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Hablando de suelos

miércoles, 13 de julio de 2022
Creo que las calles deben ser acogedoras, invitarnos a estar en ellas, a vivir en ellas. No a recorrerlas de modo apresurado. Pero, ¿qué considero necesario para hacerlas acogedoras? De eso tengo algo de qué hablar.

Primero, el color de su pavimento. No sé la causa, pero en Lugo la casi mayoría de calles tienen un triste suelo color gris, a veces inhóspito. Ya digo, desconozco su causa, pero encuentro que ese color es poco acogedor al verlo en amplios suelos de nuestras calles. Por el contrario, todos, o casi todos, celebramos el resultado de las obras de A Hablando de suelosMosqueira y tal vez parte del buen efecto conseguido sea el tono de color de su pavimento. Pues mientras el color de los suelos anteriores es gris y frío, el coloor de los suelos recientes presenta un ligero color crema, que en grandes superficies confiere al conjunto un tono más cálido y acogedor.

Si hablo de suelos ciudadanos, debo decir que otro detalle que me gusta en ellos es la presencia de dibujos geométricos. Tampoco en Lugo andamos sobrados de este detalle. Hay, sí, un andén de Santo Domingo, en concreto desde su encuentro con San Marcos hasta el fondo de la plaza. Podemos ver allí una secuencia de tres tiras de baldosas rectangulares de granito gris, alternadas con otra de color rosa muy tenue y más estrecha que las grises. Un adorno tan apagado que tal vez muchos no han reparado en él. Esta parte de acera está muy mal tratada, con baldosas rotas y. en algunos casos, remendadas con pegotes de cemento. Un mantenimiento deplorable.

Debo decir, y me alegra, que el soleado de nuestras calles es bueno, laborioso y bien ejecutado. Paro los elementos utilizados para hacerlo no nos permiten disfrutarlo. Por ejemplo, la calle Armañá presenta cuadrados de adoquines (artificiales) enmarcados por anchas tiras de granito que se cruzan formando amplios cuadrados. Muy bonito y bien realizado, pero monótono en un gris que casi ni se distingue, a no ser que llueva y el granito y los adoquines adquieran diferentes colores. Pero cuando llueve no se está para apreciar adornos.

Color gris en la calle de Armañá, como en Quiroga Ballesteros, o en San Marcos, o San Pedro, o en la Raiña. Colores que contribuyen a conferir cierto aire de tristeza a nuestras calles.

Hay un tramo de Ronda que me gusta mucho. Es el que discurre desde la Puerta Aquirre hasta la esquina del Reducto Cristina. Allí confluyen varios detalles que, según mi modo de ver, contribuyen a la belleza del lugar. Por una parte, está la Muralla y ese lienzo resulta muy prometedor para quienes llegan a visitarnos utilizando las líneas de buses. Son bonitos los bancos que hay allí, con sus amplias jardineras adosadas y con tierra suficiente como para sustentar plantas de cierto porte, árboles de crecimiento controlado o arbustos.

Esos elementos ornamentales descansan sobre un suelo diseñado en dibujos formados por cuadrados delimitados con diferentes tipos de solería, confiriendo al conjunto un sobrio y elegante aspecto. Aunque todo es de colores grises, las gamas son suficientes para poder apreciar los adornos. El conjunto resulta muy bonito, tal vez algo oculto entre tantos bancos y jardineras. Por otra parte, me parece que pocos han reparado en esta parte de la Ronda, pues es un lugar de paso. Y quienes lo utilizan siempre llevan prisa.

Me duelen los colores grises en nuestras calles, así como la ausencia en ellos de algún tipo de dibujo o disposición que les confiera cierta variedad original. Fuera de Murallas, vemos bonitos y acertados ejemplos de suelos con logrados dibujos y colores. Recuerdo ahora las calles Divina Pastora, Menorca, Isaac Díaz Pardo, y alguna otra.

Creo, repito que es mi opinión, que todo es cuestión de imaginación y una cierta dosis de valentía. En las calles podemos ver los resultados de buenos operarios, que los tenemos. Pero faltan quienes decidan los colores y las disposiciones de las piezas que se utilizarán. Estos tipos de suelos no son más caros, pero sí resultan más agradables para todos.

Pienso en calles alfombradas con dibujos geométricos que las hagan agradables, acogedoras.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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