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El Diario de Yitzhak Rudashevski

viernes, 18 de marzo de 2022
La humanidad y no solo el pueblo judío tiene que asumir la enorme tragedia del holocausto. Esto sucedió a los hombres y lo hicieron los hombres. Tenemos el deber de hacernos preguntas.

Yitzhak Rudashevski (1927-1943), falleció tiroteado en Ponary. La masacre de Ponary o Panerial, en el que murieron unas cien mil personas -entre judíos, polacos y soviéticos- entre julio de 1941 y agosto de 1944.

La primera anotación de este diario se produjo en junio de 1941, la última el 07 de abril de 1943. El diario está en una libreta pequeña de 204 páginas, en idioma yidish, narrando su experiencia en el gueto de Vilna.

Parece ser que en esa época, era frecuente que padres incentivasen o sugiriesen a sus hijos que escribiesen un diario. De ser cierto este concepto, diríamos, que los diarios del gueto estarían dentro de esa capítulo. Quizás, no se haya valorado, lo suficiente, el género diaristico o memorístico en forma de diario, construido por todo tipos de personas. Quizás, no se hayan conservado los suficientes, de todas las situaciones humanas de y en Europa, para poder valorar mejor el esfuerzo de estos diarios.

En el Diario se nos narran experiencias de la vida cotidiana, el enorme interés colectivo y personal del autor, por la literatura y la cultura. En situaciones tan dramáticas y tan radicales, con tanta incertidumbre y vulnerabilidad, con tantas carencias. El espíritu humano, la carne-mente-espíritu humano intentaba tener un lugar bajo el sol y la luna y las estrellas y la galaxia. Todos los tiempos son difíciles, pero estos en concreto, y para estas personas, fueron radicalmente difíciles.

En ese afán, múltiple, de razones diversas, estoy construyendo una serie de artículos periodísticos literarios, sobre la cultura judía y el judaísmo y, por tanto, los Diarios del Holocausto, tienen un lugar. Desde el saber humano, desde la experiencia humana, desde el corazón humano tenemos el deber/derecho de intentar entender-comprender-pensar la realidad humana. Lo que somos, y lo que somos es lo que estamos, somos y hacemos, estamos y hacemos. La tragedia de la shoah-holocausto no tiene nombre, ni adjetivos, ni verbos. Está más allá de la comprensión-entendimiento humano. Al menos, del mío. Podemos ir deduciendo e induciendo variables y causas y motivos y realidades y circunstancias y conceptos e ideas, pero es imposible el entender. Al menos, para este modesto escribiente.

Leí hace unos años el libro-informe de Arendt sobre Eichmann en Jerusalén, en estos últimos días he visionado-percibido-visto-pensado la película. Qué se puede decir-expresar-pensar. Lo primero, indicar, que no soy judío, ni herederos de judíos, al menos, en estas últimas tres o cuatro generaciones –no sé hace cinco siglos-. Indico esto, porque mi visión-perspectiva-dimensión-óptica es desde estos supuestos y presupuestos. Intento desde la racionalidad intentar comprender la enorme irracionalidad, individual y colectiva.

¿Cómo explicar la muerte, pongamos una cifra de un millón de niños y niñas judías, un millón o un millón trescientas mil o un millón y medio…? ¿Es imposible, al menos, bajo mis conocimientos que dispongo, de mi inteligencia, de mi afectividad, de mi voluntad, de mi racionalidad y de mi irracionalidad…? ¡Me es imposible, acepto mi imposibilidad entitativa y ontológica para entender y comprender esto…! ¡A veces, en serio y broma, me digo a mi mismo, necesitaríamos otro genial Freud, o el mismo Freud, de haber vivido veinte años más, para que nos hubiese interpretado algo de este mundo…!

En estos artículos que he ido pergeñando al papel de la electrónica. No deseo hacer daño a nadie, he ido, en cada uno, desarrollando una posibilidad, descifrar una pequeña variable. Y, quizás, con las veinte o treinta que ya hemos indicado, entre los escritos y los artículos, se puede concebir un panorama global, no perfecto, pero si explicativo en un tanto por ciento más alto.

Empecemos. ¿El Dirigente Máximo del que partió la orden, pudo sufrir enormes traumas y heridas de joven y de niño y de adolescente? ¿Pudo echarle la culpa de la tiranía y crueldad de su progenitor, porque era descendiente no legítimo o natural de un abuelo judío? ¿Por tanto, su padre era judío? ¿En el enamoramiento, real o supuesto de su sobrina, que después falleció en condiciones nunca explicadas totalmente, parece ser que ésta se quedó embarazada de un hombre judío?

¿La Autoridad Máxima, que parece ser, fue el creador de esta orden, la exterminación de un pueblo, de millones de personas, de un millón y pico de niños…, pudieron influir esos dos hechos o traumas o heridas que estarían en el fondo de todo…? ¿La autoridad Máxima a lo largo de los años fue incentivando ese odio-rencor-venganza-maledicencia sin límites ante el pueblo judío? ¡El señor Freud, con su eros y thanatos, nos lo podría haber explicado…?

Con estas preguntas, bajo ningún concepto se justifica la crueldad-tragedia-masacre-holocausto-realidad, pero si encontrar una variable más, en la enorme ecuación de las veinte causas o treinta que pudieron influir. Pero en un sistema no-democrático, de tipo tiránico, la personalidad del líder máximo, como se ha demostrado a lo largo de la historia es esencial…

¿Evidentemente, están multitud de otras supuestas e hipotéticas razones, pero estas dos realidades, de ser ciertas o imaginarias en la imaginación enferma o patológica de un ser humano, pudo ser el desencadenante último y profundo de dar esa orden…?

Solo indicar que sugiero se realicen documentales, expónganlos en Internet sobre todos y cada uno de los Diarios de estos adolescentes. Es lo menos que podemos hacer por ellos. Un millón y pico de niños y niñas, menores de catorce años. Son muchos niños.

Muchos niños que podrían haber tenido hijos, ahora podrían haber tenido nietos, biznietos. Podrían haber ejercido profesiones, habrían llevado una vida normal y rutinaria, con sus dolores y sus alegrías. Podrían haber descubierto, quién sabe nuevas concepciones sobre el mundo. Podrían haber sido buenas o medianas o regulares personas. Podrían haber tenido su oportunidad, como nosotros. Como usted y yo.

Un solo niño-niña muerto en un gueto o un campo de concentración o de exterminio ya habría sido una cifra enorme e imposible de entender y comprender. Porque toda vida humana, toda, cada una, es infinita e ilimitada en su valor. Cada vida humana es un ilimitado regalo-don-misterio-enigma que la Naturaleza y la Sociedad y el Buen Dios nos regala...

No se sacrificó a un millón de niños/niñas, sino a cientos de millones que podrían haber ido naciendo durante los siglos posteriores. No se mató-sacrificó-asesinó a un millón y pico de niños-niñas, sino a docenas y cientos de millones, que habrían sido sus descendientes a lo largo del tiempo. Paz y paz y paz.
Caminero, Jmm
Caminero, Jmm


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