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Hacia una nueva esperanza

miércoles, 03 de agosto de 2022
En la actualidad, el mundo se enfrenta a una necesidad profunda, real y urgente de cambio de valores. Se necesita que, en todos y cada uno de aquellos a los que se les activa en su interior el "motorcito" fraternal, trabajen en una misma dirección altruista hacia una transformación tan necesaria.

Esto es, un auténtico período de implantación de justicia social, cueste lo que cueste...
¿Quiénes han de ser los artífices de tal cambio?

Solamente serán, aquellos individuos que reconozcan ese ideal como imprescindible. Su aplicación, se llevará a cabo a través del cambio mental en el que la integridad personal, sea el punto centralizador de su existencia, con destrucción y disolución de las anticuadas estructuras mentales ancladas en el pasado, donde el lucro y la posesión "per se", eran la divinidad de culto.

Para ello, es necesario no contemporizar con los grupos de poder económico, que obstaculizan un equilibrio social.

La discriminación para separar claramente los actos de cada individuo, del resto del grupo al que pertenece, en cuanto a grupo social, no implica que todos y cada uno de ese grupo, sean iguales. -Distinción entre los que luchan por la libertad personal del individuo, y los que luchan a favor de la satisfacción de sus personalidades exclusivamente movidos por su ambición personal, tratando al grupo como bandada gregaria-.

Las cualidades de estos luchadores habrán de ser:
-Sensibilidad, en cuanto que sienten inquirir en el problema de sus semejantes.
-Impersonalidad, en cuanto que no obran por simpatías o antipatías, gustos o disgustos.
-Capacidad de empatía, en cuanto que reaccionan rápidamente a las necesidades del prójimo.
-Atención para no responder a la errónea susceptibilidad de la personalidad al recibir los desaires, la incomprensión, el desagrado o el orgullo herido, y cosas por el estilo; ya que esto, abre la puerta de la autocompasión.

Gran defecto es la súper-sensibilidad del individuo que ayuda a los demás, y sienten profundamente los negativos comentarios de sus congéneres.

Para combatir tal extremo, siempre se habrá de tener presente el consejo de don Quijote a Sancho: "Ladran amigo Sancho, luego cabalgamos...".
Méndez, Ricardo S.
Méndez, Ricardo S.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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