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La ruta de los sueños

jueves, 30 de julio de 2020
Para mejor comprender nuestra identidad patria hay que releer la historia a menudo y volver a los orígenes de cada hecho que nos distingue. Estos días tan especiales, en los que se entremezcla de nuevo la Fe y la Fiesta, he querido que tu revivieras el hecho más relevante de la Edad Media, el que hizo cambiar el rumbo sociocultural de nuestras vidas y que aún hoy influye en el devenir de este pequeño país, Galicia.
La ruta de los sueños
Este hecho no es otro que la aparición del cuerpo del Apóstol enterrado en el medieval monte Libredón. Porque es lo que origina la ciudad de Compostela y la primera gran ruta cultural que se conoce en Europa, el Camino de Santiago.

A partir de ese momento, llegan gentes a Galicia por la “Ruta de los Sueños”, que cantaban ya los trovadores del medioevo, como Dante Alighieri, el autor de la “Divina Comedia”, quien escribió, desde Roma, aquello de que “no se entiende por peregrino si no aquel que va a la tumba de Santiago o vuelve”.

Vienen peregrinos a Compostela por siete caminos, por el mar y por la tierra, desde América, Asia y Europa; desde Portugal y desde España. Y escriben en el cielo miles de sueños “con guirnaldas de verdes luceros”, que es como describió García Lorca, su poética “Vía Láctea”.

Desde la aparición de la tumba del Hijo del Trueno, llegan gentes a Santiago, cansadas por la dificultad de la ruta, que pinta inviernos de agua y nieve, luce primaveras de plata, veraniegos amaneceres de oro y otoños policromáticos. Por eso el Camino de Santiago es la perfecta conjunción de lo espiritual y lo natural; y en él se encuentran peregrinos de la más diversa condición y procedencia.

Ellos son los verdaderos protagonistas de la mística aventura o de la legendaria alquimia o de las múltiples fábulas que se suceden en los miles de libros que hablan del espíritu del Camino. El que conquistó en la modernidad de los tiempos a Paulo Coelho. Y a mucha más gente relevante de las letras, las ciencias o las artes, que escondieron su popularidad detrás de la concha de vieira que simboliza el anonimato de la peregrinación a Santiago.

Los peregrinos de la Fe son el origen del Jubileo. Otros caminantes buscan los aspectos más lúdicos del Xacobeo de nuestros tiempos, perdiéndose en una ciudad que sorprende.

Los peregrinos sienten ya júbilo cuando desde el Monte del Gozo avistan las torres de Compostela; y lo sienten especialmente, cuando, una vez traspasada la puerta santa del templo catedralicio más hermoso, siguen el rito de abrazar la imagen del Apóstol y visitan su tumba. Es lo más espiritual de la Ruta.

Al caminante le asombra la ciudad de piedra, las plazas y los edificios, y la gran Catedral, pero también el ambiente de fiesta que se vive en una Compostela turística por excelencia.
La ruta de los sueños
Aunque los hay que buscan otro final, diferente y mágico, por eso siguen su ruta hasta el Fin de la Tierra. Allá, al pie del faro mas occidental de Europa, queman sus ropas y contemplan como el sol se acuesta en el océano para descansar.

En las 7 rutas xacobeas reconocidas oficialmente, confluyeron siempre la materia y el espíritu. La piedra se convierte en alma. La arquitectura es la forma material de la energía. Los monumentos y el arte que nos encontramos en los caminos a Compostela son los símbolos de la Fe hechos de materia vivificada.

Caminos de piedra o de polvo aplastado por millones de pasos a lo largo de al menos un milenio de afanes itinerantes. Paisajes repletos de magia, de naturaleza viva. De historia y de leyendas. De cultura e incluso de juvenil fiesta. Senderos que aún hoy despiertan el interés de los hagiógrafos y de los esotéricos, lo mismo que hace mil años cristianos interesaron a masones y monjes templarios.

Y no hay cronista que se precie, que no hable de magia, de arte, de paisaje, de cultura y, al menos, de todas las ideas perfectas que reflejan la vida misma del caminante en los espejos del agua.

Hay otras crónicas, ocultas muchas veces para los mortales, entre los antiguos documentos de las bibliotecas de los viejos monasterios que hablan solo del peregrino que se mueve por la fe y la devoción.

Dicen, aún hoy en día, estos peregrinos, que este es un Camino de reencuentro espiritual y que es la cultura religiosa la que ha obligado a los creyentes a poblar la Ruta en los tiempos modernos.

La diversidad de culturas y de ideas es lo que enriquece, en definitiva, este Camino, legendario y espiritual en el que, eso es seguro, aún es posible la comunión del hombre con la naturaleza más viva y hermosa.
Rodríguez, Xerardo
Rodríguez, Xerardo


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