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El impeachment

viernes, 31 de enero de 2020
El impeachment o juicio político de destitución de un Presidente de Estados Unidos es un mecanismo nesario para defender a la democracia ante el uso delictivo del poder y el desprecio de las leyes y de la Constitución.

Es una figura jurídica necesaria en España en que no basta la moción de censura ante El impeachmentpersonajes como el actual Presidente del Gobierno que utiliza la mentira como arma política, que no reconoce los límites que le impone la Constitución y que vulnera las reglas de libre ejercicio del poder sometido al respeto escrupuloso de las leyes.

Es evidente que este personaje endiosado y encasillado en el poder como Pedro I de Pozuelo no va a proponer el impeachment contra si mismo. Se trata de una propuesta para el futuro cuando en España haya un gobierno que se atenga y acate el desempeño legítimo del poder.

No se trata de cambiar de partido o coaliciones de gobierno sino de juzgar a un Presidente cuya actuación viole las normas democráticas.

Episodios como el de tratar de manipular el Código Penal para favorecer sus intereses personales de permanencia en el poder o el de mandar al ministro de transportes a media noche a Barajas a tratar con un dignatario extranjero que tiene prohibida su entrada en territorio Schengen son constitutivos de un juicio político de destitución, sin por ello ir contra la voluntad política que con su voto deciden los ciudadanos.

En un artículo anterior "Los estragos de la virtud" sostenía que la estupidez o la mal entendida buena fe de quienes nunca creyeron que podría sucederles un personaje que tratare de imponer un régimen autoritario violando el espíritu de las leyes. Esta ingenuidad de creer que no puede surgir la figura de un aventurero que se apodere del poder utilizando métodos inaceptables nos ha costado muy caro y puede conducirnos a un régimen totalitario.

Una democracia tiene que blindarse ante los aventureros sin escrupulos y sin límites morales. La Constitución tiene que defenderse a ultranza estableciendo mayorías cualificadas y medidas que impidan al Ejecutivo hacer de su capa un sayo.

Nunca se pensó que nadie se atrevería a proponer como fiscal general del Estado al ministro saliente de justicia o a tratar de cambiar el Código Penal para favorecer a los delincuentes y todo ello con mayoría simple. Es de aurora boreal.

Como se posible que alguien prometa algo en la campaña electoral y al día siguiente de su victoria haga todo lo contrario de lo que prometió. Esto es inaceptable y debería poder ser castigado con el impeachment.

El intento de acabar con la división de poderes sometiendo al legislativo y al judicial mediante maniobras ilegítimas, que sorprenden por su audacia, desverguenza y falta de remoras eticas, va contra el ejercicio de la política democrática.

Si en España existiera el impeachment ya habría elementos suficientes para reclamar un juicio político naturalmente con todas las garantías y requisitos de mayorías de dos tercios estilo de Estados Unidos.

El robo se frena no con la creencia bobalicona de la bondad de los ciudadanos, sino con medidas eficaces para dificultaría y poder reprimirlo. Lo mismo vale para el ejercicio del poder. El despotismo se ataja estableciendo diques contra los delincuentes, los defraudadores de la voluntad popular.

En España tenemos mimbres suficientes para exigir la destitución de quien esta El impeachmentabusando del poder en beneficio personal. No todo vale en política. Se puede imponer cualquier tipo de política. Pero hay que reprimir a quien quiere aprovecharse de la buena fe de los ciudadanos. Hitler y Mussolini fueron elegidos democraticamente y luego volaron las leyes a su antojo e instalaron regímenes liberticidas y tiranicos.

En España estamos a un paso de que esto suceda y aunque ahora sea imposible aplicar el impeachment cuando sea posible hay que crear esta figura de juicio político en beneficio de la democracia. Se tratara de una política antitiranía, de impedir que los demagogos, los aventureros y los delincuentes se apoderen del poder o ponérselo muy dificil.

Bruto y sus conjurados se opusieron a Julio César para defender el Senado contra la tiranía, sus métodos fueron inaceptables, el asesinato es injusticable, pero la no violencia si es legítima. No aceptemos la mentira como arma política. Ni el puñal de Bruto ni aceptar sin resistencia que nos arrebatan la democracia.

La democracia no debe pecar de ingenua o erigimos barricadas contra los tiranos o acabarán imponiéndose. Impeachment ya!!!

Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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