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Saharauis: Dignidad y coraje en el desierto

lunes, 29 de marzo de 2021
Hace un tiempo, una amiga realizó una visita a los campamentos de refugiados saharauis que hay en la región de Tindouf (suroeste de Argelia) para llevar a cabo un proyecto de colaboración y me contó los esfuerzos que las personas que habitan en los campamentos de Smara, El Aaiún, Auserd, Bojador y Dajla hacen por llevar una vida lo más "normal" posible y desarrollarse en paz y libertad.

Cuando hablamos de "normalidad" y nos referimos al pueblo saharaui hablamos de una vida que la mayoría de las personas de los países desarrollados no imaginan y realmente no sé si aguantarían. Estamos hablando de una situación que se remonta a 1975, es decir, llevan 45 años de exilio forzoso en el desierto argelino. La travesía por el desierto que el profeta Moisés llevó a cabo guiando a su pueblo hacia la Tierra Prometida no duró tanto tiempo... ¿son ustedes capaces de imaginarse lo que han significado estos últimos 45 años para el pueblo saharaui? ¿Lo que han debido pasar?. ¿Lo que continúan soportando?. A mí me resulta difícil imaginarlo...

Para empezar, supone que cuando las mujeres dan a luz en un entorno en el que, aunque hay algún hospital y algunos dispensarios, evidentemente no tienen las mismas garantías ante imprevistos que en un hospital de los que tenemos normalmente en nuestras cómodas y adelantadas sociedades.

Supone que las personas se van a desarrollar en un entorno en el que la falta de agua (hay dos acuíferos, principalmente, que suministran agua a los campamentos, el de Hammada Tindouf y el de Hasi Abdal-la) hace que la agricultura no sea posible y la ganadería, a duras penas. Y en el que el hacinamiento de las familias influye en el correcto desarrollo de una sociedad.

Enfermedades casi olvidadas en nuestras avanzadas sociedades tales como la varicela, el sarampión, la rubeola tendrían una influencia mayor si no fuera por el plan de vacunación y las medidas sanitarias adoptadas por el gobierno saharaui. Las infecciones urinarias también tienen una mayor incidencia debido, principalmente, a la calidad del agua que se consume.

La falta de cultivos hace que los alimentos provengan de donaciones de países y algunos de ellos no llegan en gran cantidad, al ser perecederos. Prueba de ello es que un 7,6% de los niños y niñas sufren desnutrición y un 28% retraso en el crecimiento. Y el 50% de los niños padece anemia. Pese a todas estas circunstancias, el personal sanitario tiene una dedicación y profesionalidad admirable y con escasos medios y recursos (lo que les permiten las donaciones de países y asociaciones) consiguen hacer lo que en otras circunstancias sería algo parecido a un milagro...

Las maestras y demás personal que se encarga de la educación de niñas y niños en sus primeros años son el vivo reflejo de una sociedad que lucha por sobrevivir y mejorar llevando la cultura, el aprendizaje a todos y cada uno de los infantes, puesto que saben que el conocimiento será la base de su desarrollo posterior, como personas y como pueblo. Como pueblo, en el que gran parte de sus componentes han nacido fuera de su tierra y aún estando en un país de acogida al que agradece, no sabe (aunque tienen, internamente, la seguridad) cuando se establecerá en su país real, en la tierra ocupada que le pertenece y de la que falta hace ya 45 años y que las nuevas generaciones conocen únicamente a través de las historias que le cuentan sus mayores y de los vídeos que ven en internet.

La vida se desarrolla principalmente gracias a las donaciones y fondos que muchas naciones comprometen a la gestión del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR, o UNHCR, por sus siglas en inglés) que es quien se encarga de hacer finalmente posible la realización de las ayudas (alimentación, cultura, sanidad, infraestructuras básicas, etc.), que lamentablemente, no son suficientes para dar cumplimiento a las acuciantes necesidades de este pueblo y los objetivos solidarios a alcanzar. No obstante, es de agradecer el apoyo que ACNUR y la gran dedicación y compromiso de sus profesionales, vienen haciendo a través de los años y, por supuesto, el apoyo de los diferentes países donantes que hacen posible la vida en estos campamentos y sirve para ayudar a subsistir a un pueblo que, con dignidad y coraje lucha por salir adelante.

Pero también gracias al esfuerzo de ONGs (Cruz Roja, Media Luna Roja Argelina, Oxfam, Médicos del Mundo, etc.) y sus componentes que ayudan bien desde diferentes países o bien desplazándose a los campamentos a realizar labores en diferentes aspectos que aportan valor y esperanza de vida al pueblo saharaui.

Y no olvidemos, tampoco, la ayuda y solidaridad de las asociaciones, en este caso, las españolas que, desde 1979, año en que se creó el Programa de "Vacaciones en paz" están llevando a cabo programas de acogida de niñas y niños, entre los 8 y 12 años, durante dos meses del verano en nuestro país, en sus casas y en sus corazones, para intentar (y lo hacen con éxito) brindarles, aunque sea durante unas pocas semanas, una oportunidad y un entorno que les hagan salir de su rutina y darles un inmenso cariño y apoyo, como si fueran su "segunda familia"... aunque estoy seguro que hay familias que los han reconocido entre la suya... y los sienten como un miembro más. También se ha desarrollado el "Programa Madrasa" por el que algunos escolares, a partir de los 13 años, son acogidos por familias solidarias en nuestro país para cursar sus estudios.

Gracias a estas asociaciones repartidas por toda España, decenas de miles de niñas y niños saharauis han conocido otros entornos, otras familias y amigos, otra vida... Incluso en esta situación de pandemia sanitaria (veranos de 2020 y 2021) se siguen desarrollando unos programas alternativos de vacaciones en paz por los que los niños y niñas saharauis desarrollan actividades en los campamentos, a salvo de los contagios, en espera de que la situación mejore y se pueda retomar la normalidad de los desplazamientos y las estancias con las familias españolas.

Pero existe un país que, desde el primer momento, en ese año 1975, ha acogido en su territorio a todos aquellos saharauis que huyeron del terror del bombardeo de la aviación marroquí con bombas de napalm y fósforo blanco (prohibidas internacionalmente) y las persecuciones y que desde el principio les ha ofrecido una tierra en la que establecerse; un país que, con una inmensa generosidad, ha hecho causa común con el pueblo saharaui y le ha ofrecido apoyo, ayuda humanitaria y un lugar donde instalar sus campamentos de refugiados. Ese país benefactor y solidario es Argelia.

El país más grande de África quizás también sea el que tiene el corazón más grande, y lo está demostrando, al menos, en este caso. Es un país que, en línea con sus valores acerca del derecho de los pueblos a la autodeterminación, ha tratado desde siempre al pueblo saharaui como a un hermano y continúa haciéndolo, dándole la oportunidad a los jóvenes de una educación superior, prestándoles ayuda médica especializada cuando lo necesitan, etc. Incluso, en esta situación de pandemia, Argelia ha establecido y puesto a disposición del pueblo saharaui la ayuda humanitaria necesaria y un gran hospital de campaña para mejorar la atención médica a las personas que la requieren.
Esta solidaridad se extiende a asuntos consulares donde los visados ​​necesarios para acceder a los campamentos saharauis se gestionan en los distintos consulados argelinos en España.

Un país que ayuda y apoya a este pueblo tiene, por supuesto, mucho que ofrecer en la esfera internacional en términos de colaboración. Me dirán ustedes que tiene un potencial de mejora y les confirmo que sí; y que un país que demuestra tener ese corazón hacia otro pueblo es un país que podrá conseguir muchas cosas en el futuro.

Con una población mayoritariamente joven, Argelia tiene un camino de renovación por delante y esta juventud tendrá la oportunidad de vivir en un nuevo país si da tiempo a que los cambios prosperen, y de esa manera poder trabajar unidos y de manera coordinada para contribuir a su futuro desarrollo sostenible. Si la base es buena, y los sentimientos y las acciones así lo reflejan, el pueblo argelino, con esfuerzo y perseverancia, y manteniendo su dignidad y su orgullo de pertenencia a su historia y sus costumbres, podrá conseguir lo que desee.

Orgullo como el que supuso la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) que data del 27 de febrero de 1976 y que, desde febrero de 1982, forma parte de la Organización para la Unidad Africana (OUA) y desde el 26 de mayo de 2001 es miembro constituyente y de pleno derecho de la actual Unión Africana (UA).

Dignidad con la que también el pueblo saharaui ha sabido reconocer, apreciar y promover las capacidades y los valores de sus mujeres en la sociedad, las cuales ocupan puestos relevantes en la estructura y responsabilidades estatales, incluso en el Gobierno, donde hay varias ministras. Es uno de los pueblo del ámbito árabe y musulmán en donde la igualdad de género se hace más visible...

Y es la determinación de este pueblo, que cuyo territorio es el más grande (aproximadamente tiene la superficie del Reino Unido o la mitad de Francia) de los 17 territorios declarados no autónomos desde que fue incluido en 1963 en la lista de dichos territorios de la Asamblea General de Naciones Unidas, la que hace que no se arredre ante la adversidad que le ha tocado vivir desde hace más de 45 años y que trabaje para tener la oportunidad de lograr la autodeterminación que se le reconoce, de tener un futuro; pero eso lo necesita ahora mismo... no dentro de 10 años...

La presencia española en el Sahara Occidental comenzó en noviembre de 1884 y entre 1958 y 1976 fue considerada como la 53ª provincia española. El 14 de noviembre de 1975 tuvo lugar una reunión en España (por ser la Potencia Administradora) en la que se firmaron los "Acuerdos Tripartitos de Madrid" por los que se dividió el Sahara Occidental entre los dos países vecinos, Marruecos y Mauritania. Está última se retiró en 1979 del tercio que ocupaba, tras firmar la paz con el Frente Polisario y reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD); mientras que Marruecos continúa ocupando los otros dos tercios del territorio.

El Gobierno de España envió una carta el 26 de febrero de 1976 al Secretario General de Naciones Unidas diciendo que se consideraba desligada de toda responsabilidad. Pero el 29 de enero de 2002 el Consejo Jurídico de Naciones Unidas dictaminó la nulidad de los "Acuerdos Tripartitos de Madrid" firmados aquel 14 de noviembre de 1975 y que entraron en vigor por la Ley 40/1975 de 19 de noviembre sobre la descolonización del Sahara. Y el dictamen vino a decir que en los "Acuerdos Tripartitos de Madrid" no se transfirió la soberanía sobre el territorio del Sahara Occidental ni tampoco se confirió, a los países firmantes que se hacían cargo de la gestión, la condición de Potencia Administradora; ya que era una condición que España, por sí sola, no podría haber transferido unilateralmente. Con lo cual y resumiendo, aquellos acuerdos firmados no tienen validez legal, según Naciones Unidas.

Es necesario comentar que además, la justicia española, en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en su auto de fecha 4 de julio de 2014 (resolución 40/2014) confirmaba, a través de su Presidente y hoy Ministro de Interior del actual Gobierno de España, el Excmo. Sr. Don Fernando Grande Marlaska Gómez, y consideraba que "...España 'de iure' aunque no 'de facto' sigue siendo la Potencia Administradora, y como tal, hasta que finalice el período de descolonización, tiene las obligaciones recogidas en los artículos 73 y 74 de la Carta de las Naciones Unidas". Con lo cual, legalmente el camino a recorrer parece que está claro... me pregunto si quizás solo falta un poco de voluntad política para ponerse en marcha y recorrerlo.

Con lo dicho anteriormente, ¿por qué desde el Congreso de los Diputados de España, el 23 de diciembre de 2020 se responde, con número de registro 79149, a una consulta de los Diputados Sabanés y Errejón, diciendo que España se considera desligada de toda responsabilidad de carácter internacional con relación a la administración del Sahara Occidental y aduciendo aquella carta enviada en 1976 al secretario General de Naciones Unidas, que he comentado anteriormente?. ¿Es que alguien no se ha enterado de los posteriores dictámenes y comunicaciones de Naciones Unidas con relación a este caso?. Si fuera por desconocimiento, me parecería grave; si fuera para hurtar la verdad, me parecería imperdonable al representar una falta de respeto y consideración hacia el pueblo español, hacia la legalidad internacional... y hacia el pueblo saharaui. Se continúa diciendo en la respuesta dada a los dos Diputados que España hace aportaciones económicas, lo cual está bien, pero eso no nos exime, en modo alguno, de cumplir con dicha legalidad internacional.

Dicho todo esto y en vista de lo que acabo de relatar, me hago otras preguntas, como por ejemplo ¿cómo es que España, que es el maravilloso país de la solidaridad hacia los demás cuando hay una catástrofe, que es de los primeros países que moviliza sus recursos para ayudar a esos países en dificultades, ha permanecido impasible y sin hacer frente a sus responsabilidades históricas y políticas, durante estos 45 años, ante el sufrimiento de un pueblo que un día fue su vecino, su hermano, su provincia número 53?

Porque mira por donde, a España, a este país nuestro siempre "destacado" en cuanto a la solidaridad, hay otro país situado al sur del Mediterráneo, Argelia, que le está dando alguna que otra lección en el terreno de la solidaridad con este pueblo saharaui...
¿Tanto se nos ha endurecido el corazón (a los sucesivos y diferentes Gobiernos de España, que no a los españoles) o es que la "Real Politik" y el egoísmo y mercantilismo ciego y desaforado impiden hacer lo correcto, lo que es decente, lo que es justo y necesario?. ¿Tan distanciada ha estado (y me gustaría pensar que esto está cambiando) y sigue estando la clase gobernante de los sentimientos y voluntades del pueblo español y de la legalidad internacional?.

Otra pregunta que me planteo es: ¿Si España sigue siendo la potencia administradora del antiguo Sahara español por qué hace dejadez de sus funciones?.

España debería hacer frente a sus responsabilidades internacionales y dejar de mirar hacia otro lado como si la "cosa" no fuese con ella, porque... ¿saben ustedes?, la "cosa" son personas, son vidas, son un futuro y somos los responsables de brindarles un camino para que, a partir de ahí, puedan, si así lo desean, andar y crecer y vivir solos, de una manera autónoma.

¿Por qué los gobernantes españoles, a través de los años, no han estado a la altura de lo que su pueblo (quien los elegía) esperaba de ellos en este tema de resolución de la situación de una antigua colonia y posterior provincia hermana?. Me gustaría pensar, y lo digo sinceramente, que esta situación puede cambiar... y que los políticos y gobernantes españoles estarán a la altura que se espera de ellos, ya que está claro que el pueblo español ha hecho causa común y simpatía hacia otro pueblo, otrora hermano, que lleva 45 años apartado de su tierra.

Quizás podamos empezar a abrigar ciertas esperanzas ya que hay políticos con responsabilidades en las diferentes Administraciones Públicas en España, Organizaciones Sindicales como CCOO y UGT e incluso integrantes del Congreso y Senado de nuestro país, de diferentes opciones políticas, que reclaman al Gobierno una solución inmediata y sin ambages. De hecho, el pasado 10 de marzo casi todos los partidos con representación en el Senado de España respaldaron una moción en la que solicitan al Gobierno de España cumplir con sus responsabilidades históricas con respecto al pueblo saharaui y llevar a cabo una hoja de ruta bien definida que conduzca a cumplir con la responsabilidad que nuestro país tiene.

Y si hablamos de un futuro y de la sostenibilidad de los pueblos... y, por tanto, del Pueblo Saharaui, recordemos que el número 16 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible habla de "Paz, Justicia e Instituciones sólidas" y es muy importante ya que es uno de los que permiten que se lleven a cabo todos los demás y... ¿en qué se queda en este caso? Y aquel eslogan, tan cierto y difundido, de "no dejar a nadie atrás"... ¿tampoco es válido aquí"?. Quizás por ello no estaría mal un compromiso decidido por parte de la comunidad internacional para ayudar a la final y feliz resolución de esta situación que, además, demostraría las voluntades políticas de servicio al pueblo, a cualquier pueblo, a este pueblo saharaui que está reconocido por 85 países como Estado independiente.

Además, sólo mediante las interrelaciones entre países libres, independientes y dueños de su destino se podrá crear un clima de paz, entendimiento y colaboración leal en la zona. Sólo de esa manera los países caminarán conjuntamente hacia un verdadero desarrollo sostenible en los aspectos económicos, sociales y medioambientales.

La comunidad internacional, como digo, quizás algún día pueda apoyar de manera decidida a la resolución de una situación de ocupación, inmisericorde e ilegal, y que tanto sufrimiento sigue causando a cientos de miles de personas y colaborar para que la solución adoptada legalmente propicie que el pueblo saharaui puede elegir libre y democráticamente su destino y este hecho se mantenga en el tiempo. Porque de no hacerlo así, ¿a qué intereses respondería? De ser así no estaría poniendo, como especifican los objetivos de desarrollo sostenible, el foco en el desarrollo de las personas y en su dignidad.

La base legal existe desde que la Asamblea General de Naciones Unidas, establece, entre otras muchas resoluciones, la Resolución 1514 (XV) de 14 de diciembre de 1960, con la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales; también mediante la Resolución 2354 (XXII), de 19 de diciembre de 1967, en donde se reafirma el derecho inalienable del pueblo del Sahara Español a la libre determinación y a través de la Resolución 43/33, de 22 de noviembre de 1988, en que, una vez más, se reafirmó el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y a la independencia.

Ha habido a lo largo de los años, por supuesto, muchas Resoluciones más en estos sentidos por lo que solo queda, ponerse en marcha y llevarlas a cabo a través de referéndum de autodeterminación solicitado por la ONU y que, por ello fue creada, en 1991, la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) mediante la Resolución 691 del Consejo de Seguridad.

Se habla muchas veces de "responsabilidades históricas" para hacer las cosas, llevar a cabo proyectos, etc. pues bien, ahora tenemos esta "oportunidad histórica" de solucionar esta situación en nuestras manos.

La Historia no puede recordar a España como el país insolidario que miró hacia otro lado y dejó abandonado al pueblo saharaui... porque, además, el pueblo español no ha hecho otra cosa que ayudar y solidarizarse con el pueblo saharaui desde los comienzos del conflicto. Pero es necesario que el Gobierno de España tenga la decisión de dar los pasos firmes correctos, de acuerdo con el Derecho Internacional y las Resoluciones de Naciones Unidas y el apoyo de la comunidad internacional y los esfuerzos de la MINURSO para llevar a cabo el referéndum de autodeterminación.

El pueblo español ha demostrado en infinidad de ocasiones, a lo largo de su historia, que cuando se centra en aquello que le une y trabaja conjuntamente y con un objetivo claro, es capaz de alcanzar todo lo que se proponga. Demostremos una vez más que "España es diferente", también cuando ayudamos a los demás y que tenemos la decisión y el coraje de cumplir con nuestras responsabilidades y de ayudar a este pueblo saharaui a decidir de manera autónoma su destino, vivir en la tierra que le pertenece y a trabajar libremente por su futuro.

Fernando Novo Lens es Presidente de la Asociación Cultural Hispano-Argelina "Miguel de Cervantes". Experto en Gestión del agua, Sostenibilidad y Economía Circular.
Novo Lens, Fernando
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