Eucaristía y Caridad Política
Si la Eucaristía celebra una entrega, una donación, un servicio, no es posible celebrarla más que en búsqueda de justicia, en dinámica de caridad.
Sin embargo, la caridad ha sido frecuentemente falseada, reducida espiritualmente a consuelo de afligidos y materialmente a limosna. Para restituir a su sentido primigenio, se que la caridad era amor. Pero también el amor ha sido prostituido por la retórica o la inoperancia. Se lo ha reducido al amor sentimiento o al amor-belleza.

Un primer paso del rescate del amor o de la caridad ha consistido en situarla como constitutivo antropológico humano. Más no puede quedar reducida la caridad al ámbito personal, familiar o conyugal. La relación del amor no es simplemente yo-tú, sino YO-PUEBLO, yo-hermanos. Sin praxis, es decir, sin acción transformadora del mundo, no hay amor, no hay caridad. EL AMOR CRISTIANO ES CARIDAD POLÍTICA; ha de alcanzar a la sociedad entera.
El prójimo evangélico no es tanto el que está próximo cuanto el que padece necesidad, el desheredado, el desvalido. Los actuales desvalidos no son hoy personas aisladas, sino clases sociales y países enteros. La liberación y su celebración cristiana sólo es posible a partir de la praxis de la CARIDAD POLÍTICA.