Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Libertad, igualdad y fraternidad

lunes, 30 de noviembre de 2020
El 14 de julio de 1789 se produce en Francia la toma de la Bastilla y se proclama la Revolución Francesa con el lema de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Era la meta a alcanzar ante la opresión del Antiguo Régimen. Hoy, esos mismos defensores del Antiguo Régimen, se reconvierten en falaces paladines para la defensa de la libertad y así defender la segregación educativa- la igualdad no interesa- y olvidarse de la fraternidad para seguir con el sistema educativo de exclusión, como el famoso apartheid o sistema de separación racial. Recuperar aquellos principios es hoy el espíritu de la reforma educativa. Vivir para ver hoy que reclamen la libertad aquellos que representan el Absolutismo. Porque aquello no fue otra cosa que una revuelta progresista contra el conservadurismo más rancio.

Lo curioso es que sean ellos ahora los paladines de la libertad. Y no deja de ser curiosa, y también tramposa, la interpretación de la misma para mantener los privilegios a los que los distintos gobiernos los han acostumbrado. Una constante histórica de las clases dominantes para mantener su estatus y su privilegiada situación. La igualdad y la fraternidad no interesan. Y de la libertad se escoge lo que conviene, como el nombre. Pero negar a los desheredados lo más mínimo vital - a los Miserables, diría Víctor Hugo- es el trasfondo de la oposición a la nueva ley de educación.

No voy a diseccionar aquí la ley Celá porque resultaría muy extensa la explicación, pero someramente aclararé unas cosas:

1º No es verdad que desaparezca el castellano, ni la educación especial, ni la escuela concertada, ni la religión. Simplemente mienten cuando dicen que desaparece de Cataluña y otras comunidades autónomas. Sólo se modifican algunos aspectos como que el castellano- eliminan que se trata de "la lengua vehicular del Estado"-, pero añade que se aplica "de conformidad con la Constitución española". Hay una discusión aquí, entre gobierno y oposición, que aclara el artículo 3 de la Constitución y es que ""El castellano es la lengua española oficial del Estado" y obvio resulta saber que todas las leyes emanan de ella. Además hay jurisprudencia en tal sentido. El tema de que sea vehicular es una cesión, y por otra concesión, en la pugna entre gobierno e independentistas que en la practica nada afecta. Y es que vehicular, en la enseñanza diaria de las escuelas, es cualquier medio que se use para la mutua comprensión, desde pictogramas hasta la mímica. En cuanto a la educación especial, sólo se mejoran la enseñanza pública, dotándola de más recursos para poder atender a los niños que presenten deficiencias. Deja de ser evaluable la religión-algunos nos preguntamos el porqué sigue existiendo en los colegios como asignatura, cuando la religión pertenece al ámbito privado de las personas y hoy los colegios son multiculturales-. Se pretende evitar que los colegios concertados, pagados con dinero público, puedan seguir cobrando cuotas por actividades extraescolares, sibila barrera para impedir a los pobres acceder a estos centros. Así mismo se pretende que dejen de discriminar por sexo-anacrónico pensamiento sin ningún fundamento pedagógico- y se practique la necesaria igualdad de sexos...

Básicamente, es una ley progresista, razonable y respetuosa con todos. Una ley que pretende una sociedad más igualitaria. Ciertamente me alegro, porque debiera ser la base donde se asienten los principios de una sociedad más fraterna y justa, que urge por el bien común. Experiencia tengo con otras leyes que siempre han sido escasos remiendos para una sociedad, que día a día se polariza más, para crear dos mundos antagónicos y paralelos de desmedida riqueza y pobreza extrema. Y lo he vivido a lo largo de mis años de trabajo. Y he visto como los problemas de desigualdad se han agudizado y también los reiterados agravios que esgrimen siempre las clases dominantes ante cualquier intento de corregir una situación tan injusta. Que si ataques a la libertad, a la religión, a la libre empresa, si hay adoctrinamiento ideológico...Hasta algo tan necesario como la educación para la ciudadanía ha sido vilipendiado.

231 años después de aquella hermosa Revolución Francesa, todavía la Libertad, Igualdad y la Fraternidad son una utopía. Ningún gobierno ha combatido con eficacia la desigualdad entre los niños de nuestra sociedad, y vanos resultaron, o insuficientes, los nobles intentos de muchos compañeros maestros en tan ardua tarea. Hombres y mujeres entregando sus sueños para mejorar el mundo y éste siempre está en manos de ladrones y buitres. Las ilusiones que hemos compartido siempre se esfumaron y esfuman ante la falta de contundencia en resolver una situación que requiere cambios muy profundos. La escuela es el reflejo de una sociedad, que no sólo es injusta, sino que cada día ve medrar más la desigualdad ante la desidia ciudadana y la ceguera voluntaria de esos vocingleros mentirosos. Y lo peor es que no se atisba solución.

Poco hay de aprovechable en una ciudadanía que establece unos mundos paralelos tan distintos. La plebe, los parias, el vulgo también existe. Vive y sufre en un mundo de asco, de comodidad y cobardía. En mundo temeroso de revoluciones y ávido de fortunas. Vive maltratado entre la opulencia y la superficialidad. Vive entre la ostentación de los poderosos y la chabola del humilde. Porque la plebe no legisla, bastante tiene con currar, si hay en donde.

En este contexto, la escuela vive también ese paralelismo de ricos y pobres. De colegios elitistas y de guetos escolares.

Nada voy a decir al lector que no conozca de los colegios elitistas. Son clasistas, racistas, presumen de principios y, sin embargo, practican la xenofobia más rancia. Lo que no encaja en mi visión y me resulta curioso, y hasta paradójico, es ver que muchos colegios elitistas son de congregaciones religiosas. Puede, al menos, parecer una contradicción.

Porque hoy quizás Jesús de Nazaret naciera en lugares como los guetos escolares de los barrios periféricos de las ciudades- de éstos no habla la prensa- -. Barrios donde ni Dios, ni reyes ni gobiernos interesan ni se les espera; donde los sueños son platos de comida y la cárcel una más de la familia. Sí, allí donde los niños están condenados a la miseria más cruel. Niños vestidos con ropas de segunda o tercera mano. Niños que sólo conocen la ternura de los besos de una madre reventada del trabajo o de un padre con fuerte olor a vino peleón. Niños que desconfían de los abrazos y, ya fuera del colegio, se agarran entre sí y surgen lazos de fraternidad en la desesperanza. Sí, son los que acaban practicando sexo sin protección y no les importa la condena del aborto, ni tienen miedo a las leyes de una sociedad tan hipócrita como egoísta. Sí, niños sin miedo a ir a la cárcel porque saben que no nacieron en regia cama, ni conocen otro paraíso fiscal que el que proporciona el contenedor. . Porque ellos, sí, tiran a sus hijos en los contenedores ante el escándalo de las almas benefactoras de falsa caridad. Nada extraño es que acaben siendo víctimas de la droga, la delincuencia o la prostitución. Son las carreras que les dejan estudiar a los pobres. Al fin y al cabo, ellos aprenden de los ricos y saben que el dinero arregla muchas cosas. Cuántos de estos chavales, a los que llaman los niños del arroyo, tienen mucha más dignidad que los del elitista "primer mundo". No, señores, mundo sólo hay uno. Clases sociales, marginación y desigualdad, toda la que quieran.

Esa es una realidad que se vive en los barrios de las grandes ciudades. Allí donde el covid no repara, porque viven hacinados en casas humildes. Son niños con padres de trabajo muy precario, si lo tiene y usan, o sufren, siempre las aglomeraciones del metro, autobús, del ambulatorio...Conocen muy bien el arroz, las lentejas y los garbanzos- recuerdo haber encontrado a un niño, sin comer, porque estaba harto toda la semana en la olla de garbanzos que su madre le dejaba-. Sí, señores reaccionarios. Esa es vuestra igualdad y fraternidad.

Y ahora, ¿qué más decirle a los desaforados papás que tanto critican el intento de igualar un poquito? ¿ qué deberían recordar a las monjitas, que siempre alaban a Dios con niños de uniforme y buen olor? ¿ resulta cruel decirles que la miseria huele?. Evidentemente, cierto es que de todo hay en la Viña del Señor- nunca mejor dicho- y que otras monjas son verdaderos ejemplos de caridad, pero a las primeras me van a permitir recordar sus obligaciones. ¡Que están muy habituadas a ver fantasmas!

¿De qué libertad hablan los vocingleros mentirosos?
Libertad es la que necesitan estos desheredados por vuestras leyes injustas de marginación y desigualdad para poder vivir con la dignidad que se merecen y vosotros negáis; libertad es lo que merecen estas gentes hartas de tanto luchar y sufrir vuestra explotación y abandono; libertad es lo que necesita una jovencita que aborta y condenáis a la cárcel, mientras vuestras hijas se esconden en elegantes clínicas para lo mismo. Eso sí, las vuestras gozan de comprensión, medios y ayuda y, por supuesto, de perdón. La repulsa, el juicio condenatorio, los insultos de asesina es la caridad que empleáis con la pobre, no faltaría más. Ellas no quieren a sus hijos, los quieren vuestras hijas. Esa es vuestra habitual vara de medir en todo.
Y a fata de argumentos que rebatan con lógica y verdad esta ley, que yo aplaudo porque trata de seer más humana, inventáis mentiras para, en río revuelto, seguir viviendo robando la libertad, huyendo de la igualdad y, por supuesto, olvidando una fraternidad que nunca habéis sentido. Lo vuestro es hipocresía pura.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES