Puedo bendecir locales comerciales, automóviles y mascotas, ¿yo no podía bendecir a mis amigos que son magníficas personas, cercanos y solidarios, solamente porque son gais? ¿Qué demonio debe tener eso de ser gais para que mis amigos hayan sido tan

despreciados, señalados y marginados?
Siempre me acercaré para bendecir a mis amigos y hacer presente a Dios donde seguro que ya lo estan desde el comienzo porque el amor fue y es protagonista y dice san Juan que "Dios es amor".
La iglesia católica está perdiendo el paso de la modernidad y no acaba de acompañar la vida real, con sus luces y sombras, del presente que nos toca vivir, encorsetados en ritos que la gente entiende cada vez menos, por muy teológicos que sean, y eso puede explicar, en gran parte, la deserción constante que estamos sufriendo. Parece que ya solo se casan por la iglesia el 17 por ciento de los nuevos matrimonios y con tendencia a la baja. ¿Qué ha de suceder para que reaccionemos?
Bendecir a mis amigos y hacer presente a Dios en su vida, donde seguro que ya lo estaba desde el comienzo porque el amor fue el protagonista y dice san Juan que "Dios es amor". Ellos me lo agradecen mucho, se les ve muy felices y confirmaron mi bendición con un beso entre ellos. Las madres, mujeres creyentes, no pueden disimular su alegría y mucho más cuando les regalo una pequeña cruz que yo había comprado con esa intención.
Tal vez algún quede alguien por ahí de la antigua escuela que me recrimine por haberme presente en la vida y sin clasificar a los hijos de Dios, cuando EL AMOR puro y transparente es un presencia Dios porque DIOS ES AMOR. Pero como no me recrimina mi conciencia, doy gracias a Dios por la experiencia vivida, en mi vida sacerdotal en buena sintonía con el colectivo gay ya que fue muy humana y gratificante