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Jardines de la Praza Maior (y II)

lunes, 27 de septiembre de 2021
Recordando jardines tan cuidados como tenemos en otras plazas, éstos, los de la Plaza Mayor, presentan un aspecto descuidado que me cuesta admitir. Pero mejor, voy a ir pormenorizando mi comentario para que quien quiera pueda comprobar cuanto digo.

Como he dicho anteriormente, considero al jardín como dividido en dos partes, estando el templete de la música en el eje de dicha división. La parte superior sería la que va desde esta línea hasta el edificio del Concello y, la parte inferior, desde el templete a las escaleras "del fondo".
Jardines de la Praza Maior (y II)
El jardín está flanqueado en su parte izquierda por una bonita fila de árboles de injerto en cuya parte superior hay ramas tipo llorón que caen elegantemente. Estas ramas injertadas a veces se desmadran, de modo que requieren un cuidado constante. Una labor de poda que evite, además, la aparición de ramas inútiles. Cada año, al terminar julio, casi todos los árboles tienen ramas supernumerarias, que les confieren un triste aire de desaliño. Con una poda oportuna, los árboles recuperarían belleza y elegancia. Hace tiempo que se eliminaron sus alcorques, supongo que ocasionándoles un daño. Al menos, no se les benefició.

En la parte inferior del jardín, siguiendo el semicírculo diseñado por los aligustres de la parte superior rodeando al templete de la música, hay carballos, en no muy buen estado, y algún arce. En un jardín en el que los árboles están más o menos agrupados formando conjuntos simétricos de ejemplares de la misma especie, nunca adiviné el criterio que llevó a plantar estos árboles sueltos en aquel entorno.

Están también los substitutos de los negrillos, muertos por epidemia. Para substituirlos, se trajeron árboles con morfologías concretas, que hubo que pagar. Esa forma requería un mantenimiento que nunca se realizó, de modo que han crecido perdiendo la forma inicial y formando un grupo heterogéneo y feo para cualquier amante de jardines que mire con ojos avisados.

De todos modos, en estos tiempos el jardín ha adquirido un nuevo e insospechado papel en la vida ciudadana. Ha aparecido en él una cierta cantidad de memoriales en honor de personajes nuestros. No pretendo comentar el valor artístico de estos hitos, pero me parece inapropiado tanto amontonamiento como hay allí. Hace un año se reubicó el monumento al maestro Juan Montes, un recuerdo itinerante que no veo que haya ganado mucho en este su último traslado y castigado de cara a la pared.

Hubo un recordatorio a los negrillos, representado en una placa situada sobre un tronco de árbol barnizado, pero despareció, desconozco la causa de tal pérdida. Está también el monumento a Luis Pimental, bonito, original y situado en un lugar apropiado próximo a su lugar de residencia.

Sigo con el inventario. Encontramos un juguete hecho con flejes metálicos y elásticos que invita a quien pase cerca a soñar que cabalga sobre su exigua e insegura plataforma. No sé si hubo alguna fractura ósea en alguna accidental descabalgadura, pero si ocurriese no me habría extrañado nada.

Además, está el monumento a los fundadores de la ciudad. Dos estatuas que con un brazo extendido cada una, sostienen un documento. Como están sobre una escalera en la parte baja de la plaza, definen el lugar apropiado para hacerse esa foto que, luego, servirá para recordar la visita a nuestra ciudad de todo aquel que aún no se la haya hecho tomando con fondo la muralla u otro monumento más significativo que esta pareja.

Tenemos, también, un quiosco de aire parisino sucio y arrumbado desde hace años, que parece no molestar a nadie. Su aire destartalado contrasta con el porte noble del templete vecino.

Esto es lo que veo en el jardín que más cariño suscita en mis recuerdos. Muchos recuerdos entrañables de mi infancia tienen este jardín como escenario. Hoy no está bonito ni cuidado, pero todo se arregla con voluntad de arreglo. Me duele verlo maltratado y olvidado.

Digo todo esto con gran pena pues hablo de nuestra plaza principal, la que queremos que represente lo mejor y más cuidado de nuestra ciudad. Lo digo pensando en los visitantes, pero también por nosotros mismos. Porque da mala imagen y quiero suponer que nos importa dicha imagen.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


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