Confinamiento
viernes, 10 de abril de 2020
Llamar confinamiento
a la suspensión de la libertad de movimiento
es una metáfora, un eufemismo,
que se contradice a si mismo.
Si bien dicha medida está recogida en la Constitución,
ante una grave y excepcional situación,
a fin de evitar un contagio colectivo,
el confinamiento es un suplicio, un castigo,
que algunos políticos, en excedencia
consideran como un arresto domiciliario,
sin juicio ni sentencia.
Este confinamiento, sin fecha de caducidad
genera incertidumbre y ansiedad,
especialmente a personas vulnerables,
enfermos o ancianos que viven en soledad.
El culpable de este cruel e insólito castigo
es un virus contagioso y agresivo,
que amenaza gravemente
a toda la Humanidad
¡! Qué barbaridad ¡!
Urge que lo apresen de inmediato
y nos concedan a los demás la libertad.
Tres semanas llevo confinado
en la quietud serena de mi hogar,
como un eremita resignado
a ver el tiempo pasar
De casa no se puede salir
si no vas por un perro acompañado.
¡! Estoy desolado, esto no es vivir!!
Basta que te prohíban algo,
para que te apetezca más realizarlo.
Si nos privan de la libertad de movimiento,
en el silencio y sosiego del hogar
hay que dejar la imaginación volar,
, que ningún decreto puede controlar
Curiosamente, los que nos han privado
de la libertad de movimiento
la siguen ejerciendo sin impedimento,
quizá la condición de político o diputado
implica que estás inmunizado.
Desde mi encierro confinado
pido a los culpables de tal desaguisado,
que, por favor, nos levanten tan cruel castigo
y nos dejen con sosiego callejear con libertad
por esta ciudad dinámica, festiva y liberal
donde ni siquiera la lluvia y el nordés
consiguen meter en casa al coruñés
Y colorin colorado sigo en casa confinado´.
Vázquez Liñeiro, José Ramón
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