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El Samaín, los orígenes de Halloween

miércoles, 28 de octubre de 2020
Como todos sabemos, la noche de las brujas está al caer; esa noche en que el velo que separa el mundo de los vivos del de los muertos es más fino que nunca, la noche de… Halloween?

Bueno, ese es el nombre más popular de las festividades, últimamente, pero en realidad la tradición es mucho más antigua que los disfraces, los caramelos, y las películas de terror; la tradición real proviene de los antiguos druidas celtas, y su nombre era Samhain.

La palabra en si significa 'fin del verano', pues era la celebración que marcaba el final del mismo y la transición al invierno y el momento en que, por ser más fino el velo, los antiguos celtas creían encontrarse más próximos a los espíritus de sus antepasados. Esta celebración era también, curiosamente, el Año Nuevo Celta. Por aquel entonces se consideraba que el año se dividía en dos partes: la parte más oscura y fría que comenzaba con el Samaín, y una parte mas clara y cálida que comenzaba con la celebración del Beltane la noche del 30 de Abril.

Tradicionalmente, durante la noche de Samaín se encendían hogueras en distintas partes de los pueblos, con el objetivo de guiar a los espíritus de los difuntos en su camino de vuelta a casa y posterior regreso al más allá, y de espantar a los malos espíritus. Con este mismo objetivo, algunos de los vecinos portaban máscaras y se cubrían con pieles de animales, posiblemente dando lugar a la moderna costumbre de disfrazarse.

También se creía que no solo se abría la puerta entre el mundo de los vivos y el de los muertos, sino que también se abría aquella que llevaba al mundo de las hadas, permitiendo que estas y los trasgos accedieran a nuestro mundo con mayor facilidad. Por este motivo se cerraban las casas a cal y canto, pues se creia que si un hada entraba en la vivienda les traería buena suerte durante todo el año, mas si lo hacía un trasgo la mala suerte los perseguiría en su lugar.

Al igual que en Nochebuena, en esta noche era tradición no recoger la mesa tras finalizar la cena ni apagar la chimenea, pues las almas de los difuntos podrían querer cenar una vez todos los miembros de la familia estuvieran dormidos, y tampoco se las debía dejar pasar frío.

También es destacable que ni siquiera algo tan relacionado con la actual tradición americana como el truco o trato se salva de ser herencia de la tradición celta, ya que durante la noche del 31 de Octubre se cree que los druidas recorrían los poblados de puerta en puerta, pidiendo comida que ofrecer a sus Dioses.
García Cornellana, Leticia
García Cornellana, Leticia


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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