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Los pedos y las vacas

jueves, 03 de febrero de 2022
Cuando era un niño jugábamos con mis amigos a cambiar la posición de las palabras. Por ejemplo, no es lo mismo "una vaca al pedo, que el pedo de una vaca". Bien, este será el tema de la profunda reflexión que sigue a continuación.

La primera posibilidad la descarto de entrada, porque soy un fiel defensor del ganado bovino y su imprescindible participación en la dieta de los homus carnívoros, secta cada vez más perseguida, acusada de asesinato y vacofagia. Vamos a los pedos de las vacas.

Surgen diariamente extensos estudios que acusan a los pedos que se tiran los vacunos y las vacunas, de favorecer el cambio climático. El metano que contienen, subido a las alturas, favorece el aumento de la temperatura del planeta. Y no se le puede echar la culpa a San Pedro.

Hay que aclarar que los humanos que incluyen en sus dietas verduras de hojas, cítricos y legumbres, especialmente los que pertenecen a esos grupos en constante ampliación que son los vegetarianos, veganos, crudiveganos y otros que terminan en anos (igual que los pedos, vaya), eliminan metano igual que las vacas y los vacos. Estos suspiros de judías suben también a la atmósfera, con la diferencia que en su paso por la superficie terrenal, en el interior de buses, trenes y ascensores, le amargan la nariz a muchos ciudadanos. Con el mal gusto que eso implica.

La conclusión es que todo mamífero de dos o cuatro patas elimina metano, que contamina el aire y jode el planeta.

Ahora bien, Europa está temblando de miedo porque es muy probable que el mes que viene temblará de frío. Y todo porque el señor Putin amenaza cerrar la llave del gas, que es lo que recomiendan cuando uno va a dejar la casa vacía un tiempo. Y resulta que ese famoso gas que amenazan quitarnos es metano. Formado hace millones de años por la descomposición de extensos bosques, mediante un proceso de fermentación anaeróbico muy similar al que ocurre todos los días en nuestras tripas. Los árboles se transformaron en petróleo y gas. Las vacas producen la bosta y los pedos, y nosotros algo muy parecido aunque las llamamos deposiciones y flatulencia. A esto hay que agregar el gas que se produce en las plantas depuradoras, que se libera a la atmósfera perfumando las urbanizaciones vecinas. Y el que se produce en los pozos o fosas sépticas, a donde son eliminados los remanentes intestinales de la gente de campo. Me han contado que algunas comunidades hippies de los 60 cocinaban con el gas que producían sus caquitas en una fosa cerrada. Otras fuentes de energía muy renovables.

Pagamos una bombona 22 euracos y nos tiramos los pedos en una forma inconsciente y, se podría afirmar, hasta con alegría. El mismo gas. Como esos que compran un globo o un pájaro para liberarlo inmediatamente. Absolutamente irracional en la época en que vivimos

Voy a hacer varias propuestas que no dudo contribuirán al mundo sostenible que tanto se está pregonando hoy en día. A las vacas criadas en las macrogranjas, se le acercará la boca de un tubo aspirador que llevará los gases eliminados a un compresor colocado en el techo, el que se encargará de envasarlo en unas bombonas reutilizables, para ser destinado a la calefacción o producción de energía renovable. Y limpia, siempre que se haya adecuadamente filtrado y no lleve restos sólidos. Con las vacas criadas en el campo, la cosa es más compleja y deberán proponerse soluciones alternativas mediante el estudio con las nuevas tecnologías. Se tendrán que diseñar mochilas con un tubo aspirador.

En los que respecta a los humanos y las humanas, propongo volver a las bombachas de goma (bragas de látex en España), que se utilizaban en los bebés antes que se inventaran los pañales desechables. Las emanaciones se conducirían mediante un pequeño conducto a un recipiente que se adosaría a los riñones, contrapesando la barriga en los varones y los pechos en las féminas. Al final del día se bombearía el contenido a un recipiente adecuado. Este invento tiene una ventaja agregada, en caso de viajar con la vecina del quinto en el ascensor, no habría necesidad de fruncir y tensar los músculos que cierran esfínteres. Podríamos seguir sonriendo plácidamente mientras suspiramos con las tripas.

Estas sencillas prácticas nos permitirían un ahorro considerable en la factura del gas, mientras contribuimos a disminuir las efectos del calentamiento global. Adjuntaré copia al Ministerio de Consumo.

Andrés Montesanto, un firme contribuyente a la producción de energía renovable.
Montesanto, Andrés
Montesanto, Andrés


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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