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África, entre la esperanza y el desarrollo

martes, 22 de diciembre de 2020
África es diversidad, es color, es esencia de vida, también es tecnología, ciberactivismo, construcción de la democracia, muchos ensayos y errores, es inmigración y, por supuesto, una rica cultura ancestral.

Tras la Segunda Guerra Mundial se planteó que, para reducir la pobreza, se necesitaba modernización económica, es decir, las sociedades menos desarrolladas debían seguir el camino de los países industrializados, para lo cual solo se requería de una ayuda que permitiese la evolución y prosperidad en todo el mundo.

Sin embargo, este paradigma será cuestionado luego del fin de la Guerra Fría, particularmente al momento de evaluar el impacto en África de la cooperación para el desarrollo, de esa música, mucho ruido de occidente y pocas nueces.

Sin embargo, el significado mismo del "desarrollo" es un término complejo para medir África y su diversidad. En este sentido, a juicio de Gilbert Rist, en el binomio "desarrollo/subdesarrollo" es el crecimiento económico, es decir, este esel único método para colmar la diferencia a los ojos de occidente.

Posteriormente emergen nuevos conceptos, como alivio de la pobreza, satisfacción de necesidades básicas y desarrollo humano, los cuales se sustentan en el impacto de los cambios sociales en las personas y no solo en parámetros macroeconómicos, se suman por ejemplo los derechos económicos, sociales y culturales, la calidad de vida y un no menos complejo indicador de felicidad.

En tanto que la esperanza de vida arroja tendencias que son similares en todo el mundo. Las mujeres viven más que los hombres y es un indicador que a nivel global no ha dejado de crecer en las últimas décadas; ello, pese a que en algunos países subdesarrollados ha habido avances y retrocesos.

La población mundial en 1950 era de 2.500 millones. Hoy somos más de 7.700 millones, asunto donde la reducción de la mortalidad infantil en todo el mundo es vital, pero sigue habiendo muchas diferencias entre crecer en Europa o hacerlo en África subsahariana. Donde la desigualdad económica no es ajena a la de la esperanza de vida al nacer.

La población africana está creciendo rápida y vertiginosamente en los últimos años, lo que
supone tanto un reto pero también una posibilidad y muchas oportunidades de acabar con los problemas que ha venido arrastrando el continente, población y desarrollo un complejo binomio a considerar.

Según el informe de UNICEF 'Generación 2030', África es ya el segundo continente más poblado, con más de 1.000 millones de habitantes. En los próximos 35 años, 1.800 millones de niños nacerán en el continente, que duplicará su población, todo un desafío para la alimentar, educar y dar bienestar a su población, es momento de políticas efectivas de cooperación enseñar a pescar y no regalar el pescado, apoyar sin pretender grandes intereses bancarios, y ganancias instantáneas.

África es rica, en su potencial abundancia de minerales, en trabajadores cualificados, en nuevos negocios en auge y en biodiversidad; la pandemia claro también les ha pasado duramente la cuenta, pero el continente es rico en recursos y diversidad geográfica, y ciertamente cultural. Su gente debería tener éxito y sus economías deberían prosperar pasada la emergencia sanitaria, allí hay recursos, coltán, petróleo, gas, diamantes, arenas raras, recursos hídricos y un largo etcétera, África debe construir su propio futuro sin tutelajes y sin padrinos que solo reman a sus intereses.

Por su parte, es claro que muchos individuos que viven en los países del África subsahariana siguen atrapados por la pobreza, y que occidente es un gran responsable de estas inequidades, mientras que grandes transnacionales, naturalmente de fuera del continente, extraen gran parte de su riqueza. Un claro recuerdo del esclavismo y la colonización en pleno siglo XXI.

Son miles quienes semana a semana se aventuran en cruzar en pateras el estrecho o abiertamente otras zonas del mediterráneo, y ciertamente el neocolonialismo es un gran responsable de ello.
África, entre la esperanza y el desarrollo
"El cazador que persigue a un elefante no se detiene para tirar piedras a los pájaros". Se trata de uno de los proverbios africanos procedentes de Uganda. Se puede interpretar de dos maneras. Una, que cuando se libra una lucha por un objetivo grande, no debemos distraernos con pequeños combates. Otra, que quien tiene grandes objetivos está obligado de alguna manera a seguir adelante, sin detenerse, quizás aquí está la respuesta a su cultura, rica, pujante y diversa, misma que busca sembrar su propio desarrollo y su propia mirada, sin padrinos, sin tutelas sin la mano de un occidente muchas veces rapiña y ganador.

Antonio Yelpi, consultor, es Presidente de la Fundación Global América Latina.
Yelpi Aguilar, Antonio
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