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El coste del frikismo

martes, 18 de febrero de 2020
Convertir modas radicales en nuevos derechos humanos tiene su coste y quienes votan y apoyan estas libertades, que chocan con el derecho natural y con los usos y costumbres de la inmensa mayoría de países de las Naciones Unidas deben saber lo que les aporta en bienestar social.

Pongamos ejemplos mofarse sin límites de las convicciones religiosas en nombre de la libertad de expresión se opone al sentir de millones de personas.

Presentarse como un gobierno social comunista levanta la aversión de gobiernos que han padecido la represión del comunismo a base de lager y asesinatos alevosos. La repulsa a los totalitarismos esta generalizada en la UE y en la mayoría de países del mundo.

Defender nuevas arquitecturas en las familias tradicionales puede ser muy divertido y progresista pero levanta una gran ola de repulsa en la inmensa mayoría de países del mundo.

En el plano económico el intervencionismo y el dirigismo en nombre de la lucha contra la desigualdad suscita un gran recelo en los inversores nacionales e internacionales.

Presentar como avance reformas demagogicas al servicio de una casta friki que disfrutará de beneficios mientras se empobrece el segmento de la población de bajos ingresos será contraproducente y fomentará el recelo contra ese tipo de gobierno de corte peronista.

Fomentar la cultura de la muerte no es una medida libertaria sino liberticida.

Una política internacional sin rumbo y plagada de declaraciones y acciones contradictorias pueden causar el regocijo de los frikis, que se vanaglorian del ultraje a las banderas, pero se alejan de las normas de respeto internacionales.

Una política de género que se oponga a la igualdad de los ciudadanos hombres y mujeres será aplaudida por los mencionados y vividores frikis pero contradice la igualdad consagrada por las Constituciones democráticas.

Mantener que el derecho al frikismo en materia de sexo es apertura encuentra mucha oposición por quienes lo consideran una regresión y un intolerable ataque a la educación de la juventud.

No es de extrañar que el empleo padezca en un tipo de régimen friki. No maraville que El coste del frikismono se consigan apoyos en los foros internacionales y nuestro peso en el mundo nos condene a ser segundones.

Un gobierno social comunista en Europa es un lujo que nos puede costar caro.

Alcaldesas como Colau en Barcelona y el de Carmena en Madrid gran expresión del frikismo constituyen un super lujo que atraerá una sensible pérdida del nivel de vida, a pesar del regocijo que nos proporcionan.

Si se desea una España friki hay que evaluar serenamente el precio colectivo que tenemos que pagar, que además de alimentar a la extrema derecha nos alejará de las normas y costumbres imperantes en Europa.

Fomentar separatismo y xenofobia es lo contrario a buscar acciones de integración internacional.

Pongamos freno al festín de los frikis. Abramos los ojos. La Primera y la Segunda Republica española embocaron este camino y el resultado nos costó una dictadura y la pérdida de nuestras libertades.

Un demócrata del Siglo XXI no debe reprimir a nadie, ni intervenir en los hogares debe fomentar la tolerancia evitando contravenir las normas del sentido común y de respeto a la ética y a la religión.

Tenemos que aislar a los frikis o aceptar los inconvenientes que tiene el dejarse gobernar por ellos. Se trata de la nueva caverna. Les gusta prohibir. Transformar nuestra vida en un circo para tomarnos el pelo y vivir a nuestra costa. Luchar contra la pobreza es una prioridad no la convirtamos en un pretexto para machacarnos. No al frikismo.

Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
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