Una vivienda bioclimática es la que aprovecha los recursos naturales de su entorno, para conseguir un confort óptimo en términos de temperatura y humedad.
Este concepto es aplicable de forma general a toda la casa, sobre todo en diseños de construcción nuevos, como también en ciertas estancias, como el jardín o la terraza, si aprovechamos instalaciones adecuadas como un
sistema de pérgola bioclimática.
Cómo funciona una casa bioclimática?
Una casa bioclimática es aquella que aprovecha su infraestructura, instalaciones adicionales y acciones personales para adaptar el espacio al clima lo mejor posible, obviamente descartando el uso de elementos artificiales.
Por ejemplo, en invierno se debe focalizar en la captación solar para mantener una buena temperatura interior, sin necesidad de hacer uso de la calefacción.
La inercia térmica o capacidad de almacenamiento del calor, es un factor clave para conseguir una casa bioclimática, en la que podamos aprovechar al máximo la iluminación natural y el calor que aportan los rayos del sol.
Los sistemas de aislamiento también son importantes. Si contamos con los adecuados no perderemos calor del interior y disfrutaremos de un máximo confort independientemente del tiempo que haga fuera.
En verano una casa bioclimática busca otros objetivos. La protección solar es uno de los más importantes, tanto por la salud de quienes vivan en ella, como también para reducir lo máximo posible el aumento de temperatura interior.
Otro elemento a tener en cuenta es la ventilación, que aporta no solo beneficios saludables, sino que también ayuda a reducir la temperatura de estancias interiores.
Por qué tener una pérgola bioclimática en casa
Los beneficios de una vivienda bioclimática se pueden ir aprovechando, conforme adaptamos el hogar a estas estrategias de adaptación a las condiciones climáticas.
No obstante, podemos también escoger un espacio de la casa para comenzar desde él a disfrutar de sus ventajas. Una pérgola bioclimática en nuestra terraza o jardín es una de las opciones más recomendable.
Se trata de una estructura robusta de aluminio en perfecta simbiosis con la Naturaleza. No requiere obras, se instala fácilmente y permite aprovechar las condiciones climáticas lo mejor posible.
De hecho, su principal característica es la de aprovechar un microclima regulable a través de la orientación de las lamas ubicadas en su zona superior. Con esta regulación podemos optimizar la ventilación del espacio y la intensidad de la luz solar.
Con ello evitamos el efecto invernadero y podemos regular la temperatura que tendremos debajo de la estructura, para aprovechar el máximo confort posible.
Además, podemos regular las lamas de forma muy cómoda. Con una sincronización perfecta a nuestro teléfono móvil, modificamos la inclinación que tengan en todo momento o incluso podemos programar su apertura y cierre a cualquier hora del día.
Las lamas pueden girar desde 0º hasta 135º. En el caso de que estén completamente cerradas, el sellamiento es completo y ni siquiera entra la lluvia.
Si escogemos un 5º de inclinación podemos dejar que circule el aire sin que entre el agua de la lluvia. La estructura cuenta con un sistema de canalización con el que el agua es retirada de forma segura.
Además, a partir de los 5º hasta la apertura que queramos, facilitaremos una ventilación natural y también podremos controlar la dirección de la luz y su intensidad en todo momento.
Con estas opciones, la pérgola bioclimática nos ayuda a aprovechar todo lo posible las condiciones del clima, para disfrutar de un espacio cómodo sin necesidad de sistemas de climatización adicionales.
Entre las estrategias bioclimáticas el aprovechamiento de elementos naturales es importante. En el caso de las pérgolas bioclimáticas, podemos instalar una tarima tecnológica con madera y polímeros reciclados.
Se trata de un montaje sencillo, que no requiere obra y que nos puede dar un punto de calidez extra.
