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La resistencia del niño mayor

viernes, 17 de abril de 2020
Coronavirus maldito, no podrás con nosotros.
la niñez es sentimiento
pero sensibles todos los humanos lo somos,
y no por ello
tiene que haber lloros y lloros.

Coronavirus cruel, nos alejaste del parque,
que está todo él muy vacío y solito.
Los árboles gimen al viento porque ni niños ni madres
acuden; unas, a sentarse en el banco de madera de pino
hablando con sus vecinas y cuidándonos, en tanto corremos por todas partes.
jugando, pletóricos y dando alegres gritos,
esas voces que, de nuestras gargantas salen
porque estamos al aire libre gozando vigorosos y enérgicos.

Los columpios y toboganes, coronavirus horrible, están parados,
quietos, ni el aire los mueve,
todo es silencio tétrico con sus armas en alto,
y las tardes, oh, esas tardes agónicas se mueren
porque no nos ven a los niños correr por jardines y campos
o jugando en pandilla en la calle mientras revolotean los vencejos que vuelven
también a jugar a no tropezar con los edificios altos.

Coronavirus malvado, has dejado también vacíos los coles,
esas aulas a las que tanto nos gusta volver
para estar con compañeros/as y nuestros profes
que académicamente no nos olvidan mandando actividades y ánimo a lotes
para que no haya desfase en nuestros estudios ni en nuestra vida porque
nuestros padres y nuestros queridos profes
se preocupan de que superemos este trance al que nos sometes.

Pronto volveremos y las clases y patios de recreo
recuperarán la normalidad que es nuestro ansiado deseo.

Coronavirus horrible, nos has quebrado una primavera
pero, recuerda, tú solo contarás con esta,
luego, morirás para siempre pero, a nosotros los niños
nos quedan muchas flores que ver y disfrutar y decirnos:
“Qué es bello y lindo
saber que tú ya estás eliminado porque estuvimos unidos
y, dentro de la casa de ti nos defendimos”.

Coronavirus tremendo, somos muy fuertes los niños,
tan fuertes que te hacemos frente y resistimos
en esta ventana de la vida que feliz vivimos
cuando a ti te rechazamos
y, a la calle volvemos a llevar alegría dando saltos
pormerecer gozar nosotros de libertad
y nuestras familias y vecinos se alegran de vernos por fin fuera del hogar
felicitándonos porque los niños ejemplo hemos dado
de ser fuertes ante amenazas tan terribles como la que nos ha tocado.
Has venido para hacernos fuertes y duros,
para que comprendamos que nada hay en esta vida seguro
y que lo que más vale, lo que no es un juego
es la salud que ni de ella somos dueños.
Pol, Pepe
Pol, Pepe


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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