Fondos buitres y miseria

Permítaseme un ejemplo para ponerles al loro: en mi pueblo, Viveiro, se necesitaba un geriátrico por la cantidad de gente que bajaba de las aldeas y que, por ser mayores, necesitaban ser atendidas. Visto lo cual, Caixa Galicia- siempre hablamos de lo que nos cuenta la gente, nunca de la información que debiera facilitar el Concello- solicitó terrenos públicos para la construcción de un geriátrico.

Según repito, los rumores de la gente, el Centro en cuestión era para atender a los usuarios del banco. Después viene el arte de birlibirloque. Los concellos son muy dados a tirar con pólvora ajena y a “ayudar” a negocios alejados sus arcas. Los terrenos en cuestión, en primera línea de playa, como los chalés de los privilegiados de Costas, parece ser que fueron regalados. (Después los políticos se molestan porque duden de su honradez o porque los tomen por tontos). Al poco tiempo, surgió el “petardazo” de las cajas y eso conllevó la venta del geriátrico en cuestión y, después de varias y oscuras transacciones y haberse llamado Geriatros, ahora se llama Domus VI, y es propiedad de un fondo buitre.

Ni que decir tiene que se trata de un negocio al estilo más salvaje del Capitalismo carroñero. Mala atención, muy caro y con la explotación laboral de la más habitual. Y aquí paz y después gloria. Porque como esperen ustedes que la Xunta pueda controlar las subvenciones y las la condiciones laborales… A estas alturas ya debieran saber lo que hay: laxitud, compresión, escaso interés y esas “casualidades” que tanto abundan en la Tierra del mamoneo.

Pues bien, los fondos buitres en cuestión son, por si alguien no lo sabe, asociaciones de malhechores legalizadas(sofisticadas y siempre oscuras empresas con ramificaciones y recovecos aparentemente legales con actuaciones mafiosas, pero que gozan del amparo de los gobiernos ya las que los jueces no son capaces de destripar) y se dedican a la depredación de cualquier actividad que pudiera ser negocio y que, próximamente, tiene previsto asaltar los hospitales privados, que todavía no controlan en nuestro entorno. Se trata, no de curar enfermos, sino de facturar en el más amplio sentido del término.

Facturar desde el aparcamiento hasta las operaciones, sean éstas necesaria o no. Y todo ello con el trágala de los médicos, que se ven extorsionados de tal modo, que acaban renunciando al juramento hipocrático. Allí donde residía la dignidad. Estamos en tiempos donde el dinero lo compra todo. Hasta los santos de las procesiones.

Pues bien, siendo los fondos buitre tan depredadores-ahora están muy metidos en las compras de viviendas sociales, de renta antigua, urbanizaciones de lujo…Siempre en lugares donde sea fácil enriquecerse, aunque sea practicando el acoso y derribo del humilde; “tocando alguna “tecla política” (mordidas ocultas y de difícil comprobación); aprovechándose de los mercados y las producciones y marcando precios según sus intereses. Su campo de actuación abarca toda la actividad humana.

Esto que venimos viendo desde hace mucho tiempo, y que no es nada más que una nueva vuelta de tuerca del capitalismo más salvaje, eso sí, siempre amparado en el sofista, cómo no podía ser de otra manera, libre mercado. ¡No hay nadie como un capitalista para prostituir la libertad! Repito, éste salvaje e inhumano proceder es necesario combatirlo con todo nuestro coraje y, con ver sus efectos, es suficiente lección para que nuestros legisladores demuestren que esto no se puede permitir. Y aquí está el meollo de la cuestión: ser débiles, no resulta práctico; ser radicales sí, y yo iría hasta la incautación de sus negocios.

A un ladrón, un Estado donde la verdad resulte eficaz… que hay muchos niños pasando hambre.