Amigos, he recibido la acreditación de GD y me siento hinchado como un pavo relleno! Para celebrarlo, y prometeros exclusivas, he conseguido una estupenda, un scoop, una noticia de alcance.
Mi garganta profunda me ha contado la última comidilla que circula entre los fontaneros de La Moncloa. Cuál ha sido el criterio para elegir a los ministros masculinos del
gabinete de Pedro I?
La consigna del asesor maximo, el infalible, ha sido gordos y feos y no criterios ideológicos. Para ministro de cultura y deportes había candidatos que podían hacer palidecer al macho alfa del gobierno y buscaron un caballero muy listo y con curriculum PSOE pero... impresentable para alternar con intelectuales y atletas. No podemos nombrar a nadie que sea foto de gimnasio o más inteligente que nosotros, me cuenta mi informador.
Según Ambrosio, así se llama el fontanero, el ideal es Abalos con su barriguita y sus ideas cortas, muy cortas y sin ningún sex appeal. En cambio, Don Pedro es guapo hasta decir basta y sabe leer muy bien todos los informes que le preparamos.
Me pareció un comentario discriminatorio contra las personas con un voltaje superior al medio y, además, había un ministro de Sanidad apto para damas separadas y divorciadas que desbordan las redes sociales con las que podría rezar el rosario en catalán y luego llevarlas de excursión al Canigó.
Lo de gordos y feos me parece una exageracion, muy justificada, en algunos casos como en la cartera de cultura y deportes. Lo que estaba claro, detrás del chiste es el endiosamiento de Pedro I que pronto tratará de ilusionar a la van Leyden en su versión de galán verde, muy verde.
Palmito y hablar lo menos posible era el consejo de este diabólico asesor. Hacer suspirar a las eurocratas y a las jovencitas en flor y cerrar el pico que, en boca cerrada no entran moscas!
Tácticas elementales pero muy certeras. En el redil de Sánchez, para tranquilidad de su Begoña, si tarde de noche podría decir que había estado con la dama de Exteriores y con Carmen Igualdad.
Respecto a Iglesias, según Ambrosio, solo servía para feministas de Podemos y, además, ya tenía corral propio con su santa y la anterior. Su desaliño y coleta causaban rechazo mayoritario... Era un encantador de serpientes con gallinero propio.
A Errejón, su aspecto infantil y su atractivo, le costó el cargo de Consumo que recayó en un especialista en coralinos y cartillas de racionamiento. Se le perdonaba su buen aspecto por el temor que infundia. Rompía la consigna de gordos y feos pero... no convenía exagerar. Un jacobino feroz no le iba mal a Pedro I de Pozuelo.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
