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No sé cómo no se les cae la cara de vergüenza

martes, 22 de septiembre de 2020
Esto es un blog, un diario, y como tal en él expreso mis impresiones e incluso en ocasiones mis sentimientos. Los míos no los de ninguna entidad ni asociación, sea yo miembro o presidente de alguna (sí, hablo del Senado y de Lugo Monumental). Hoy no me resisto a publicar aquí algunas cosas que escribí en Facebook el fin de semana, presa No sé cómo no se les cae la cara de vergüenzade la tristeza y la desesperación. He cambiado un poco la redacción de algunas cosas para dar una coherencia al conjunto pero en esencia es lo mismo, y me temo que seguiré sintiendo lo mismo durante mucho tiempo… y a mí ni siquiera me va a la cartera directamente, no sé cómo lo soportan los afectados en primera persona.

Cuando ves a personas adultas llorando porque se pone en peligro su medio de vida por la soberbia y la cabezonería de los "líderes" de las mismas administraciones que deberían velar por sus intereses se te cae el alma a los pies.

Cuando encima esos "líderes" tienen la osadía de sacar pecho y decirte los muchos desvelos que sufren por la gente mientras están haciéndonos la puñeta, entre otras cosas porque solo escuchan a los pelotas y a quienes pueden controlar o comprar te desesperas.

A veces pienso que no hay solución. Que esta ciudad no va a poder salir del pozo porque al mismo tiempo que se niega a la gente honrada ganarse su pan se gastan nuestros dineros en edificios que no saben ni para qué se van a usar y en barrios nuevos mientras el resto se caen en pedazos.

La política puede ser algo maravilloso cuando se piensa como servicio público. Cuando es un fin en sí mismo es un asco, y es lo que sufrimos en Lugo desde hace mucho tiempo con honrosas y puntuales excepciones.

Deberían recapacitar y corregir, pero no lo harán. Se refugiarán tras los parapetos de la administración, que se llaman "técnicos" y tragarán con sus ruedas de molino a pesar de que el sentido común y las pruebas indiquen que es un disparate cerrar una calle al tránsito peatonal innecesariamente. Se creerán esa milonga de que es imposible poner una puñetera pasarela a pesar de que se ha hecho en Lugo en decenas de calles y en situaciones mucho peores.

Y no lo harán por estupidez, ni siquiera por maldad, sino por algo peor, por cobardía. Por no querer ver la realidad y por esconderse para no afrontar una realidad que les supera y no saben cómo ayudar a controlar.

La situación global es terrible pero sólo se pide una cosa a la administración: no nos estorben. No parece mucho pedir.

“Tendrán que escucharos” nos dice mucha gente. El problema es que ya nos han escuchado pero se hacen los sordos. Saben con detalle cuál es el problema pero les da igual. Lo reducen todo al juego político, a "eso es competencia de los otros" como si hubiera dos gobiernos, y "los otros", con esa soberbia del nuevo rico que ejerce un poder para el que no está preparado, ignoran los problemas ajenos porque desde su recién adquirida altura ven todo plano. Y hagan lo que hagan seguirán cobrando sus sueldos, que pagamos todos porque han conseguido su único objetivo, el poder.

La decepción no puede ser mayor. Algunas de las personas responsables de lo que está pasando llegaron al Gobierno Local y, aunque sinceramente yo no les voté, pensé que harían las cosas de otra manera. Sí, hablo del BNG. Fue al revés, se apuntaron de inmediato a la política de la foto y la nota diaria y de la imagen en vez del trabajo. Por su parte quien debe dirigir el cotarro, el PSOE, está más pendiente de aprobar los presupuestos y no cabrear a su socio que de corregir lo que saben perfectamente que es una barbaridad. ¿Y la Oposición? La digna Oposición está a por uvas, buscando un hueco junto a los nuevos líderes donde hacerse la foto y ser los sustitutos de esta política de chichinabo en la que estamos instalados.

Personalmente creo que desear gobernar para hacer cosas por tu ciudad es un fin no sólo legítimo, sino incluso noble. Pero no sé qué les pasa a las personas que cuando lo alcanzan lo usan, no hacer las cosas bien, sino para dispararlo como arma contra todo el que se atreva a decir que el emperador está desnudo. Pues no sólo está desnudo, el emperador se mea en nosotros y aunque digamos que es orina encima nos exige que digamos que llueve.

Habitualmente soy crítico, pero es la punta del iceberg. Estos días han superado mis peores temores. Escuchar a un concejal decir a una persona a la que están obligando a cerrar "es que ese no es mi problema" me revuelve el estómago. Y me ha pasado estos días en la Plaza de Abastos, en un edificio municipal, propiedad del Ayuntamiento al que todos pagamos nuestros impuestos y del que esperamos que, al menos, tenga un mínimo de decencia.

La culpa también es de quienes lo aceptan. Y por una vez no sólo son los partidos políticos que aúpan a quienes no tienen más méritos que ser los perros falderos del líder de turno, sino también de los cobardes que, dentro y fuera de los partidos, aplauden decisiones que saben incorrectas porque no quieren perder la oportunidad de ser los siguientes en recibir las ventajas que saben que no merecen. Y así hemos llegado hasta aquí.

No sé cómo no se les cae la cara de vergüenza.
Latorre Real, Luís
Latorre Real, Luís


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