A una mujer que no sonríe
Penelas, Carlos - martes, 15 de junio de 2021
Debo decirlo sin premura.
Eres bella como esas mujeres que aparecen en mi alcoba,
como esas mujeres que perduran el ensueño.
También debo expresar que es una obsesión
que nace de los puertos,
del humo de los trenes cuando llueve
o de las velas que despliegan los marinos
en la boca del mundo.
Ella viene a mí, gira su cabeza y no sonríe.
Imagino la desnudez cargada de instinto
entre mercaderes hablando un dialecto
en un pueblo de ofrendas y senderos.
Hilos de amor que nacen
con el fuego del atardecer,
entre fábulas y puertas y maletas.
La descubro con su cabellera sobre el hombro
en un otoño sin viento, sin latido.
Y me mira desde la melancolía o el desdén.
Pero su boca no devuelve la palabra
ni presagia los signos de la noche
A veces siento este otro silencio
como un capricho de la memoria.
Dime ¿Dónde estamos?
Penelas, Carlos
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