'Influyentes' contra 'Invisibles'

Cuando estudiábamos, hemos podido observar que había asignaturas donde los estudios eran más objetivos que en otras mucho más ideologizadas. Así mismo, nos han abierto la mente para saber que los conocimientos evolucionan, y que las verdades irrefutables de antaño son hoy antiguallas superadas. De la metafórica costilla de Adán quizás hemos llegado hoy a que los seres vivos somos unas estructuras complejas de química y física; e igual que ahora se habla de una quinta dimensión, descubrimos que determinados elementos tienen propiedades curativas y, en cambio, otros son perjudiciales. Estamos hablando de evolución y nuevos descubrimientos, que son la base de la ciencia; sin embargo, también ella se ve puesta en cuarentena, porque el dinero ha entrado en juego, y ha sufrido cambios como la educación, y no siempre en la linea del conocimiento objetivo sino práctico, al estilo americano, de resultados e inmediatez. Quizás ese sea el meollo de la cuestión que voy a tratar: La lucha de los 'INVISIBLES' contra el reiterado acoso de los 'INFLUYENTES'.

Vaya como advertencia que no soy químico, pero leo lo que dicen prestigiosos investigadores de universidades como Harvard o Monte Sinaí, por ejemplo.

Los 'INVISIBLES' son personas enfermas como consecuencia de la agresión de los productos medioambientales. Se trata de personas expuestas a la agresividad de productos químicos de la vida diaria y que sufren la incomprensión de la medicina tradicional, y la consiguiente desconsideración del INSS.

Por su parte, los 'INFLUYENTES' (me niego a llamarles influencers) son personas dedicadas a la publicidad en redes sociales, con grandes beneficios, y que en muchos casos sirven a su señor. En televisión vemos con frecuencia a una colaboradora, 'influyente' gallega, que trata de desmontar nuestras afirmaciones. Lo que no cuenta es que trabaja para una conocida marca de cosméticos. En este contexto la industria química y sus derivados posee un extenso ejército de colaboradores que lavan la imagen de los perniciosos efectos de determinados productos como el glifosato, poliestireno, bencenos, bifenilos policlorados, mercurio, aluminio, blanqueadores de piel, ftalatos, etc., etc. Hoy está demostrado que las neurotoxinas son las responsables de la llamada 'enfermedad silenciosa' de estos pacientes. El gran público desconoce los efectos perniciosos de limpiadores, detergentes, cemento, tintes, pinturas... Y es tal el interesado oscurantismo como imprevisibles las consecuencias. Transcribo lo dicho por prestigiosos doctores de las universidades citadas: "Nos preocupa enormemente que los niños de todo el mundo se estén exponiendo a unas sustancias químicas desconocidas".

Y es en este apartado donde convendría hablar con honradez y usar esa ética que tanto se cacarea en los comités, pero se olvida en el vivir diario.

Ayer, 17 de septiembre, hubo una pequeña manifestación en Lugo de unas treinta personas, LOS INVISIBLES, que sufren enfermedades medioambientales con patología tan diversas como Fibromialgia, Fatiga Crónica, Sensibilidad Química Múltiple... Y que desconocen la mayoría de los médicos. Y aplicando aquel viejo e imbécil axioma de que "lo que se desconoce no existe", algunos osan tratar a estos enfermos de locos, descalificarlos o insultarlos. Puedo aceptar, con propósito de enmienda, que desconozcan la enfermedad, pero NUNCA esa desconsideración. Nada hablo ya del trato denigrante de los inspectores médicos- mal se puede valorar lo que se desconoce-,ni tampoco de la escasa empatía de cualquier responsable del INSS de Lugo que ni siquiera se acercaron a la puerta de la Delegación a interesarse por lo que allí ocurría. Baste esa actitud como muestra de botón de la calidad humana de nuestros responsables sanitarios.

Ya lo escribí en otra ocasión, si el problema es la cantidad de bajas, que van a ir creciendo, y la consecuente sangría económica que ello supone, bien podrían subsanar el problema prohibiendo miles de productos químicos causantes de las enfermedades; poner a los científicos a buscar remedios -la influyente incluida, por aquello del reciclaje continuo y para que acabe el doctorado-; y tratar a las personas con el debido respeto. No hablamos aquí del enfermo imaginario de Moliére sino de enfermos con los que convivimos día tras día ante el absoluto desamparo de las administraciones. Otro botón: muchas enfermas están sin vacunar (la mayoría son mujeres), otras tuvieron secuelas graves y algunas fallecieron sin que casi nadie en todo el país se preocupara por ellas. Y no vamos hartando de tanta demagogia política.

Se llaman LAS INVISIBLES porque su vida sólo tiene un tratamiento: el aislamiento social, es decir, vivir recluidas y sobrevivir como se pueda porque las administraciones nada contemplan. Ni siquiera en las aldeas están libres de pesticidas, pero mientras para otros hay negocio... Para fabricar herbicidas u hormonas de crecimiento para las vacas, para eso no hay problema. Pues ¡¡ojo ganadero!! también son peligrosas. Pero para eso hay permiso. Para matar a los ciudadanos a base del nuevo agente naranja también. Y ni el Ministerio dice nada de la vacuna de estos enfermos, ni la Consellería de Sanidade contesta, y el médico no sabe qué hacer.

En esta tesitura los enfermos se sienten los nuevos leprosos del siglo XXI. Abandono en muchos casos de familia, de falsos amigos, incomprensión de las instituciones, trato vejatorio en múltiples situaciones... los sufrimientos sólo los saben quienes los padecen y sus cirineos. ¿Cómo es posible que se les consientan tantos abusos a las industrias químicas? ¿Dónde están los legisladores con agallas que se enfrenten a esos grandes grupos de presión, trusts mafiosos, con ramificaciones tan sibilinas como ciertos "influyentes" - sucedáneos de maestros, más atentos a sus cuentas corrientes que a servir con dignidad a sus ciudadanos? Me temo que nos queda mucho camino por recorrer. Mientras, esperamos a los valientes.