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En Galicia/Galiza y, III

viernes, 15 de julio de 2022
Ya se ha despertado del sueño de la noche, y la viajera, le ha indicado, que hemos visitado/estado en carne, en este vientre del mundo, Galiza, tres veces, en 1985, 2002 y hace unos años.

El recuerdo es real e irreal, imaginario y soñado, parte olvidado, parte desolvidado. En aquel Santiago, visitando al lado de la catedral, el Parador actual, antiguo hospital de peregrinos, con sus patios y arquerías, que ahora, en un lapsus de memoria, estaba confundiendo con el Parador de León, dónde el maestro de maestros, Quevedo, estuvo encerrado, por hablar/escribir demasiado. Porque todo escritor, por lo general, escribe demasiado, y por eso, generación tras generación es sancionado. Después, recordado y alabado, pero de momento, llenado de grilletes, de una manera o de otra. Pero este caso y ejemplo, nos recuerda, como en la memoria, se nos mezclan, lugares y sitios y recuerdos e ideas.

En aquel viaje organizado que los dos cuerpos-mentes-almas visitaron Finisterre, aquel día, dónde la viajera, ya casada, reciente novia con anillo de casada, se cayó y dobló un tobillo, creo que frente al mar de Cambados, aquel viaje, dónde visitamos los hórreos mayores de toda Galiza/Galicia, no recuerdo el lugar del nombre de la caída. Aquel viaje que después fuero a un lugar, donde su seguro indicaba que tenían que atenderlos, para realizar el diagnóstico si el pie era grave su daño. Aquel lugar, que un norteamericano, quizás de mi edad de ahora, se nos acercó con respeto y piedad, y nos dio una toallita llena de alcohol y olor, para que se diese en el pie. Aquel viajero que ya sabrá si existe Dios, me imagino, que nos contó, que él era descendientes de españoles, no sé si de padre o madre, abuelo o abuela, y, que cada año, visitaba algún trozo de esta península, supongo para entender y comprender su existencia y su vida. Quizás, como todo viaje, para descifrarse lo que se es o se ha sido, porqué y por qué se hizo aquel acto o se tomó aquella decisión. Recuerdo con agrado a aquel americano, que creo llevaba sombrero, y que jamás hemos vuelto a ver, ni a hablar, salvo esas palabras... Aquel viaje al fin del mundo, de Finisterre, que en algún bar/tasca los viajeros tomaron algo, y probaron las guindillas, esas, que por entonces, quemaban la lengua y el alma, y, aquellas que son capaces de hacer respirar muy deprisa y chupar más agua con alguna substancia, por lo general, destilado de cereales o cerveza –pero siempre en limitación sanitaria correcta, porque el alcohol, en demasía, ha traído muchos sufrimientos a muchas historias personales y familiares y colectivas y sociales y estatales...-.

Los dos viajeros, sin bajarse, pasearon con las cuatro ruedas por distintos espacios de Pontevedra, visitaron como en un viaje turístico sin autobús y sin guía, y continuaron, hacia Sansenxo o Sanjenjo, descansaron, visitaron la playa, pasearon un rato, la viajera se bañó los pies en esas aguas azules y frías, ya no recuerdo si degustamos comida, pero si supongo un aperitivo. Recordaba entonces, que de aquel lugar o en aquel lugar, el presidente de gobierno de esta sociedad, tenía casa, tenía alojamiento, no sé, si por aquellos días estaba por aquel espacio. Después, me enteré, que uno de los articulistas, jóvenes, ahora de mediana edad, ha nacido de estas paredes, un joven talento que ganó el Premio Julio Camba, antes de este viaje, y que desde Madrid, lo llamaron a un rotativo nacional, y, aquí en el centro de las Españas, vive y existe –si no recuerdo mal-, pasó del mar a la tierra de Castilla, al poblachón manchego, de la Mancha que eso es Madrid...

Los dos viajeros/viajaron, continuaron hacia Vigo, pernoctaron y durmieron en aquella ciudad. Conocí a una profesora de este lugar y lagar, hace unos años, que había arribado a la Mancha, y, en ella vivía y existía, dando lenguas clásicas, no sé si volvería a su lugar de origen. Sentada esta ciudad sobre un monte, mirando al eterno mar. Allí en Vigo, los dos miradores de realidades, ascendieron por un ascensor a una terraza/bar donde admiraron el tiempo y el espacio y el horizonte del agua moviéndose en sus moléculas de tiempo y espacio. Todo es tiempo y espacio en este universo material de energía visible e invisible. Dónde se acercaron al silencio y a la sinfonía de la vida de sus existencias. El viajero y los dos viajeros han pasado los años, y lugares, y alegrías y penas, y esperanzas y enfermedades como toda vida, pero también, de pesar, unas decenas de kilos, a pesar un poco más... Eso es también la vida, los kilos o deskilos que se van ganando o se van perdiendo...

En algún lugar, de esos viajes, el último me parece, en algún lugar, al lado del mar, no recuerdo el nombre, no se ofendan, entre unas calles, encontraron el plato del día, un combinado de mariscos. Los dos viajeros junto a otros, algunos, parecían de aquellos lagares/lugares por el acento y por algunas palabras, que se mezclaban o frases de vez en cuando, del gallego ancestral y actual, con futuro y moderno y con pasado. Pues en aquel lugar, que no recuerdo el nombre, tendré que preguntarlo, a la novia, ya entonces, con varios lustros de casada ahora, que supongo recordará, e, incluso dirá, más detalles. En aquel patio interior de aquel lugar dónde los hombres, intentan unir presencia y recuerdo. -Ya me ha indicado la pariente más que pariente, el lugar de la mariscada- La Toja, pueblo y aldea y lugar y ciudad y megalópolis de sueños. Porque los hombres, no olvidemos, agrandan o disminuyen todo, también los lugares, también los recuerdos...

Aquellos dos viajeros, esperan volver a esta tierra, ya con algún descendiente, o con todos, aquellos dos viajeros que también les indican a los gallegos de tierra o de mar, que también, podrían visitar alguna vez, la Mancha, esta Mancha llena de tierra y horizontes, esta Mancha que también tiene un lugar en el corazón de muchos hombres, esta Mancha de Castilla y de España y de Europa. Esta Mancha que solo tiene mar de horizontes de tierra, pero que también tiene corazón... Esta Mancha en estos tiempos de inflación y de guerra en Europa. Esta tierra ansiadota de paz, como Galicia...
Caminero, Jmm
Caminero, Jmm


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