En las elecciones mexicanas en tiempos del PRI se decía que un candidato madrugaba al Presidente saliente cuando se revelaba el nombre del designado, del dedazo, antes de la designación oficial.
Iglesias, el burgués de la Navata, ha "madrugado" a Sanchez, nuestro querido Pedro I
de Pozuelo. Ha filtrado a la prensa los nombres de su cupo ministerial que le corresponde e incluso la composición de su Vicepresidencia y ha hecho que Carmen Igualdad dijera que las formas cuentan y que a quien corresponde los nombramientos del Gobierno es... al Presidente.
El posado del Divino Pedro después de su apretada victoria fue digno de una rutilante estrella del séptimo arte. Como si de Marilyn Monroe se tratara o, de Penelope Cruz, justificó su aspiración a convertirse en Pedro I de Pozuelo. Fue un alarde de regodearse y gastarse ante las cámaras de los ansiosos fotógrafos.
Sus regias prisas por la fecha de investidura se transformaron en la calma chicha después de conseguir su entorchado. Los ministros podían esperar y, se dio un generoso margen de tiempo para nombrar a sus ministros.
A este nuevo Monarca le va el misterio y es un artista en el arte del... suspense. Se toma su tiempo. Pone a prueba la resiliencia de su famoso colchón y se reposa a la pata suelta pero, siempre pensando en su gobierno progresista y de progreso que se harta de repetir su Sancho Abalos y su impagable Carmen Igualdad.
Estos dos fámulos se disputan acaloradamente sobre si el gobierno de su patrón debe denominarse de progreso y progresista o... al revés. El astronauta Duque, que parece no estar ya en órbita para hacer meritos por si las moscas, les decir gobierno de reprogreso y reprogresista. Aquí, el que no corre vuela!
Tal vez Don Pedro le de un toque de atención a Don Pablo y le quite uno de los ministerios pero, sin tocar la cartera de Consumo para Alberto Garzón al que se le encomienda cubanizar el consumo español volviendo a las cartillas de racionamiento, que se remontan a los años más gloriosos del castrismo. Un toque de progresismo revolucionario que se agradece.
No puede hablarse de crisis sino de cariñosa trifulca entre dos personas destinadas a entenderse, sopena de perder su chollazo. Irán de pillo a pillo dándose pellizquitos de monja y poniendo buena cara aunque, por los bajines, se maldigan cariñosamente.
Esto no quita que Iglesias haya sido más rápido y no necesite que le escriban todo lo que tiene que decir ya que a Don Pedro si se le saca de la jerga del basket se queda en blanco pero, a ambición y tretas no le gana nadie!
A Pedro I le ha madrugado su valido pero se consuela pensando en que, a su vez, ha dejado con un palmo de narices a la oposición y a más de la mitad del pueblo español.
A pícaro no le gana nadie!
Respecto a la cuestión heráldica, Manu Maribona, gran experto en la materia, opinaba que el título del Divino Pedro del que dependía la cuestión dinástica debería ser Pedro I de Trapisonda. Sin embargo, el embajador Arturo se opuso a realizar una afrenta a los lugareños de Pozuelo.
Capítulo cerrado.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
