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Articulismo de José María Pemán

viernes, 16 de julio de 2021
Puede que sea uno de los escritores más prolíficos de la Historia de nuestro gran terruño, José María Pemán (Cádiz, 1897-1981).

Sus obras completas, 1947-1965, constaba de siete tomos, pero después, además de los manuscritos que no entrasen en esa compilación, vivió-existió dieciséis años, lo cual muestra-demuestra, que esas obras completas son más bien incompletas.

En esta serie sobre articulistas que estoy redactando, más bien con paso silencioso y despacio, dejando que el agua vaya cayendo por las sonatas de las distintas primaveras de Vivaldi, le ha tocado hoy, a Pemán, autor, que cuando yo era adolescente, sus columnas se insertaban en la prensa de la época, y que, algunos de sus poemas, venían en los libros de textos de la literatura.

Dicen que todo escritor-intelectual, supongo que también científico, político, economista, cualquier vecino que respira y que en el pueblo, sea pueblo pequeño o el conglomerado de los diez mil municipios de un Estado, que tiene una cierta voz, cuando fallece, bueno, ya antes, habrá enterradores que preparan la tumba, después, otros que echan tierra y cemento para que no salga, siempre se produce lo que llaman el purgatorio de los escritores. Similar a la idea teológica, es decir, que del purgatorio se sale al Cielo, pero en el terreno de la intelectualidad y de la notoriedad en cualquier campo, debo indicar, que no siempre se produce esta realidad. A, algunos que los entierran antes de dejar de respirar, los mantienen, después, para que no salgan de ese lugar del purgatorio de los literatos.

Como he indicado al comentar otros articulistas, de cualquier color-ideología-bandera, no es mi papel juzgar, ni su vida, ni sus hechos, ni sus ideas, ni sus experiencias, sino intentar retomar y retocar algún aspecto de su vivencia-experiencia articulística o columnistica. Pemán lleva mucho tiempo en el purgatorio de los intelectuales, y, no parece que vaya a salir. No parece que exista en el horizonte un amanecer para él, y que, nos diga, con sus errores y aciertos, sus verdades y no-verdades, algo de lo que somos-estamos. Un sillón en una habitación visto desde distintos receptores, perciben trozos de la realidad-entidad del sillón diferente, después, aúnan todos los trozos en su idea de sillón, nos diría el viejo Platón, y nos hacemos, una idea total de esta realidad. Pero no olvidemos, después, posteriormente o ya, anteriormente, se produce una construcción mental. Es decir, juicio o postjuicio o prejuicio, en sentido estricto.

Todo pensador-filósofo-escritor-artista-científico social, que maneja ideas y datos y conceptos y experiencias, que no han pasado por la metodología científica, debería, como obligación esencial, todo columnista actual, someterse a si mismo a un análisis previo. Es decir, examinarse a sí mismo en sus ideas y conceptos y datos y experiencias y heridas y traumas y fines e intereses. Ya que estos saberes, que supra hemos indicado, no siguen el método científico, al menos de momento, el pensador-receptor-escritor debe someterse constantemente a su propio análisis.

No solo debe leer-pensar ideas y medios de comunicación y libros y documentales y televisiones y radios de su sinfonía y de su agrado, sino las de los supuestos diversos y diferentes, e incluso contrarios, porque es el único modo, que tiene de ser un poco más objetivo. Porque hasta la saciedad, hoy está la canción de la subjetividad y de la crisis de los relatos y la historia. Pero no es cierto, hay opiniones e ideas, no científicas, que son más exactas, y otras menos, igual que unos comen cien gramos de jamón a la semana y otros no.

En general la crítica literaria y periodística considera a Pemán, un escritor literario y político de artículos, y, uno de los más importantes de la segunda mitad del siglo veinte de este país lleno de viñas y olivos y miel y vinagre, uno de los mejores junto a Ruano, Umbral, Alcántara, Azorín, y, otra docena, a los que poco a poco, con silencio y parsimonia, les voy abriendo un pequeño comentario de ochocientas-mil palabras, ahora se expresa, de cuatro o cinco mil caracteres...

Dicen que Umbral le preguntó en el café Gijón a Pemán, sobre el secreto del artículo, y, que más o menos le dijo: "solo creer en dos o tres cosas fundamentales y burlarse de las demás". No sé, si es una cita exacta, pero eso es lo que se copia de tertulia en tertulia desde hace años. Por lo tanto, Umbral ya tenía los tres grandes secretos para hacer sus columnas: la salchicha de Ruano, las dos o tres ideas de Pemán y, escribir los dos artículos diarios del hermano de D´Ors. Yo, añadiría, la estética del veintisiete, la poesía aplicada a la narrativa y al artículo.

Me gustan las cifras, bien sabe la Providencia que he intentado averiguar, cuántos artículos por aproximación escribió Pemán, y no he sido capaz de encontrar una cifra. Bien harían los especialistas y entendidos en este género, acercarse a darnos esta cuantificación de este centenar de articulistas importantes que hemos tenido en estos tres últimos siglos, porque el número es importante, para intentar entender y comprender, quizás las minas y tesoros, errores y aciertos, de unos intelectuales que están a medio camino entre la información y la política y la literatura y la economía, pero que como siempre, desde las guerras de Cesar en Hispania, siempre, nos pillan a todos, a cada generación en un conflicto, o somos hijos de las Guerras del Peloponeso o de las Médicas, o estamos dentro de ellas, o después de ellas, o antes de otras.

Les sucedió al gran Sócrates-Platón-Aristóteles, hasta ahora, nos sucede a todos los que hemos vivido en Europa y, pienso que también en el mundo. Cuándo, pido al Cielo y a la Tierra, a los listos y a los poderosos que creen programas de investigación mundiales, para empezar a estudiar como abolir el flagelo de la guerra, igual que estamos intentando anular la epidemia actual mundial.

Echo en falta, para terminar, pero no ser a quién dirigir esta flecha-pájaro-sugerencia, que al menos, Pemán se merecería una página oficial o un dominio en Internet, que algún departamento universitario o alguna biblioteca o su ciudad o no sé quién, podría abrir una Web, dónde se podría acumular informaciones y datos.

Es más, incluso para los que creen estar en una posición ideológica contraria, podrían ellos afinar sus violoncelos y violines conceptuales, porque tendrían con qué enfrentarse, es decir, otro supuesto adversario con el que podrían jugar intelectualmente al tenis de las ideas, de las bolas conceptuales y datos que irían de un campo al otro. Recuerdo un político español, que no diré el nombre, aunque si lo recuerdo, que un periodista le dijo, lee usted a los suyos, a los liberales y conservadores, se refería, y expresó, más o menos. "no señor, leo a los contrarios, porque a los míos, ya me conozco de sobra sus ideas...". Creo que esta frase es un ejemplo de libertad intelectual y de inteligencia política.
Caminero, Jmm
Caminero, Jmm


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