Subterfugio
Fernández Olmedo, Jesús Antonio - miércoles, 20 de abril de 2022
Los pájaros vuelan ahora sobre el hedor que se esparce por la campiña
a unas temperaturas bajo cero y esto lo aísla todo.
La tierra se lo come todo, me dijo un vecino que ya los cuerpos
se habían convertido en un problema de salud.
El rinoceronte helado hizo un reconocimiento visual rápido
adonde estaba todo lo esparcido y vio que había
unos 30.000 habitantes en aquella época.
La conocida comunidad de elefantes ahora tiene
pesadillas cuando escuchan ruidos de buitres pero
de momento siguen vivos.
Mi padre compró una estufa de gas para
lavar al perro que comía algas vivas de merendar.
La destrucción de las vías logísticas es un hecho
en las paredes de la monótona camioneta que
balancea sin ton ni son, pero sus compatriotas
siguen con esa cabeza dura que no claudica.
En Filadelfia los cangrejos van para adelante y
los elefantes caminan hacia atrás y no puedo
ver más debido a los alientos de los hombres
que me nublan los espejos de mis gafas.
Dicen los que opinan, porque aquí solo hay
en este territorio 2 que lo hacen, el resto está
ya condenado al silencio de las tórtolas o a
exhumar los pies dentro de la cadera que había
encontrado por fin al sospechoso de todo
esto, el que había causado "El Gran Problema".
Por mí no hay problema pueden continuar
buscando más culpables, que ya no voy
a pedir un préstamo, sino que garantizaré
unas subidas salariales para mi comunidad
de una 2,36% frente al IPC.
Escalando un punto por arriba o un punto
por abajo la compra de la deuda según
me decía la limpiadora aprobaré que las
jirafas sean las capitanas o presidentas
de la gran comunidad ya que son ellas
las que tienen una visión desde la atalaya.

Fernández Olmedo, Jesús Antonio
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