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Losada, primer pizarrero quirogués

lunes, 02 de noviembre de 2020
Como día tras día hacía, después de finalizar su jornada laboral en la cantera, aquel mozo regresó a su casa . La abuela, sentada en una silla junto a la entrada del hogar, daba consejos al nieto más pequeño y, cuando vio llegar al otro mayor, comentó:

-" Mira, ahí llega tu hermano. A propósito, te voy a contar un cuento sobre la pizarra, nuestra "lousa".

El joven mirándole le dijo:
-" Perdona, abuela, yo no vengo para cuentos. Lo que voy es directo a la ducha."

Ella le responde:
-" Entiendo, hijo, estás cansado de trabajar"

La anciana iba a quedar en silencio, pero el pequeñín, con voz casi implorante , exclamó:
-¡" Porfa, cuéntamelo a mí"!

Como bien sabía la señora que a ningún niño le puede ser negado ninguna petición dijo:
-"Vaya, si ese es tu deseo, te lo cuento."

La buena mujer comenzó el relato, que es como sigue :
" Estas tierras de Quiroga, en tiempos muy lejanos cronológicamente, estaban ocupadas y dominadas por los poderosos lagartos. Eran vagos y déspotas, solamente hacían pasear y tomar el sol sobre las piedras. Un día, una gran cobra que se enteró de que tierras tan ubérrimas estaban sometidas al poder de esos lacértigos dijo:

-"! Voy a ir y devorarlos a todos"!

Aquí se presentó aquella gran boa pero el jefe de los lagartos, que era un temible mago, al ver que el reptil abrió la boca para devorarlos , mirándole sin miedo a sus enormes ojos gritó:

-" ¡ Cobra, conviértete en río para que siempre estés bajo nuestros pies!."

En ese instante la serpiente, profiriendo un terrible silbido, se tornó en este río que vemos pero, antes de que su cuerpo escamoso agua fuera, así le habló:

-"¡A mí, hechicero maldito, me has sorprendido pero, antes de que se produzca el primer engrosamiento de mi cuerpo, el que me hará cambiar esta piel, muchísimo antes de eso, vosotros no existiréis porque vendrá quien, vuestra piedra la convierta en pan."

El poderoso lagarto, apoyando su robusta y fuerte cola en el suelo, con arrogancia se levantó y, erguido voceaba:

-" Ahógate en tu veneno, malvada. El pan solamente se hace de la masa de la harina.!!"

La serpiente estas palabras pronunció en un último grito:

-"! Piedraaaaas, dejaréis de ser el refugio de estos dominadores!! Piedraaaas, pan de los hombres seréis!"

Las carcajadas del tremendo lagarto resonaron en el valle quirogués:
-"! Ja, ja, ja!"

Ese valle, el que ya para siempre quedó recorrido por esa serpiente, que no es otra que este Sil que, serpenteante se mueve entre estos montes que son su hura.

La vida de los lagartos prosiguió igual, tomando el sol sobre las piedras y, cuando hacia mal tiempo, amparándose bajo ellas.

Enterado un señor feudal de que, por esta zona, nadie se atrevía a entrar en las tierras gallegas porque tenían miedo a ser atacados por los lagartos dijo:

-" Me presentaré allí con mis gentes y acabaremos con esos salteadores del camino más antiguo. Santiago, nuestro patrón, nos amparará contra esos energúmenos, parientes de los legendarios dinosaurios. No merecen vivir los que están provocando la despoblación de una zona tan bella."

Sin dudarlo dos veces, hasta aquí con su tropa se encaminó. Aprovechando que la climatología era adversa les atacó, pues los lagartos ante el tiempo adverso no estaban al aire libre donde eran enemigos terribles e invencibles. Con su enorme cola abatían a cualquier caballero de su montura , por sus bocas salían las llamaradas de fuego de sus lenguas y , con las afiladas garras despedazaban toda defensiva o atacante enemiga arma.

La lucha fue muy dura pero, se impuso la ley del que, por entonces, era el mejor y, a todos los lagartos los aplastaron bajo sus piedras y, aquel hechicero, que sometió a la cobra, como fue sorprendido invernando quedó para siempre durmiendo bajo una losa grandísima y, con él, por supuesto todos sus secuaces. Gran y sonada victoria fue en todo el contorno.

Retornaron a sus casas los pobres campesinos que huyeron del tiránico poder de los lagartos y, con voces de júbilo, gritaban:
-"A usted, libertador nuestro, le ponemos por apellido Losada, pues con la losa aplastó a nuestros verdugos."

Y el bondadoso señor, levantando en sus manos una losa, así les habló agradecido
-" Esta pizarra, la que era inútil para esos malditos lagartos , en vuestras laboriosas manos será pan. Para que nunca sea refugio de esa especie terrible, la partiremos , la labraremos y será el techo de vuestras pacíficas casas que dejarán de tener cubierta de brezos y, de su venta obtendréis el dinero para vivir ".

"Así, nieto mío, surgieron las canteras y ese señor feudal se convertiría en el primer pizarrero de la zona. Los colosales lagartos desaparecieron y, si por aquí vemos algún representante, es una minúscula e inofensiva lagartija quien, al menor ruido, escapa despavorida."

Acabó el cuento la anciana, pero lo que siempre en las entrañas de esta tierra permanecerá es la "lousa" y estos vecinos siempre agradecidos se mostrarán hacia aquel señor que, a sus lejanos antepasados liberó de la plaga fatal y con ello utilizando esa como arma también lograron el pan en la paz y él, en su escudo ostenta la representación del lagarto aplastado por la losa.
Pol, Pepe
Pol, Pepe


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