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A Rúa do Miño

viernes, 31 de diciembre de 2021
Para mí, es una calle barroca. Lejos, sí, de edificios ostentosos que fueron sede de organizaciones complejas, aquí nos encontramos con casonas familiares construidas en una época en la que el barroco era el estilo preponderante y como tal se utilizó. Hoy es una calle bonita y de hermosas casas de las que es fácil intuir que fueron unifamiliares. Fachadas hermosas, elegantes, con balcones amplios, como también los ventanales y, en lo alto, bajo la cornisa, el escudo familiar. ¡Qué pronto se dice esto! Sin embargo, si paseamos por la calle, sin prisas y observando todo, nos llevará un buen tiempo disfrutar de tanta belleza escondida en cada detalle arquitectónico.

Viendo tal ostentación arquitectónica de riqueza, es fácil imaginarse a una gente adinerada, satisfecha de sí misma y gustosa de mostrar su poderío económico. En parte lo mostró construyendo hermosas viviendas, esas que aún nos resulta posible admirar. Pero tal situación no fue estable, la calle, todos lo sabemos, fue decayendo en su nivel social conforme avanzó el siglo y casi se fue apagando su actividad. Se modificó el nivel social de una calle y, con él, el de la gente que la habitaba. Dentro del recinto amurallado surgían nuevas calles con edificios que hablaban de nuevos habitantes con nuevas y prometedoras profesiones. Tal vez muchos vecinos de la Calle del Miño emigraron a otros barrios buscando un rango social que desaparecía en la calle que abandonaban. Pero al marchar, dejaron en ella la constancia del gusto y del refinamiento que tuvieron ellos y sus antepasados y con el que llegaron a adornar sus casas. Aún las podemos admirar hoy. Están alli con todo su esplendor. Muchas de ellas son capaces de sorprendernos por su sencilla belleza.
A Rúa do Miño
En general, viene a ser lo de siempre, primeros pisos con balcones y los superiores con galerías. Pero no puedo dejar de este modo simple la descripción de las fachadas. Hay mucho más que eso, pues vemos detalles que no se repiten en ninguna otra casa de Lugo, como galerías individuales en cada uno de los balcones, también individuales. Los accesos a las casas, las puertas de los portales, son amplias, y en muchos casos, los vanos están festoneados por sencillas guirnaldas talladas a lo largo de todo el borde, tanto en las dos jambas como en el dintel. En el punto en que el festón debe torcerse para seguir el ángulo que forma la jamba con el dintel, se describe un bonito y amplio dibujo disimulando el ángulo recto que describiría el adorno de no ser así. En esos adornos, yo diría que superfluos, es donde encuentro el gusto de sus habitantes por lo bello, aunque no sea necesario. Al barroco a veces le gusta jugar con lo accesorio. No he visto adornos similares en muchas casas de Lugo. No digo que no los haya, simplemente que yo no los he visto. Esta calle es incomparable.

El paseo es bonito si vamos con calma. Al fondo, la Tinería nos habla, su nombre lo dice, de antiguas curtidurías. Cerca del matadero, allí se prepararon cueros y pieles hasta que la modernidad apagó una actividad no competitiva. Las casas de la Tinería nos dejan adivinar una época en la que aún no estaba bien definido el urbanismo ciudadano. Todo muy extraño para los ojos de lucenses del siglo XXI, acostumbrados a fachadas muy simétricas en las casas, pero explicable en aquellos lugares en los que una cruel degradación social castigó al entorno a la pobreza y, por tal, hacer injustificable cualquier tipo de renovación. Hoy aquello es historia, y se pretende restaurar todo el entorno, tanto en lo social como en lo urbano, respetando las estructuras tal como han llegado a nosotros, definiendo un paisaje urbano sorprendente. Los porteros automáticos en los portales nos hablan de una restauración incipiente, así como otros detalles visibles para ojos sagaces.

La calle en ligera pendiente nos ofrece una perspectiva singular en Lugo, pues entre tejados aparece la torre del reloj de la catedral. No creo intencionalidad ninguna en el detalle, pero es otra convergencia de las muchas que encuentro con otras ciudades centroeuropeas, más o menos lejanas.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


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