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Pandemia de sabiondos

lunes, 12 de abril de 2021
Cuando llegó la pandemia mi diccionario tenía la palabra en desuso. Vivíamos alegremente, aunque a mí me parecía que los derroteros de la sociedad caminaban desbocados al poder del dinero, la fama y la superficialidad. Por más que algunos reclamábamos el valor de la filosofía y la reflexión, se imponía la titulitis, el estatus y el postureo, todo ello aderezado con la displicencia, la sonrisa altiva, disfrazada de caritativa comprensión, y el dinero como medida de la persona. Tanto, que querían convencerme que ser rico era sinónimo de buena persona.

Pero llegó el bichito, y también como el comandante, mandó parar. Entonces en la pobre España de las nuevas taifas- ¡ojo! Aclaro que nada de lo que pienso tiene que ver con nostálgicos planteamientos, lo cual aclararé posteriormente- surgió, cual salida de las catacumbas de las falacias, una innumerable caterva de seudocientificos, la mayoría negacionistas, en busca de la notoriedad y... a río revuelto...

Sería inabarcable la cantidad de sandeces con que nos obsequiaron desde Donald Trump hasta Miguel Bosé, sin olvidar los argumentos de dueños de hoteles, agencias de viajes... hasta clubs de fútbol, arruinados por la falta de espectadores. Según hemos leído, resulta que la hostelería era esencial... y las peluquerías, las atracciones de ferias y las fiestas o los viajes del Inserso. Aquí todo es esencial, desde gozar de abrevadero para los vinitos, hasta salir de viaje- si no se traumatizan las "figuras"- Todo el mundo está bien dispuesto y preparado para el cachondeo y para recibir las subvenciones al mejor estilo del chapapote del Prestige- " mancho el barco y a cobrar"- Aquí, con tal de sacar tajada, uno se hace hasta galán para ligar monjitas como el pícaro Buscón D. Pablos. Mientras, el ciudadano responsable acata las instrucciones de quien sabe, trabaja arduamente y , más de uno exponiéndose al peligro y otros estamos enclaustrados, renunciando a la libertad por el bien común, pero a estos no se les escucha.

Nadie entienda que no reconozco el problema de muchas familias y la situación económica a la que se ven abocados por el maldito bicho; muy al contrario, sé lo que supone no ingresar durante tanto tiempo; ahora bien, hay que ayudar a quien realmente lo pasa mal, pero no me gustaría, que lo que es un esfuerzo económico brutal para atender a los necesitados, pudiera servir para el enriquecimiento de los tramposos. Esa es mi filosofía.

Pues bien, arriba hablaba de reino de taifas refiriéndome a las autonomías. Una cosa es el respeto de las peculiaridades de cada autonomía, si la misma es para beneficio de los ciudadanos y no una oficina de colocación de los afines políticamente, y otra, muy distinta, esta confusión continua y reiterada en las medidas a tomar; así como no es de recibo el continuado uso partidista del problema. Jugar con la salud de las personas, e incluso tomar medidas que conllevaron la desatención de los ancianos es, no sólo el espejo de una catadura moral inaceptable, sino un delito al que los jueces han de enfrentarse. Dejar morir a los ancianos en las residencias, es, desde mi punto de vista, motivo suficientemente grave para, como mínimo, inhabilitar a los responsables para la actividad política.

Porque considero que un error grande en la solución de la pandemia ha sido la falta de un mando único centralizado para aplicar las medidas, que un consejo científico debiera establecer. La continuada zozobra y falta de decisiones contundentes para pararlo, aún conscientes del desconocimiento del comportamiento del bicho en cuestión, sólo ha servido para andar jugando a llevar la contraria- la asquerosa catadura moral de algunos políticos-; permitir el galimatías de tantas órdenes y contraórdenes; cerrar unos días y volver a las andadas; permitir fiestas y juergas sin tomar medidas contundentes...Y, en definitiva, contemplar caprichos y maniobras entorpecedoras de las medidas a tomar, ha sido un grave error . Países hay, democráticos, que no confundieron churras con merinas y superaron una primera ola sin dar oportunidad a la segunda. Claro que eso implica unidad de acción conjunta de las fuerzas políticas, y anteponer el bien común a las consignas del partido. Una vez más, ha quedado clara la poca categoría de muchos de ellos. Y jugar a esa contra, es demostrar que quien lo hace es un trilero/a . En esos países, cuando fue preciso, las medidas fueron claras y contundentes, mientras aquí, una vez más, queda claro que nadie obedece y se pasan las leyes por el forro.... Hay que tener mucho aguante, porque resulta insoportable, el Madrid de borracheras de Magaluf o la cantidad de chulerías que hemos soportado por parte de personas irrespetuosas. ¿ Se pagarán las multas? ¿ Volveremos a ver a un juez jugando a virólogo como el de Bilbao? ¿ surgirán nuevos monosabios, cretinos ellos, pontificando y menospreciando el trabajo de los científicos …?

Llevamos más de un año con el problema y lo seguiremos alargando más tiempo por inconsciencia y abuso, y resulta curioso que en algunos lugares durase sólo algunos meses. Decimos que se arruina la economía y nos negamos a combatir el problema de una manera eficaz. Menuda contradicción. Somos españoles, en manos de los "sabiondos". Y así nos va.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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