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Quo vadis África

martes, 09 de febrero de 2021
Quo vadis frica África nos parece un continente lejano, es diversidad, es color, es esencia de vida, es ensayos democráticos y también es un despertar hacia la tecnología, ciberactivismo, construcción de la democracia aciertos y profundos ensayos y errores, algo no muy distinto a nuestro continente, es también inmigración y, por supuesto, una rica cultura ancestral.

Tras la Segunda Guerra Mundial se planteó que, para reducir la pobreza, se necesitaba modernización económica, es decir, las sociedades menos desarrolladas debían seguir el camino de los países industrializados, para lo cual solo se requería de una ayuda que permitiese la evolución y prosperidad en todo el mundo, allí surge la cooperación internacional multilateral, bilateral o triangular.

Sin embargo, este paradigma será cuestionado luego del fin de la Guerra Fría, particularmente al momento de evaluar el impacto en África de la cooperación para el desarrollo; pues la realidad nos demostró que, de esa música, mucho ruido de occidente y pocas nueces…

Sin embargo, el significado mismo del "desarrollo" es un término complejo para medir África y su diversidad. En este sentido, a juicio de Gilbert Rist, en el binomio "desarrollo/subdesarrollo" hay variables compuestas que solo se sortean con el crecimiento económico, es decir, este será el único método para colmar la diferencia a los ojos de occidente y los propios.

Posteriormente emergen nuevos conceptos, como alivio de la pobreza, satisfacción de necesidades básicas y desarrollo humano, los cuales se sustentan en el impacto de los cambios sociales en las personas y no solo en parámetros macroeconómicos, se suman, por ejemplo, los derechos económicos, sociales y culturales, la calidad de vida y un no menos complejo indicador de felicidad.

En tanto que la esperanza de vida arroja tendencias que son similares en todo el mundo, hoy es un hecho que las mujeres viven más que los hombres y este ya es un indicador que a nivel global no ha dejado de crecer en las últimas décadas; ello, pese a que en algunos países subdesarrollados ha habido avances y retrocesos; pero África es un continente joven, cuya población es eminentemente menor de 36 años según indicadores de la oficina de población de la Unión Africana.

La población mundial en 1950 era de 2.500 millones. Hoy somos más de 7.700 millones, asunto donde la reducción de la mortalidad infantil en todo el mundo es vital, pero sigue habiendo muchas diferencias entre crecer en Europa o hacerlo en África subsahariana. Donde la desigualdad económica no es ajena a la de la esperanza de vida al nacer, aun en pleno siglo XXI.
La población africana está creciendo rápida y vertiginosamente en los últimos años, lo que supone tanto un reto, pero también una posibilidad de cambio y muchas oportunidades de ajustes y emergencia de nuevos liderazgos.

Según el informe de UNICEF 'Generación 2030', África es ya el segundo continente más poblado, con más de 1.000 millones de habitantes. En los próximos 35 años, 1.800 millones de niños nacerán en el continente, que duplicará su población, todo un desafío para la alimentar, educar y dar bienestar a su población, es momento de políticas efectivas de cooperación, de esas eficientes, efectivas y eficaces, vale decir, enseñar a pescar y no regalar el pescado, apoyar sin pretender grandes intereses bancarios, y ganancias instantáneas como acostumbran los fondos internacionales y la banca global.

África es rica, en su potencial abundancia de minerales, en trabajadores cualificados, es interesante destacar que a pesar de la pandemia en curso se vislumbran nuevos negocios en auge, muchos ligados a la sostenibilidady biodiversidad; la pandemia claro también les ha pasado duramente la cuenta, pero el continente es rico en recursos y cuenta con diversidad geográfica, hídrica y mineral, además de un sincretismo cultural y rutas de gran interés turístico. Su gente debería tener éxito y sus economías deberían prosperar pasada la emergencia sanitaria, allí hay recursos, coltán, petróleo, gas, diamantes, arenas raras, recursos hídricos y un largo etcétera, África debe construir su propio futuro sin tutelajes y sin padrinos que solo reman a sus intereses.

Por su parte, es claro que muchos individuos que viven en los países del África subsahariana siguen atrapados por la pobreza, y que occidente es un gran responsable de estas inequidades, mientras que grandes transnacionales, naturalmente de fuera del continente, extraen gran parte de su riqueza. Un claro recuerdo del esclavismo y la colonización en pleno siglo XXI.
Son miles quienes semana a semana se aventuran en cruzar en pateras el estrecho o abiertamente otras zonas del mediterráneo, y ciertamente el neocolonialismo es un gran responsable de ello.

"El cazador que persigue a un elefante no se detiene para tirar piedras a los pájaros". Se trata de uno de los proverbios africanos procedentes de Uganda cuya sola lectura es interesante, y se puede interpretar de dos maneras. Una, que cuando se libra una lucha por un objetivo grande, no debemos distraernos con pequeños combates. Otra, que quien tiene grandes objetivos está obligado de alguna manera a seguir adelante, sin detenerse, quizás aquí está la respuesta a su cultura, rica, pujante y diversa, África no se detiene, pues busca sembrar su propio desarrollo y su propia mirada, sin padrinos, sin tutelas sin la mano de un occidente muchas veces rapiña y ganador.

(Antonio Yelpi Aguilar es Presidente de la Fundación global África Latina y director de vinculacionn Universidad Upci&Perú y de la Universidad corporativa peruana croata de Standing)
Yelpi Aguilar, Antonio
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