El brote vírico surgido en China continúa su expansión por el mundo y afecta ya a competiciones deportivas. Si no se ataja rápido, la Eurocopa 2020 podría peligrar.
El mundo asiste asombrado a una amenaza tan inesperada como preocupante: el coronavirus. Este brote vírico surgido en China que mantiene a la ciudad de Wuhan en cuarentena y ha provocado cambios puntuales de gran repercusión en el orden mundial, extiende sus consecuencias al mundo del deporte. La
Eurocopa, que se disputará del 12 de junio al 12 de julio, podría verse amenazada si la Organización Mundial de la Salud (OMS) y demás entidades internacionales no son capaces de atajar su difusión y establecer protocolos efectivos para su prevención y neutralización. Más de 2.600 fallecidos y casi 78.000 infectados son las cifras que estremecen al planeta, aunque mucho más lo hace las últimas noticias del salto a Europa de este virus, que se ha cobrado ya víctimas mortales en Italia y mantiene en vilo a todos los países del Viejo Continente.
Precisamente este veloz e inesperado surgimiento de personas contagiadas en Francia, Alemania y, sobre todo Italia, es lo que ha hecho saltar las alarmas y poner en jaque al mundo del deporte y la economía. Tras la suspensión del Mobile World Congress en Barcelona, las implicaciones de pérdidas económicas por la alerta epidemiológica se han dejado notar en los mercados bursátiles. Caídas en picado en la Bolsa e informes del Fondo Monetario International (FMI) acerca del impacto económico del coronavirus, que
amenaza con reducir una décima el crecimiento global si perdura en el tiempo, hacen pensar que grandes eventos deportivos podrían verse amenazados si las cosas no mejoran.
En un año tan prolífico en cuanto a eventos deportivos de primer nivel como es este, con los Juegos Olímpicos Tokio 2020 y, antes, la Eurocopa 2020, resulta desolador pensar en una eventual suspensión si el problema no consigue atajarse. Y es que el dinero que mueven estos eventos, así como las implicaciones sociales y deportivas que ostentan, con multitud de personas dedicándose en cuerpo y alma a llegar en el mejor momento de forma, es muy elevado y las consecuencias podrían ser terribles. El mensaje que se transmite desde la UEFA, por ejemplo, es de tranquilidad y confianza plena en que el 12 de junio el coronavirus forme parte ya del pasado, pero estar a cuatro meses del inicio de la competición futbolística y ver cómo incluso hay países que cierran sus espacios aéreos o imponen restricciones en los movimientos, como Turquía, genera un poso de profunda preocupación.
El pasado fin de semana ya se suspendieron cuatro partidos de la Serie A: Inter-Sampdoria, Atalanta-Sassuolo, Verona-Cagliari y Torino-Parma, después de que la Liga China se paralizara y haya habido competiciones tenísticas interrumpidas abruptamente, como el ATP Challenger de Bérgamo. Parece evidente que, en estos momentos, las concentraciones multitudinarias de gente son percibidas como una amenaza para la salud, por lo que eventos de tanta importancia como el Masters 1000 Roma, Mutua Madrid Open, Roland Garros y, por supuesto, la Eurocopa, podrían estar bajo amenazas. Parece improbable que se proceda a una cancelación, pero habrá que estar muy atentos a cómo evoluciona la gestión del coronavirus en las próximas semanas.
