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Un discípulo de Mussolini

sábado, 18 de enero de 2020
La jornada de presentación del nuevo gobierno escondía una gran sorpresa que amenazaba a la división de poderes indispensable para el buen funcionamiento de una democracia.

Conquistado el legislativo y organizado el ejecutivo,aunque fuera en un gobierno de Un discípulo de Mussolinicoalición Pedro I como buen discípulo de Mussolini no descansa y su visión totalitaria de la política se impone una vez mas, con su dominio innegable de los tiempos.

El descarte de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, se atribuía a sus amistades peligrosas entre otras con el comisario Villarejo y el juez Garzón y a su perfil que ella misma definía como de trinchera. Además fue reprobada tres veces por el Congreso.

Lo que no podíamos imaginar es que su salida era para promoverla Fiscal General del Estado y dar un giro progresista a la Judicatura española y complacer a los independentistas catalanes que claman por la desjudiciliacion de los conflictos políticos, en otras palabras que el rigor de la ley no se les aplique y puedan hacer mangas y capirotes.

La bestia negra de los indepes era la Sra. Segarra que dirigía a los fiscales de forma a su juicio muy desfavorable para ellos al recomendar el cumplimiento estricto de la ley.

Doña Dolores con su acérrima militancia progresista era un candidato ideal para dar un giro copernicano a nuestra justicia. Con dos claras consignas enderezar Cataluña y mediar en la cuestión de los ERES de Andalucía. Pendientes ambas causas de recursos en que la fiscalia podría mostrarse indulgente.

Este asalto al poder precisa el control riguroso del Poder Judicial y la fiscal Delgado puede facilitar los designios totalitarios de Pedro I.

Es una clara amenaza a la separación de poderes y a la democracia que se deriva de nuestra Constitución fruto de la reconciliación nacional de la Transición.

Pedro I y su valido el Señor de la Navata ha bautizado a su régimen progresista como el que consiga en diez años hacer avanzar el constitucionalismo "democrático". En el franquismo se hablaba de democracia "orgánica" y los regímenes del Este de Europa eran durante la etapa comunista democracias "populares"

Adjetivar a la democracia es una tarea peligrosa que convierte a los ciudadanos en súbditos y a los gobernantes en tiranos.

Pedro I alumno aventajado de Maquiavelo desea convertirse en un Mussolini del siglo XXi implantando un régimen progresista y populista en que su voluntad sea la ley como en un famoso corrido mexicano.

Quienes hemos aborrecido de la dictadura tenemos que agruparnos en defensa de nuestra Constitución y las nuevas generaciones deben ser partidarias de la libertad y no apoyar este peronismo a la española que puede dar al traste con nuestra democracia.

Sra Delgado complacer al tirano, aunque sea muy guapo,es convertirse en un peligro para la convivencia y la fraternidad. Es de esperar que sus colegas fiscales sepan defender la autonomía del Cuerpo Fiscal.

Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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