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Plaza de la Constitución

martes, 07 de septiembre de 2021
Una plaza bonita, serena. Tal vez pocos se hayan sentado allí a la sombra de sus plátanos, pues me parece que muchos no la consideran como destino, sino más bien como un lugar de paso. Tal vez, sin haberlo previsto, ha venido a ser como una bienvenida para quienes llegan a visitarnos por bus. Al salir de la estación, lo primero que se ve al frente es este jardín y, al fondo, un paramento de la muralla que en muchos casos es el objeto de no pocas de las visitas que recibimos.

La plaza, sus jardines, la veo como dividida en dos partes. Una de ellas gira alrededor de la fuente de las ranas, obra de Manuel Mallo. Hablaré de esta parte ajardinada, pues de la otra no tengo nada que decir.

Como la plaza es horizontal y la Ronda viene describiendo una suave pendiente desde Recatelo, aquí se encuentran ambos planos y ese desnivel se salva con un murete de contención con pequeña escalera central, que lo divide en dos porciones rematadas por pequeños monolitos rematados con grandes copas de granito (tipo nuestro As de Copas).
Plaza de la Constitución
Desde la escalera central que comento, parte una vía que lleva a la Estación de Autobuses y que bordea el jardín. Tal vez sea éste un trayecto, que para muchos carezca de interés, pero lleno de significado ciudadano al mirarlo con atención. A medio camino hay una escultura representando a una familia rural, que evoca una visita entrañable ligada a nuestras Fiestas de San Froilán: los miembros de la familia Pelúdez. El patriarca, Filomena, su esposa, Peludeciño, su hijo, y Vanesa, su novia, forman el grupo de ficción que viene a Lugo a disfrutar, comer pulpo y criticar sanamente todo cuanto ve en la ciudad. Desde siempre Pelúdez y el pulpo han sido para muchos, yo incluido, las coordenadas de unas fiestas entrañables. En este jardín es un buen tema de conversación y de presentación nuestra, ciudadana, a los amigos que vienen a visitarnos.

A los pies de la escalera hay otra escultura digna de mención, un recuerdo a nuestro pasado romano y a la fiesta de primavera del Arde Lucus. Una celebración muy reciente que se ha implantado entre nosotros de un modo rotundo. Todos lo sabemos, durante un largo fin de semana, los lucenses nos dividimos entre romanos y castrexos y revivimos ritos y rituales de entonces llenando toda la ciudad con la alegría de la fiesta y del verano que está en puertas.

Es curioso, en el mismo lugar tenemos una evocación de cada una de nuestras dos fiestas anuales, la rural y la urbana. Para mí, San Froilán es nuestra fiesta rural. Recuerdo, siendo niño, cómo llegaban en estos días nuestros paisanos a disfrutar del día entre nosotros. ¿Qué representaría Lugo para ellos? Hoy, algunos sugieren que Arde Lucus elimine a San Froilán de nuestro calendario festivo. La ignorancia es muy atrevida. Dejemos que los símbolos de ambas fiestas convivan en armonía. Ninguna es incompatible con la otra.

Del jardín poco diré salvo que me gusta. Encuentro acertados los árboles, plátanos de sombra, y los arbustos, boj, antiguos y con ese envidiable aspecto que confiere la edad a las plantas de esa especie. Todos bien espaciados.

En un lugar recóndito, casi escondido, encontramos un busto de Concepción Arenal, ferrolana merecedora de nuestro orgullo. Antes, cuando allí estaba la cárcel, el busto ocupaba el centro del jardín. Luego en su lugar se puso la fuente y el busto pasó a un lugar apartado, sosegado, incluso romántico. Hoy está con su pedestal y un espacio elevado, con flores de un solo color, definiendo un espacio elegante y lleno de significado.

Hubo un tiempo en el que el busto de Concepción Arenal centró el jardín. Cuando pasó al lateral que ocupa hoy, su puesto anterior fue ocupado por una bonita fuente, obra del laureado escultor Manuel Mallo, que representa ocho ranas lanzando agua por sus bocas. Un tema frecuente en este tipo de fuentes, pero aquí trabado con originalidad.

Fiestas, justicia y adornos. Aspectos diferentes de nuestra ciudad en un mismo sitio. Tal vez a propósito, tal vez no, pero conviven juntos en un bonito lugar.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


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