El reloj y el reloj mundial en Alexanderplatz, Berlín

A una determinada edad de la vida, todo el mundo es consciente del tiempo, del pasado o del presente o del futuro, y, esto lo medimos con las diversas tecnologías del reloj.

Ciertamente la Física del siglo XX, Einstein y Max Planck y el resto de físicos y matemáticos hasta hoy nos han puesto en crisis el concepto de tiempo, y por tanto, de temporalidad, de espacio y especialidad, y, en consecuencia de y del reloj. Se está abriendo en el horizonte, contrariamente a lo que se pensaba, nuevas teorizaciones-modelos de la realidad del cosmos y del universo.

Estamos insertos en un mar-volcán-huracán de espacio-tiempo, que apenas vislumbramos lo que es, pero nosotros en esa corriente vamos dejando pasar acontecimientos, nos vamos como las flores en el invernadero, floreciendo y marchitando. Nacen y surgen multitud de hipótesis-teorías-posibilidades, que desconocemos cuales serán realidad dentro de unas décadas o generaciones, o quizás, surjan nuevas sobre todo, sobre el envejecimiento, sobre el existir más de cien años cada individuo humano, de viajes en varias dimensiones, de ciudades en el Sistema Solar, de viajes futuros a la galaxia...

El ser humano quiere entender el futuro, en definitiva, el tiempo, para intentar comprender-conceptualizar mejor el presente. De ese modo, crear una red que atrape su yo, de una forma más profunda en si misma, en la veracidad del ahora y del ahora proyectado en el futuro.

A lo largo de la historia se han creado-inventado multitud de tipos-clases de relojes: de sol, de agua, de mecanismo materiales, atómico..., situados en la muñeca, en la torre, en el salón, Esto no es una realidad-invención-descubrimiento pequeño, hoy el mundo funciona por mecanismos horarios de microsegundos, dicen, aunque yo personalmente no lo comprendo, un error en algunos segundos, podría ser una catástrofe mundial. De tal modo, información que no sé si es cierta, existe una entidad gubernamental supersecreta y superdiscreta que en algún lugar del mundo, suponemos enterrada en docenas o cientos de metros, están para que el "reloj del mundo funcione de forma adecuada".

Estamos, en el mundo actual desde la mañana a la noche siendo medidos por estos artilugios teóricos y prácticos, que llevan en su seno teorías de la física, pero que también están organizados para el mecanismo social del tiempo, del trabajo, de poner de acuerdo a miles de millones de seres humanos cada día, para que vayamos de forma clara y evidente y puntual, a nuestro trabajo, a nuestro descanso, a nuestra comida, a nuestro sueño... Somos tiempo y somos en el tiempo, somos-estamos en tiempo y en el tiempo.

En las teorías metafísicas, que admiten que somos seres eternos, es decir, que disponemos de una inmortalidad del alma, desde que nacemos, existen dos concepciones de tiempo que se interrelaciona, el tiempo-espacio en esta vida, que de momento, existimos de media ocho décadas, y después, estamos llamados a ser-estar en la eternidad con el Buen Dios o no creemos dicha segunda posibilidad-hipótesis-teesis-concepción.

Cada ser humano, consciente o no, está situado en uno de esos dos-tres bandos-bandas-ideologías-filosofías-metafísicas, o cree, que solo disponemos del tiempo de unas décadas aquí, o, que piensa que somos eternos desde el momento de nacer, o, algunos dudan entre una posición y otra...

Bergson habló del tiempo real y del tiempo psicológico, de ahí, siempre el ejemplo, estás pelando patatas con un cuchillo y ese tiempo se te hace inmenso, estás hablando con una señorita y ese tiempo se te hace corto. O, según las posibilidades de Einstein, el tiempo se alarga o se acorta según la velocidad del móvil, según se acerca a la velocidad de la luz, si es que he entendido algo de la relatividad, que no lo creo...

La realidad del siglo veinte, en todos los saberes y disciplinas, es que se ha sufrido una enorme revolución-cambio-transformación a y en todos los sentidos, teórica y práctica. Quizás, en parte la angustia-desazón-tristeza-depresión humana, en parte, se sufre por tantos cambios como hemos sufrido en dos siglos. Cambios en todos los conceptos y concepciones de lo humano, de la humanidad, del ser y de los seres. Tantos cambios que diríamos los moldes que durante siglos han existido, en la teoría y en los modos de ser, no hemos sido capaces de encajarlos con los nuevos. Nuevas teorías en biología, en física, en matemáticas, en filosofía, en ciencias sociales, en costumbres, en hábitos, en hechos, en actos...

Decían, en décadas anteriores, que íbamos encadenados al tiempo con el reloj de muñeca, ahora, vamos encadenados a un reloj que nos avisa de un mensaje recibido por Internet, en un móvil. Mañana, posiblemente, formaremos parte, con estas tecnologías, de lo que denomino "superorganismo", todos no formaremos ya sociedades, no como las que conocemos desde el Neolítico, sino posiblemente, nos acercaremos más al concepto de "termitero". Todos unidos-entrelazados por la información y los superordenadores a una masa-cerebro ingente de la totalidad. Pongan ustedes la imaginación que quieran.

Mientras tanto el Reloj Mundial, que nos indica los horarios de muchas zonas del mundo, relojes existentes en distintas partes del mundo. Aquí citamos este de Berlín, porque Berlín, ciudad semiolvidada por los acontecimientos tan graves de hace ochenta años, pero Berlín puede ser ese símbolo de Europa, de lo que Europa no se debe hacer así misma. Quizás, este reloj multihorario nos puede enseñarnos a que la Paz y la paz interior y la Pax sociopolítica es el enorme valor de la humanidad.