Sucedió esta semana
lunes, 23 de marzo de 2020
- Entón, non se pode sair da casa
- Non Manuel, só te podes asomar a eira e respirar fondo
En la aldea llevan a rajatabla la cuarentena y por la City no camina ni la Santa Compaña.
Mi madre y mi abuela hubieran resuelto esto del Covid-19 con unas velas a San Blas y otras a San Pedro ya sabes que eran muy devotas- aunque don Felisindo, aquel buen cura que fumaba puros y bebía coñac, les diría
- Miñas señoras, os santos non curan a gripe, ises son os médicos. Os santos son bós para aprender a non facer falcatruadas. Pero os políticos non lles rezan e vostedes xa gañaron o ceo dabondo, como maestras e como nais.
¡Qué gran cura don Felisindo!
Aquella retranca de alguno de sus sermones casi me hace creyente, que estaba yo en la edad del pavo aún y podía creer cualquier cuento. De él aprendí a tomarme la vida con calma y por eso desde hoy soy un eremita urbano que ha desempolvado los viejos vinilos para que los recuerdos acaben con el aburrimiento.
Así que entre la música y el teléfono, ayudado por eso que llamamos comunicación telemática, algunas historias te podré contar esta primera semana que tenemos que vivir alarmados
(El teléfono se ha convertido en lo único indispensable de todos nuestros bienes. Nuestras vidas se conectan a través de las redes y por ellas sabemos cómo anda nuestra gente).
DIA 1 EN ESTADO DE ALARMA Sábado, 14 Marzo.
Así, por teléfono, es como me tranquilizo. Que falta me hace. Sé que todos están bien y van a aprovechar el fin de semana para las labores domésticas. Yo, sin embargo, soy incapaz de escribir. Me he puesto el concierto de André Riu en Maastricht y entre Strauss y Vivaldi me levantan la paletilla. Nunca tuve un día tan tonto ni viví una situación tan espantosa. Yo, que al principio de todo este lío me decía
- Hombre, malo será que de China nos llegue aquí
Yo que me lo tomaba a broma
- Joder, pero si es una gripe, es un coronavirus
Pues no. No es una gripe normal. Acabo de escuchar al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, que me dejó de piedra con el Estado de Alarma. Cuando terminó, apagamos la tele y cada uno en casa nos fuimos para nuestro chiringuito.
Yo empiezo a toser
Parece que me pica un poco la garganta
¿Me pondré el termómetro?
- No, coño, no seas hipocondríaco. Tu tos es tuya, no te la trajo nadie. Y si te pica la garganta, ráscala. Si tuvieras fiebre ya estarías tirado en una cama, baldado, no frente a este ordenador que te está dejando ciego
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Rodríguez, Xerardo
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