No al clericalismo ni a una Iglesia Misogina (sólo gobernada por hombres). Otra Iglesia es posible. Dia internacional de la mujer.
Gálatas, 3.
La Biblia de Jerusalén
(28) Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Defiendo la riqueza de la pluralidad y que, como en cualquier otro ámbito de la sociedad, no se prescinda de las mujeres ya que, si no, los valores de nuestra espiritualidad, media Cristiandad se los está perdiendo
Es una lástima porque nuestra sociedad se ha enriquecido con el aporte de las mujeres a la ciencia, a la educación. Reclamo para el ámbito eclesial algo que no esté en la sociedad civil ni nada que no esté en el Evangelio ni en las enseñanzas de Jesús.
El mandato de Jesús no se cumple si hombres y mujeres "no caminan a la par". El principal problema de la institución es el clericalismo.
Cuando las mujeres lleguen a estar en pleno derecho en la Iglesia veremos renacer una eclesiología distinta: circular -ahora es piramidal- y en la que todos podamos decir lo que realmente queremos vivir y soñar.
Mientras, los nombres femeninos asoman tímidamente en algunos cargos eclesiásticos de peso, como es el caso de Beate Gilles, secretaria general de la Conferencia Episcopal Alemana; Nathalie Becquart, primera mujer con derecho a voto en el Sínodo de los Obispos; Margarita Bofarull, miembro ordinario de la Academia Pontificia por la Vida; o María Inés Ribeiro, consultora de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica.
Considero que estos nombramientos son algo significativo y que gestos como regular que las mujeres puedan dar la comunión y leer en misa, algo que ya se hacía de forma habitual, es "insuficiente".
Es como un caramelo . Pero estoy pidiendo otro tipo de cosas: la igualdad, el derecho a voto en los Sínodos, el derecho al sacerdocio o la palabra igualitaria.
Todo va a la par: si se combate el clericalismo es más fácil poder abordar el tema de los abusos sexuales, la mala distribución del poder, la invisibilización de las mujeres.
El presidente de los obispos alemanes, Georg Bätzing se ha mostrado favorable a "cambiar parte del catecismo" de la Iglesia católica en lo que se refiere a la sexualidad, tal como recoge Katholisch. "La sexualidad es un regalo de Dios, no un pecado", ha apostillado el prelado.
Mujeres sacerdotes: Que las mujeres entren en el ministerio ordenado", para lo cual "las diaconisas serían un primer paso, ya que "muchas tienen la vocación de hacerlo". "La tradición de que siempre hay un hombre al frente ya no funciona, puedo sentir eso en nuestras comunidades", ha asegurado. "Necesitamos la fuerza de las mujeres, y debemos confiar en ellas para seguir adelante".
Y citando a la teóloga Pepa Torres, defiendo que las mujeres cristianas feministas tienen tres poderes: el poder de decir no a lo que no humaniza, el poder de soñar con otra Iglesia o incluso con otro mundo posible.
