Están corriendo ríos de tinta sobre el Delcygate y no ha podido aclararse ni las razones del extraño viaje de la vicepresidente Delcy Rodríguez ni el papel que ha jugado Sancho Abalos en este extraño suceso.
Mis fuentes exclusivas, la garganta profunda y la 007, la intrépida Isabel manchega, me
dan una versión diferente, que sin poner mi averiada mano en el fuego, brindo a mis perspicacia lectores.
Según ellos responde a una noche de insomnio de Pedro I, el Divino de Pozuelo, que había terminado en el sofá expulsado del famoso colchón por Doña Begoña por los botes que daba el Divino en sus desvelos.
Al día siguiente se entrevistó con Iván Redondo, que estaba absorto en una de sus tenebrosas y maquiavélicas estrategias.
Deja todo y ayúdame a hacer realidad mi plan de planes. Deseo ser un segundo Bolívar. America me necesita.
Latinoamerica le corrige Iván. Te equivocas querido Iván toda América. Sabes que mi Reino necesita proezas. Con tu ayuda y la de Carmen Igualdad e incluso con Irene, la deportista, si ha terminado su cursillo de saber de que va el deporte y con la estrafalaria de Asuntos Exteriores.
Tengo las ideas muy claras, siguió Don Pedro, la América capitalista y liberal son cipayos, esclavos de los Estados Unidos. Mi revolución peronista, mejor sanchista, consiste en sostener a Maduro en Venezuela. Reinstaurar a Evo Morales en Bolivia y a Correa en Ecuador y lo más importartante: echar a Bolsonaro y poner a Lula en su lugar.
Contando con la bendición del patriarca Lopez Obrador, un Papa laico, un chamán, podremos restablecer una Alianza Progresista liderada por España, por mi persona.
Y Argentina? Inquiere Iván. Me he entrevistado con el sin aceptar preguntas y me ha parecido demasiado serio y sensato, la Cristina era mucho mejor.
El Monarca de Pozuelo se mira con arrobo al espejo y de pronto frunce el ceño. Desde que estoy en contacto con los Srs. de la Navata se me está poniendo cara de macarra bailarín de tangos arrastrados que no me gusta. Tengo que ordenar a mi peluquero o a Garzón, ahora tan sumiso y encorbato, que me hago un ricito para darme un aire más simpático.
Tengo que alejar a Iglesias para que no me haga sombra, mi Gloria con mayúscula es solo mía. Lo mejor sería enviarle a una misión intergalactica con toda su familia y el Astronauta Duque de escolta.
Así, Pedro I, el Divino de Pozuelo, se encaminaba "por rutas imperiales" a alcanzar sus designios.
El Delcygate soy yo, no ese pobre botarate de Sancho Abalos, aunque me sea tan fiel o más que un San Bernardo.
Iván echó la llave a la puerta del despacho, cuando su real jefe elucubraba según unos o desvariaba según los más, no se le podía molestar.
Los dos silbaron a coro el bonito himno marcheta "Voy por rutas imperiales". El Divino lo tenía claro. O César o nada. Hasta ahora estaba en lo segundo. Tenía que remontar y hacerlo rápido. Las rutas imperiales no podían esperar.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
