Queridos lectores cuando veo la imagen solemne de Kim Torra y de Pedro I de Pozuelo haciendo su entrada triunfal con honores de los mossos de Escuadra en gran gala en el
Palacio de la Generalitat evoco un espectáculo circense que contemplá hace ya un tiempito en el Circo Price.
Claro está que las esculturales trapecistas Olena y Elena tenían más garbo y mejor presencia que Kim y Pedro, aunque ambas parejas forman parte del circo, pero las evoluciones aéreas de las trapecistas, sus bucles y arriesgadas maniobras guardan un gran paralelismo con las declaraciones enrevesadas, y las formulaciones de triple sentido de los caballeros pero son mejores las que ejecutan las trapecistas.
El circo es el arte del más difícil todavía y de eso se trata en la política catalana y en las imaginativas palabras del malabarista Pedro que cuando dice una cosa, piensa otra y quiere decir algo diferente. El iluminado de Blanes profiere afirmaciones truculentas sin mover ni una ceja. La gente perversa y siempre los periodistas reaccionarios tildan a sus palabras de majaderías y cosas peores.
Con mi espíritu de niño abierto a los prodigios admiraba a Olena y a Elena cimbrearse con sus melenas rubias y morenas elegantemente entre trapecio y trapecio y todo ello sin red. Como adulto y adultero no me gusta ni la seriedad petrina ni la hosquedad del honorable. Lo que me saca de mis casillas es la sensación de mercadeo entre ambos personajillos de la Comedia Humana de Balzac, sus imposturas, sus torpes requiebros, su mala baba.
Amigos llevad vuestros hijos al circo normal, ya que para los padres separados les va más Le Cirque du Soleil que mola más e impresiona a la rabiosa contraparte, que se queda en casa rumiando venganza.
Este bucle en en el que ha entrado la política catalana que alterna sentimentalismo y separatismo. Invocación de la República y rechazo de la Monarquía. Es muy preocupante
y ronda el delito de sedición. El papelon de Pedro I equivale a una caída con red de los trapecios de las gentiles Olena y Elena. Algo que conllevaría al fulminante despido de las chicas del circo y debería también suponer el impeachment del Presidente del Gobierno.
El Circo está poblado de banderas, los de la Generalitat solo dos, que para ellos representan a dos países diferentes con sus Presidentes al frente. Una escenografía inequivoca, que Pedro I acepta sin ni siquiera rechistar. Una impostura porque el jefe del Estado en España es el Rey y Torra esta inhabilitado y desprestigiado.
La senda del diálogo y el pacto, la deuda con el futuro y la agenda para el reencuentro. Vías de superación entre los dos gobiernos en la mesa del diálogo 44 propuestas se empezará en febrero. Piruetas, piruetas y más piruetas. Un funambulismo digno del mejor circo del mundo. Pedro I interpreta el papel de Alfonso X El Sabio o de Papa Pacelli Pío XII y lo hace de maravillas con su aplomo habitual y su grandilocuencia ya conocida. Se saca de la chistera una Agenda para el reencuentro. Por su parte el iluminado de Blanes es rotundo hay que solucionar el problema político que pasa por el referendum, la autodeterminación y la amnistía.
Será necesario que Pedro I aprenda a hacer no saltos mortales simples, ni triples, sino quintuples. De su parte tiene su capacidad de engañar a la gente, ya lo ha hecho con los españoles y ahora pretende hacerlo con los catalanes. Le deseo suerte por el bien de la nación española.
Por todo ello prefiero el arte de las trapecistas Olena y Elena que sin trampa ni cartón ejecutan sus números de alto riesgo y además me honro con su amistad. Recomiendo a los lectores aburridos con la infumable cantinela tragicómica catalana ir al primer circo que tengan a mano y si hay dos trapecistas Olena y Elena en el programa saldrán encantados. Son preciosas y trabajan de maravilla.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
