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Parroquias en O Incio (XIII)

jueves, 19 de junio de 2008
Parroquias en O Incio (XIII) Las iglesias románicas de O Incio
El uso del término “románico” para indicar el arte que se desarrolla durante el Alto Medievo en la Europa occidental, fue propuesto por primera vez en 1824, por el arqueólogo francés De Caumont, y enseguida tuvo éxito. La palabra intentaba expresar de manera sintética dos conceptos: la semejanza entre el proceso de formación de las lenguas consideradas “romances” (español, francés e italiano), formadas mezclando el latín popular con los idiomas de los invasores germánicos y el de las artes figurativas, realizadas, en los mismos países y por el mismo tiempo, uniendo cuanto quedaba de la gran tradición artística romana con las técnicas y tendencias bárbaras. Y el segundo concepto, la supuesta aspiración de este nuevo arte a empalmar con el de la antigua Roma.
Existe, en tal razonamiento, una parte de verdad y otra de falsedad. El arte románico utiliza, efectivamente elementos romanos y germánicos, pero también bizantinos, islámicos y armenios. Y, sobre todo lo que crea es esencialmente original.
Dicho estilo es empleado por primera vez en un templo francés en el año 1058, comenzando desde entonces un largo “peregrinar” arquitectónico por toda la Península Ibérica.
El monje Raoul Glaber, en su crónica escrita pocos años después de los acontecimientos a que se refiere, nos dice que, superada la frontera del tan temible año mil, la tierra se cubrió de una, candidam ecclesiarum vertem -de un blanco manto de iglesias-.
Con la muerte de Almanzor en el año 1002, se vislumbra una cierta estabilización política y es a partir del siglo XI cuando lentamente empieza un ligero despegue de la sociedad y la economía, ligado al mismo comienza a construirse por tierras del Onito (actual Incio) los primeros templos románicos. Muchos de ellos se perdieron para siempre, pero otros han corrido mejor suerte y ahora están declarados Monumento Nacional; es este el caso de la iglesia de Hospital (66), toda ella construida en mármol de la zona, y que, de la misma queda el siguiente dicho popular “desde O Incio hasta roma outra igual non atoparás”.
Edificada en donde se supone que hubo otro templo, prerrománico, del que, al remodelar la capilla mayor del actual apareció un interesantisímo relieve en piedra caliza que representa la crucifixión, seguramente hecha entorno al siglo VI. Este templo de Hospital fue construido hacía finales del siglo XII y primera década del XIII.
Otros que guardan casi toda su primitiva fábrica son: San Vicente de Rubián de Cima; Sta. María de Goó; Mao O Salvador; Sta. Cristina do Viso.
Con parte de su fábrica románica son: Bardaos S. Xulián; San Cristovo de Cervela; San Miguel de Vila de Mouros; e iglesia vieja de San Mamede de Vilasouto.
En este apartado de iglesias románicas, pretendemos dar a conocer de una forma muy sencilla, pero a su vez lo más detallado que nos fue posible la importancia de estas joyas arquitectónicas.

San Xulián de Bardaos
La feligresía de Bardaos perteneció antes de la actual división administrativa a la Casa de Lemos, por cuyo vasallaje pagan una renta denominada de la fanega, cuyo importe era remitidos a los administradores del condado en metálico y su cuantía era muy desigual de un año a otro; a su vez estaban sujetos a pagar todos los años la alcabala y la talla cuyo importe percibía enteramente el señor jurisdiccional que eran los mencionados condes.
Pero también nuestros antecesores los pobladores de los castros y más tarde los romanos construyeron por aquí sus viviendas y sus pueblos, de los que aun perduran restos, como es el castro de Bardaos; que constituye un interesante yacimiento arqueológico, situado a una cota de 658 metros, conserva en buen estado parte de la muralla el mismo foso defensivo y la misma rampa de acceso al recinto fortificado, desde el que se divisa una amplia zona.
En su día fue también aquí levantado un templo parroquial que en un principio fue románico, de cuya obra solamente nos resta el acceso principal, todo lo demás es una obra barroca realizada a mediados del siglo XVII. De nave rectangular, con puerta de acceso rematada en arco de medio punto, situada en el lienzo lateral norte; cubierta a dos aguas con pizarra sobre armazón de madera reforzado mediante cuatro vigas tirantes.
Un cuadrado de ancho algo mayor que la nave forma el perímetro de la capilla mayor, cuyo piso está algo más elevado que el resto del templo; de techumbre a cuatro aguas, con falso techo de madera realizado en 1896.
La sacristía fue separada de la capilla mayor por un muro longitudinal y en el mismo dos puertas facilitan el paso a la misma.
Lo que resta de la obra románica se limita a un buen número de bloques de granito que forman el arco de medio punto, constando de tres arquivoltas. La interior, de arista viva, que parte de sendas jambas mediante una imposta carente de ornamentación, abraza a modo de arco el tímpano que es adintelado y liso; la arquivolta central es muy sencilla y con arista sin matar, se eleva de sendas impostas adosadas al muro, la tercera arquivolta que es la de la parte exterior, parte de sendas columnas que terminan en labrados capiteles; el de la izquierda tiene una decoración meramente vegetal, mientras que el de la derecha aparecen dos aves con una cabeza común.
Todo el conjunto remata en sencillo arco que abraza la parte superior de éste acceso, la demarcación es muy sencilla, formada por la citada moldura semicircular de billetes.
Retablo mayor, no tiene apenas importancia artística, obedece a un tipo totalmente neogótico; en él unas interesantes imágenes de las que merece citarse la talla de San Julián, que mide 95 cm. y la Inmaculada concepción, imagen que mide 80 cm. son ambas de una factura muy popular, datando de principios del siglo XVIII.
En la misma capilla mayor situado ene lienzo lateral derecho hay un sencillo retablo que fue realizado en el primer terco del siglo XVIII, en el mismo dos imágenes que representan a san Antonio y a Cristo.
Merecedora de ser conservada y restaurada es la mesa cómoda que se halla en a sacristía.

San Cristobo de Cervela
Si el concello de O Incio es rico en pazos y casas fuertes tampoco se queda atrás en las construcciones eclesiásticas, pues tiene más iglesias parroquiales que feligresías, de las mismas unas cuantas son románicas o conservan parte de su primitiva fábrica.
De la que nos ocupamos en éstas líneas, no sabemos si es ella la que dio el nombre a la parroquia de Cervela, territorios que en su día formaron parte de la jurisdicción de la Somoza Mayor, inclusa en las amplios dominios de los Lemos.
La obra románica llegó íntegramente hasta nosotros, la nave y lo mismo la capilla mayor son de planta rectangular, con techumbre a dos aguas, la cubierta de pizarra sobre tablazón de madera reforzada con vigas tirantes. Las paredes laterales se hicieron con lajas de pizarra que se recubrieron mediante una capa de mortero. En cada lateral facilita la iluminación una sencilla aspillera con gran derrame interior.
El tajeroz recorre todo el monumento apoyándose sobre canecillos decorados por una variada y sobrias formas geométricas y los que se hallan en el muro lateral norte de la nave tienen en su ángulo saliente formas decorativas ajedrezados, mientras que los del muro lateral sur están labrados en bisel con rombos incisos.
El acceso principal se abre en arco de medio punto con dos arquivoltas de baquetón muy comunes entre ambas, rematadas en su parte exterior por otras más sencillas y ornamentadas con una cadena de bolas continuas; estos arcos abrazan y resguardan el tímpano en su parte central fue esculpido un circulo que inscribe una cruz patada.
Lo que es el ábside es bastante más bajo y reducido que la nave y los muros laterales están reforzados por sendos contrafuertes, uno colocado a cada lateral, rematado por una línea de canecillos que soportan el peso de la techumbre y tienen iguales motivos decorativos que sus compañeros de los lienzos laterales.
Sobre la puerta principal, rasga el frontis una ventana de la misma época, de escasas proporciones, rematada en arco semicircular de toro decorado por una moldura ajedrezada; las dos columnitas laterales están finamente labradas y parten de sendas basas tóricas y rematadas en capiteles con ornamentación distinta entre ambos. De muy similares características es una ventana aspillera que fue hecha en el muro lateral derecho, formada por arco de medio punto con arquivolta tórica y escocia, el trasdós con bolas ceñido al exterior por una moldura ajedrezada; las dos columnillas son monolíticas con basas tóricas y los capiteles decorados por hojas.
El arco toral es de medio punto doblado de arista viva, en la arquivolta exterior, parte de sendas impostas lisas encastradas en los muros laterales, mientras que la interior parte de sendas semiculumnas que a su vez tienen basas y capiteles decorados por distintos motivos. Para reforzar y afianzar más todo el conjunto sus constructores hicieron un arco fajón, truncado, que la soporta en su parte media. Las mochetas están decoradas por diversos motivos.
Los fragmentos de las pinturas murales que todavía se aprecian están muy mal conservados debido a que fueron recubiertas por una capa de cal, a su vez denotan haber sido realizadas sobre otras que serían las primitivas. Las que están en el lateral derecho dejan entrever un conjunto formado por tres figuras humanas que llevan sobre su cabeza otras tantas coronas radiantes.
La sacristía al igual que sucede en la mayoría de los templos de estas características es obra posterior a la fábrica y se cubre aprovechando una prolongación de la cubierta de la iglesia.
El retablo es muy sencillo, carente de valor artístico y en el unas sencillas imágenes que fueron esculpidas a mediados del siglo XVII.
La cruz parroquial mide (94x54 cm.), es lobulada con macolla hexagonal y relieves en cada cara, ésta interesante pieza fue comprada en 1603 por el cura D. Men Rodríguez, quién para su adquisición vendió rentas de un foro en Canedo, que habían sido dejados a la iglesia de Cervela en limosna por los señores de la Casa Fuerte de Castrogude en recompensa por los derechos de tener capilla propia dentro de este templo, no obstante D. Antonio López de Castroguede, apodado el viejo, que recobró para el expresado templo la renta, aportando el dinero que la cruz había costado (67).
Los nichos y un alpendre que protegen el acceso al atrio-cementerio impiden en buena medida él poder admirar la belleza arquitectónica de este sencillo pero singular monumento románico.
En la aldea de Pena se halla la capilla de San Roque, que fue construida sobre una elevada colina, donde muy posiblemente haya un yacimiento arqueológico anterior ala romanización, pues por las inmediaciones quedan algunos petroglifos muy borrosos a consecuencia de su antigüedad.
La ermita es sencilla de planta rectangular, con muros de chacote y la techumbre a dos aguas formado por una sencilla puerta adintelada y el piso es de lajas.

NOTAS
66. Real Decreto del 19-VI-1979 (BOE 9-VI.)
67. Fuentes: Francisco Vázquez Saco. B.C.M. de Lugo. Tomo V pag. 274. Manuel Vázquez Seijas. “Fortalezas de Lugo y su Provincia”, tomo III pagina 276 y sucesivas. Elías Valiña Sampedro“. Inventario Artístico de Lugo y su Provincia”, tomo II pagina 166 y suc.
López Pombo, Luis
López Pombo, Luis


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