En un mundo que parece dominado por la razón pura y dura, en medio del despunte de tecnologías extraordinarias y donde existen grandes religiones pero el número de ateos, especialmente en la Unión Europea, no cesa de crecer, aparece de repente un factor totalmente irracional. Un virus que trae de cabeza, nada mas y nada menos que, a China, la segunda potencia económica mundial, y a un rosario de países, entre ellos Italia, donde afecta al corazón económico del país: el poderoso norte, Piamonte, Lombardía y el Véneto.
La OMS nos dice, por boca de su Director General, que tenemos que prepararnos para la pandemia. Y de repente se ve un crecimiento de lo irracional que va acompañado, a su vez, por atroces calimas en Canarias que impiden respirar al aire libre con plagas de langostas bíblicas en África. Queridos lectores, ¿os acordáis de las siete plagas de Egipto?
A todo esto, tremendos incendios, por si faltara poco, el aire contaminado de un vertedero en Eibar causa el pánico entre la población local.
Quien se tome la molestia de ojear el Apocalipsis verá que los anuncios del anticristo y del fin del mundo están acompañados por catástrofes de este tipo.
A mi no me parece que sean signos del Apocalipsis, sino más bien de reaparición del elemento irracional que parecía desterrado. Pensad que desde el año 1300 no se había suspendido el carnaval de Venecia. Que se cierran estadios deportivos, teatros y lugares de ocio. Que en Italia, que cuida tanto su estética, para entrar en los supers y farmacias, se tiene que hacer en fila india, guardando un metro de distancia entre persona y persona.
Hoy en la famacia, a la que fui a comprar vitamina C, para tener fuerzas en la presentación de mi próximo libro, me encontré con una señora de cierta edad que pedía una mascarilla. Me enteré, con asombro, que en esta farmacia muy frecuentada de Princesa, hay ya una gran lista de espera. Y el gel desinfectante, que ha desaparecido también en Italia, lo están esperando.
Aquí en Plurilandia, o Frikilandia sería mejor decir, vamos a piñón fijo. Nuestro querido monarca Pedro I de Pozuelo, que ha sufrido una derrota humillante en las negociaciones de la PAC, piensa únicamente en cómo engañar a los catalanes y sacar sus presupuestos adelante.
Por su parte, Pablo Iglesias, ha entrado en el Sancta Sanctorum de los secretos de estado, que comunicará rápidamente a sus cuates Evo Morrales, Rafael Correa y Nicolás Maduro para evitarles problemas y poder pasear las maletas de Delcy por medio mundo.
Pero volvamos a este bendito coronavirus, que nos asombra cada día con más lista de afectados. Me imagino el terror de todo ese mundillo que vive del Vaticano, que ya desde los tiempos de Boccaccio, prosperan a costa de los peregrinos, hasta el punto de que el autobús donde se producen más hurtos en Roma es el número 64 que lo llaman el de los colombianos, que son reputados como los mejores carteristas del orbe.
Una víctima en Roma, entre los peregrinos, dejaría vacía la plaza de San Pedro y llevaría tristeza a todas las tiendas y trattorias de alrededor.
La pandemia se ha extendido también a Irán y a Corea del Sur, donde tiene una cierta amplitud. Conociendo el espíritu disciplinado de los coreanos, repetirá las escenas de ciudades desiertas y negocios desabastecidos.
Mientras tanto, el amigo Donald Trump ha sido acogido triunfalmente en la India. Hay que decir que, tanto Trump como Modi están en el bando de los que ven el vaso medio lleno, pues son optimistas por naturaleza. Donald se frota las manos ante un rival que se perfila en las filas demócratas, Bernie Sanders, al que espera vapulear tildándolo de comunista, socialista y todos los "istas" que en el mundo han sido encaminados al frenazo de la economía, al paro y a la miseria.
Lo irracional, amigos, que no solo se manifiesta en líderes como Donald Trump y Boris Johnson, sino también en el crecimiento de los populismos y de los profetas del catastrofismo.
No me extraña pues que nuestra flamante Ministra de Asuntos Exteriores, Doña Arancha, prefiera no tener un plan de acción concreto y reclame el apoyo de estudiosos y de actores de la política internacional. Vamos, que está en la luna. Y me imagino que en los Consejos de Ministros mirará con arrobo al astronauta Duque, Dios los cría y ellos se juntan.
Donde vamos amigos, lo irracional triunfa, pero la vida de todos los días sigue adelante. Mis vecinos del piso de abajo, con cuatro niños pequeños, no tienen tiempo para filosofar, todo lo más, comprarán mascarillas para sus hijos.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
