El pijo urbano a la inversa, el de los okupas y coleguillas que pululaban por Lavapies y
Cascorro y que fueron los adelantados de Carmena, una fauna a los que no gustaba ni el jabón ni el trabajo y que eran de profesión antisistema y que incluso se vanagloriaban de volver a la Revolución de octubre e implantar las guillotinas por las plazas del Madrid castizo son los que ahora pisan moqueta y que cuando el campo se rebela les llaman fachas y latifundistas.
La verdad es que se llenan la boca de la España vaciada pero no conocen el campo y la agricultura ni por el forro. Su visión de lo rural es la de niños malcriados de espaldas al duro trabajo de los agricultores. No es una Arcadia para tumbarse a la bartola y ver volar pajarillos, sonar en un mundo sin explotadores ni sudor y luego se vuelven a sus garitos y sus locales revolucionarios autogestionados y claro okupados.
Se vuelve a los tiempos de La Codorniz donde se simplificaba la agroindustria, la cadena de frío y la retribución de la distribución al por mayor y al menudeo. Todo un reguero de empleo y dinero que no puede tomarse con intervencionismo arbitrario porque pueden provocar muchos despidos. Son problemas muy complejos lo que no oculta la baja retribución del campo y exige gobernantes preparados para mejorar la situación de los sufridos agricultores.
La subida de los salarios mínimos que para estos pijos a la inversa es de justicia boreal cuando entre birra y birra denigran a los propietarios y al dueño de Zara y a los bancos y luego se reconfortan en los abrazos y besos clandestinos. El mundo cutre de de quienes aspiran a vivir a las chepas de los demás y ya lo están consiguiendo.
El campo en ebullición sorprende a toda esta fauna urbana, zanganos de la revolución de
octubre en versión zarzuelera. Abrid los ojos coleguillas veganos y animalistas de café y demás fauna urbana sin trabajo duro de sol a sol mirando siempre al cielo para ver caer la ansiada lluvia sin que te anegue la tierra no hay nada que hacer. Vuestras pautas de consumo causan estragos en el campo con tanta exigencia de cultivos orgánicos y ensoñaciones de una alimentación que vuelve sus espaldas a la naturaleza al campesino y al pastoreo.
Vuestro populismo ignorante os servirá para agitar a las masas, pero no para solucionar los problemas del campo que son ancestrales y exigen solucionen que multipliquen el trabajo y consigan una vida digna para los campesinos. No es la piedra filosofal, pero aumentando los costes del trabajo y de la seguridad social no conduce al bienestar social.
Sois una nueva plaga urbana que amenaza al campo, como la roya que se cierne sobre los cafetales o los antipáticos pulgones que atosigan a las rosas. Sois un problema más con vuestro dogmatismo de salón y vuestra ignorancia supina.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
