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Alegría ciudadana

miércoles, 03 de agosto de 2022
Un refrán nuestro dice que "tres Galegos, catro opinións". Aunque me duele, reconozco que en no pocas ocasiones refleja una verdad que todos hemos constatado. En nuestra ciudad no son pocas las situaciones, los lugares, las cosas, que generan esas divergencias de opinión y, a veces, los más ignorantes son quienes pretenden sentar cátedra con lo que dicen. No voy a citar ejemplos, pero todos conocemos bastantes.

Algo debe tener a Mosqueira cuando, contradiciendo este modo de ser, ha generado entre el vecindario una opinión unánime de aprobación. A todos nos gusta cómo ha Alegría ciudadanaquedado y quien más quien menos, ya ha ido por allí en más de una ocasión para disfrutar del espacio nuevo que se ha generado.

La visión la teníamos, allí todo era visible desde hace tiempo, pero la veíamos con las prisas debidas a la velocidad de los coches, nunca de modo reposado. Siempre hemos pasado corriendo por a Mosqueira. Ahora se ha peatonalizado, se ha acondicionado de modo compatible con una utilización tranquila por nuestra parte y podemos verla de otro modo. La vemos sorprendidos, pues no esperábamos tal perspectiva local. Aunque tenemos mil sitios desde los que ver nuestra Muralla, a Mosqueira nos ofrece una perspectiva completamente nueva y, siempre, sorprendente.

Tal vez lo primero que impresione sea la grandiosidad de la Muralla. Cualquier lugar es bueno para apreciar su monumentalidad, pero creo que es allí donde, por diversos motivos, la apreciamos de modo más contundente. La vemos encumbrada sobre una suave pendiente; está a suficiente distancia como para abarcarla en una extensión respetable y, también, tener una zona ajardinada peculiar, sean detalles que le confieran singularidad en relación a otros bastiones del mismo monumento en nuestra ciudad. Me gusta el césped al pie del bastión haciéndome pensar que recreamos su contorno inicial.

Hay calles "humanizadas" de Lugo que evito siempre que puedo, por su inhóspito aspecto. Pero voy a la Mosqueira por muchas causas. Incluso me gusta el acceso al lugar, seguramente no pretendido. En muchos amplios espacios urbanos de Galicia ocurre que sus accesos se realizan a través de tortuosas calles, de modo que el amplio recinto no se ve hasta que se está en ellos. Ocurre en nuestra Plaza Mayor y sus accesos desde Conde de Pallares, Dr. Castro y calle de la Reina. Aquí, en a Mosqueira, tampoco se ve la amplitud urbana hasta que estamos dentro de ella. Hay quienes hablan de barroco de contrastes en urbanismo, no lo sé, pero lo tenemos en esta zona y para muchos es una sorpresa acceder a él desde cualquiera de sus accesos.

El pavimento no es el duro gris de otros lugares. Éste es ligeramente crema, que en grandes superficies confiere al lugar un tono acogedor que puede que muchos no aprecien de modo concreto, pero que todos notan. Diferente para mejor. Muchos bancos, de forma diversa, pero de piedra casi todos. Solo unos adosados a unos muretes en la amplia jardinera triangular que pretende continuar la planta del edificio de Eloy Maquieira, presentan asientos de madera. Los demás, no muy apropiados para gente mayor.

Me gustan las plantas que se han puesto, en especial los árboles y los arbustos, aunque tengo mis dudas sobre si la poca profundidad de las jardineras será capaz de sostener esas plantas con sus portes correspondientes, pero eso tiene fácil solución. Su mantenimiento adecuado requerirá un incremento presupuestario, pues no son cuatro matas las que se han puesto allí.

Por estas y más razones, creo que hemos ganado un bonito espacio para nuestro deleite. Los lucenses vamos allí de paseo, a ver y a disfrutar del entorno. Es mucha la superficie ajardinada que tenemos en esa zona si sumamos los jardines de la plaza de la Constitución, Mártires de Carral, San Roque y este de a Mosqueira. En este verano se celebran festivales en ella, y me gusta. Echo en falta la presencia de alguna terraza en la parte alta donde, descansadamente, tomar algo disfrutando de la vista. Algo que agradeceríamos los propios y los extraños.

Una reflexión. La misma unanimidad que aplaude esta obra, rechaza lo realizado en San Marcos. Si tiene criterio para aprobar, también lo utiliza para rechazar.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


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