Y, la Sierra de la Culebra ardiendo y los parlamentos en limbo de su irrealidad.
El maravilloso paisaje vivo y cambiante de los castaños en flor y en otoño cuando sus hojas alfombran la Ruta Quintá-Río Donsal, son ejemplos de belleza natural en grado
sumun.
Una sentada en su entorno es como contemplar el mejor cuadro de un museo de un pintor de renombre. Es sosiego y energía para los sentidos, paz interior, seguir caminando por las lomas, montañas y adversidades de la vida.
Retazos verdes para la tarde de este domingo de junio y contrapunto de lo que está ardiendo en la Sierra de la Culebra en la provincia de Zamora en Castilla-León y otros puntos de España, que acreditan imprevisión, falta de prevención, falta de protección, falta de trabajo pro ambiental, falta de compromiso social para la conservación y protección del paisaje que no arreglan las elecciones ni las sesiones de control de los parlamentos, ni los plenos, ni las tertulias de opinantes ni la pasividad de gobernantes y representantes de los ciudadanos, ni se ocupas los medios de denunciar las causas-origen.
Nadie sale de los despachos, oficinas y pantallas del ordenador o móvil, ni de los "foros" parlamentarios irreales y de representación autonómica, provincial ni local. Se diagnostica sin ver al paciente, sin preguntarle, sin escucharle, sin hablarse y dialogar ni asimilar las normas rectoras de legal aplicación.
Estamos ante un COVID VERDE de carbonización, de falta de oxígeno, de supervivencia de especies, de destrucción de legados milenarios de las generaciones que nos precedieron que no arreglan las elecciones a cualquier nivel, en lo que las ciudadanas y ciudadanos tienen su cuota de responsabilidad. Lo que sale es lo que se votó previamente. Criticar luego lo que hacen los votados es una inconsecuencia absoluta entre lo que se dice, quiere y se hace.
No solo está en riesgo extremo el patrimonio natural, el paisaje, los tesoros ambientales, culturales, la salud colectiva y la sociedad civil sino el concepto y formas de ejercer la democracia, la representación política y el poder instaurado y practicado en la antigua Grecia, en Roma y Reino Unido. También está en cuestión la función de los medios y lo que emiten y divulgan. Unos y otros se retroalimentan, a lo que hay que añadir -ahora- la influencia y juicios de valor formulados a través de las redes sociales y los mensajes telegráficos de apoyo, lotería o condena eterna a los infiernos.
La utilización de los recursos naturales, las reservas hídricas, la biodiversidad, el equilibrio de las especies, la despoblación rural y crisis de alimentos, el no funcionamiento de las Administraciones y la discriminación digital no están en la agenda, pero existen, dejan secuelas como los accidentes y los infartos, de por vida.
Los parlamentos se han convertido en espacios de desfile de seudo modelos, de chabacanería, de simplificación, de descalificación, de mensajes sin contenido y fuera de la realidad que representan para que luego legislen los administrativos, los despachos profesionales, los lobbies y arda la Sierra de la Culebra. ¡¡¡Así nos va!!!
