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Mafia, enfermos y muñecos

lunes, 02 de agosto de 2021
A Maika, mi mujer, y compañeras/os.

La Mafia ya pocas veces usa las armas, si acaso con algunos periodistas de investigación. D. Vito es hoy un ilustre empresario, con empresas en bolsas y que se codea con la clase política, la cual además de rendirle pleitesía, le adecúa las condiciones para que pueda depredar las arcas publicas. Ahora su armas son más sofisticadas, como las leyes y las sentencias judiciales, que permiten a determinados capos hacer lo que les plazca, desde controlar las finanzas hasta destruir la naturaleza, jugar con la salud de las personas, incluso matarlas, y acabar con la Tierra sin necesidad de una invasión de extraterrestres. La ficción está bien para las películas, pero el realismo es más práctico y descorazonador.

Y en este contexto estoy hablando, por ejemplo, de los estragos que realiza la industria química, y con ella la farmacéutica, de la energética.( véanse los atracos con la luz). Es tal el uso y abuso contra la Naturaleza por parte de estas industrias, que rara es la actividad humana que no esté afectada por las decisiones de esta gente. Si antes morir de silicosis era el tributo que había que pagar por el trabajo, ahora seguir siendo víctima de una intoxicación ambiental también forma parte del sistema. Sólo hay que cambiarle el nombre.

Concreto en esto porque algunas personas sufrimos las asesinas consecuencias de la nefasta gestión de permitir el uso de miles de productos químicos, que atentan gravemente contra la salud, porque ea más importante para las autoridades autorizar, por ejemplo, determinados pesticidas que velar por la salud ciudadana. Es la consecuencia de que los políticos de todas las tendencias sean tan permisivos- el mantel y la buena vida son argumentos muy convincentes- para favorecer la depredación más feroz de la naturaleza. Curiosamente, es la administración pública la que lo ampara e incluso defiende sus falaces argumentos.

Vayamos a lo concreto de este artículo:
Entre las múltiples enfermedades raras, muchas de ellas de origen medioambiental, derivadas del uso abusivo de pesticidas, limpiadores, tintes y pinturas, conservantes, ambientadores y un largo etcétera, se hayan algunas con un tronco común que es la agresión sufrida por sistema inmunitario: Fibromialgia, Sensibilidad Química Múltiple, Fatiga Crónica, Electromagnetismo y otro largo etcétera como pueden ser las torres de telefonía móvil.

Pues bien, toda esta gente tiene un enemigo común: La potente industria química. Trabajadores de la limpieza, tintorerías, imprentas y un amplio abanico de derivados están cayendo víctimas de las condiciones laborales. Incluyan ustedes a personas que se vean obligadas a trabajar con muchos productos extremadamente agresivos que afectan a los ciudadanos y que en muchos casos ignoran. ¿cuántos albañiles hay que desconocen la agresividad del cemento? ¿qué necesidad tienen muchos negocios de usar ambientadores?

Pues bien, muchas de estas enfermedades llamadas raras, pero que en realidad no resultan tan raras, conllevan la incomprensión y el abandono de la medicina tradicional y consecuentemente de a administración y el entorno. Por el absurdo principio de lo que no se ignora no existe. Y, aunque han estado siendo investigadas por reconocidos profesionales que, cumpliendo su deber, con esfuerzo y sacrificios, han descubierto el origen de los males, muy poca gente es capaz de reconocer su existencia. Por arte, que yo sospecho, de la mag(f)ia de las administraciones en connivencia con la industria en cuestión, han ido desapareciendo dichos investigadores sea porque ya desarrollan otra actividad o se han trasladado... la chistera tiene tentáculos muy sibilinos. Total que los pacientes ya no saben a quien acudir. Casualidades hay que confirman mis sospechas. ¿ Presión de las autoridades? ¿ represalias? ¿ amenazas de todo tipo? Conociendo la tela...Me gustaría estar equivocado.

Contaré algo que me ocurrió a mí. En Madrid, no encontré, por mucho que busqué, a nadie que conociera la S.Q.M. Así que en provincias descubrí lo que realmente le pasaba a mi mujer. Como quiera que vivo en Madrid, por circunstancias ante una crisis, acudimos al hospital “Gregorio Marañón” y desde entonces nos tocó asistir allí. El tema de la alergia que padece se lo trataron como a otra persona cualquiera, pero cuando planteamos que padecía S.Q.M. nadie quiso saber nada. Ellos eso no lo tratan ni saben donde. Ante mi insistencia, un alergólogo de mucho nombre, altivo, prepotente y de peor educación, al ser preguntado por lo que podía hacer con mi mujer para curar la enfermedad, me dijo: “ Llévela al cine”. Evidentemente, mi educación llevó también una bofetada. Esa es la fauna con la que a veces nos encontramos.
Pongo ejemplos porque lo aprendí de D. Juan Manuel en El Conde Lucanor.

Mi amiga Eva ( nombre ficticio) está sufriendo, como mucha otra gente, la incompetencia de la inspección laboral. Un inspector médico, que desconoce la enfermedad y por consiguiente el estado en que se encuentra el paciente, desde el punto de vista ético, no puede negar lo que le ocurre. Otra cosa es que, atendiendo criterios de control de gasto, tomé decisiones arbitrarias con el consecuente daño para el paciente.Y aquí, como bien comprobé en su momento, se toman decisiones contradictorias y que demuestran la sensibilidad o no del funcionario en cuestión. Me parece muy bien velar por las arcas de la Seguridad Social, pero un método efectivo podría muy bien ser eliminar de nuestras vidas tan agresivos productos químicos. Se evitarían miles de bajas.

Por su parte, los jueces, que lógicamente pueden ser legos en la materia, dictan sentencias aconsejando que cambien de trabajo o que cambien el ambiente. El cambio de trabajo puede resultar una broma macabra. ¿Dónde emplean a una profesora enferma si no hay trabajo para las sanas? También me gustaría saber, siendo docente mi amiga, y si el juez tiene la amabilidad, çómo se puede cambiar el ambiente en un centro de enseñanza con cuatrocientos alumnos y funcionando wifis, impresoras, productos de limpieza,colonias etc etc .Ponerse a llorar, no arregla las cosas; cambiar las leyes, sí.

Ante tal panorama surge el covid. Los enfermos de esta enfermedad. si no están encerrados en su burbuja particular- condenados en vida por las administraciones-, salen con mucho sigilo y las debidas precauciones. Pues bien, dependiendo de donde uno viva, así sacará su conclusión, pero mi información es la misma: Abandono absoluto de estos enfermos.
Nadie sabe nada, están sin vacunar, y los que lo han hecho, se juegan la vida ( muchos en la UCI) sin que haya en todo el País una sola autoridad médica que pueda avalar una u otra vacuna para este tipo de enfermos. Y no es cuestión de negacionismo, es de subsistencia.

Mientras, cervezas Ayuso habla y predica libertad. No hay libertad, sino mentiras de una niñata demagoga que además, una vez más, abandona absolutamente a la ciudadanía; ignora que estas personas y convivientes estamos condenados al aislamiento domiciliario por la reiterada política errónea. Mucho tiempo llevan los enfermos esperando una solución y no olvidamos a los muertos en las residencias, por vuestro abandono. Esperan vuestro arrepentimiento y enmienda. No os extrañe que no os lo perdonen.

Si al principio hablé de mafias es porque deduzco que lo que pasa con los enfermos como estos es que son los modernos mineros a los que nadie cuida y a nadie importa. Todo porque la potente industria química está conchabada con la clase política que sólo es asalariada de esos grandes capos. Si no fuese así, seguramente se prohibirían cientos de productos químicos que se sabe que son dañinos. Fabrican aerosoles, plásticos, tintas, insecticidas, plaguicidas, limpiadores, colonias... y ya comemos plástico y manzanas con conservantes artificiales. Ni siquiera las flores huelen naturalmente. Y la Seguridad Social quejándose de que no dan abasto y el desmesurado gasto. Podían estudiar estas medidas de ahorro.

Llevamos ya demasiado tiempo en manos de mafias y políticos corruptos, que tanto monta; de ladrones de guante blanco a los que se venera con devoción; de jueces, más pendientes de la repercusión política de sus sentencias, que de impartir justicia de verdad; de prensa amordazada por subvenciones y publicidad de empresa contaminantes y que justifica su silencio con el consabido hay que subsistir; de ciudadanos apáticos e indolentes, más zombis y dispuestos a la inmolación, que de personas solidarias ante la desgracia ajena; de escasos colectivos dispuestos a la lucha de protesta y movilización. Estamos hartos de comprender leyes que favorecen industrias que dañan el medio ambiente con el permiso de las autoridades; de soportar falaces argumentos de que todo el desastre ecológico es el tributo que hay que pagar por el progreso, como si progreso fuese destruir nuestro habitat. Llevamos demasiado tiempo sin hombres de verdad que se impliquen en resolver los problemas; hemos aceptado el egoísmo como nuestro estado de confort particular y perdido la virtud de la solidaridad; estamos en manos de muñecos mediocres altivos y prepotentes y soportando, cada día con más agresividad, esa camada de avaros depredadores dispuestos a todo con la colaboración más ruin de nuestros representantes políticos. Urgen medidas y cada cual debiera actuar en consecuencia, aunque me temo que, una vez más, el silencio, si acaso cómplice, sea mi cosecha. Decía Tagore: “ Leemos mal el mundo y decimos luego que nos engaña” .
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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