cartografía detallada, cortesía y altruismo de nuestro común amigo Álvaro Monzón y su compañero en la universidad Augusto González y unos muy sentidos Saludas, elogiando la publicación, la obra y el Camino de Santiago en Gran Canaria, de la Consejera de Turismo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias, Doña Yaiza Castilla Herrera y del Director General de Ordenación y Promoción Turística, Don Ciprián Rivas Fernández.

Como te estaba contando, uno de los peregrinos estaba junto a la Puerta Santa de Tunte, el libro en la mano y observando el porte y la altura de los dos pinos canarios centenarios que frente a ella se alzan en la plaza de Santiago.

-¡Vengan por aquí! -manifestó a sus acompañantes. -Debemos pasar entre estos pinos para iniciar nuestro periplo jacabeo. Como dice el autor de este libro: "Hay que pasar entre los árboles. Es un rito que interpreto contagiado de una mística natural". Con el libro en la mano y tus palabras en sus labios, un grupo de jóvenes iniciaba, tras el guía, su camino.

- El periplo nos lleva por el Camino de la Plata, en busca del cuchillo orográfico que corta las antiguas sierras de Tirajana y Tejeda, rumbo a Gáldar -siguió informado a los jóvenes peregrinos.

Sonreí. Conozco tu libro de memoria y sabía que también aquellas eran palabras eran tuyas.

Eso fue el sábado, el domingo estuve en Gáldar. ¡Tendrías que ver la ciudad de los Caballeros! Engalanada para tan especial ocasión que no es otra que la celebración de un Jubileo ansiado, esperado y deseado tras once años sin festividad del apóstol en domingo.

No hay calle donde no se encuentre la Cruz de Santiago, la concha de peregrino o una representación fiel de la imagen del apóstol a caballo que se conserva en el templo de Gáldar.

Sin embargo, el trastorno vírico mundial ha puesto en jaque las tradiciones, mutándolas a su vez y así, el año jubilar de dos mil veintiuno se prolongará por decisión del papa Francisco durante un bienio. Sí, cómo lo oyes, dos mil veintiuno y dos mil veintidós serán años Santos jacobeos.

No puedo negar mi satisfacción pues será más fácil convencer al grupo de que, sin prisa, tenemos dos años para regresar a Santiago, con la mochila a la espalda y el corazón rebosante de ilusiones y vivencias.

Desde tu partida tal deseo se me antoja un poco más difícil. pero tú sabes que siempre he tenido mucha maña para conseguir lo impensable. ¡Claro que viajaremos a Santiago! El espíritu del Camino -adormecido en tu ausencia-, lo recuperaremos realizando nuestro Camino de Santiago en Gran Canaria. En ello estoy ahora, convenciendo a nuestros compañeros de que nos espera un Camino de reencuentro, de alegría, de compañerismo. El camino que todos necesitamos -ahora más que nunca-, la mano de un amigo que nos anime e impulse a emprenderlo para recuperar, una vez más, el placer de vivir.

Te decía que había estado en Gáldar, el domingo, ahora era yo quien tenía tu libro en mis manos. Tras una visita sosegada a las imágenes del Santo Apóstol, me siento en uno de los bancos de la iglesia. Respiro hondo y hojeo el mismo buscando una página. Aquí está. Ocupa la misma una maravillosa foto de la Vía Láctea, obra de Juan Ramón Rodríguez Sosa. Tú no llegaste a conocerlo, una persona viajera, altruista, extraordinaria. Compartíais una pasión común: el placer por el conocimiento y los viajes. Leo con calma el párrafo que he seleccionado para incluirlo al pie de esta foto, como broche final de la publicación: "Pienso en todos los viajeros del mundo que llegan a Santiago de Tunte cargados con una ligera mochila para desenredar el hilo de plata que, pasando por esta encrucijada donde me encuentro, los conduce hasta el templo de Santiago de los Caballeros de Gáldar".

¡Qué bello párrafo! No envidia en nada a los versos que tú escogiste para iniciar este libro y que yo vestí de azul con otra hermosa Vía Láctea, en este caso una foto captada por Agustín Suárez Hernández. Los versos, bellísimos, son del poeta Pedro García Cabrera:

Silencio azul...
¡El nevado Camino de Santiago
se ha caído en el mar!

Es este el silencio que me embarga, en este preciso momento, en recuerdo del amigo que se ha ido. ¡Buen Camino José Luis! ¡Buen camino, amigo mío!

José Manuel Espiño Meilán, amigo y compañero de José Luis González Ruano con quien compartió la belleza, el conocimiento y los momentos inolvidables que oferta esta tierra afortunada.
Espiño Meilán, José Manuel
Espiño Meilán, José Manuel


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