Carta de mi abuelo

Querido nieto:

Hoy, ha acudido a nuestra residencia donde me hallo, un técnico de ordenadores; para adiestrarnos y encaminarnos en la iniciática senda de los primeros pasos de la informática.

Esta ocupación, se encuadra dentro del periplo de actividades que la institución nos brinda para que, de alguna forma, sea más llevadera nuestra diaria realidad.

He podido comprobar cómo, pese a los esfuerzos que todos y cada uno de nosotros llevábamos a cabo; la edad, resultaba el inconveniente principal para desarrollar el enigma, diría yo, que supone la comprensión de las distintas funciones que implica el tratamiento automático del mundo de la información.

Pude verificar cómo, el técnico, con gran contrariedad y escasa sonrisa, intentaba por todos los medios posibles, establecer los para nosotros, mágicos y arcanos misterios, que cada ordenador encierra.

El pobre hombre, al cabo de un tiempo, comenzó a tomárselo a broma, ya que el rompecabezas crecía por momentos...

Pero, claro, aburrido ya del asunto, la burlona, irónica y mofa sonrisa, comenzó a dibujarse en sus labios.

Eso, me hizo recordar con cierto disgusto, los momentos pretéritos en los que mi hijo, con cierta displicencia y desdén, trataba de explicarme el funcionamiento de mi primer móvil.

Querid@s hij@s de todos los padres y de todas las madres:
Mis sugerencias, no son sino, que prácticamente todas vuestras madres y todos vuestros padres, se han entregado con resignación, tenacidad, empeño y perseverancia hacia vosotros. Reflexionad, cuán innumerables veces pacientemente han aguardado la finalización de vuestras tareas. Cuántas veces os han repetido cómo vestiros, cómo lavaros, cómo debíais tomar los alimentos, cómo abrocharos la camisa o, ataros los zapatos.

Las mil y una formas de enfrentar cada problema que habitualmente surgía. Al fin, querid@s hij@s, la forma de enfrentaros a ese día a día que tan bien lleváis, gracias a la constancia que ellos os ofrecieron con tanto ahínco y sufrimiento amoroso.

Ahora, los niños somos nosotros, por eso, tratad de soportar nuestras limitaciones y sabed comprendernos, aunque sólo sea para que la vida os reembolse con creces, la gratitud y ventura que nos habéis proporcionado. Tarea difícil, eso sí, dadas nuestras limitaciones para la tecnología actual.

Es por ello, que deseo aprovechar esta nefasta y funesta coincidencia que hemos experimentado con el "dichoso" cursillo, para ofrecer las anteriores recomendaciones para todos y todas hijas e hijos, que con tal compromiso explicativo se topasen.

La paciencia y la tolerancia, te conducirán a la virtud.

¡Practícalas con frecuencia!