En su intervención en el Congreso para solicitar la investidura Pedro Sanchez formuló un programa peronista para su gobierno de progreso. Pretextando la desigualdad y la fragilidad económica de doce millones de españoles la receta es más estado, intervencionismo en todos los sectores de la economía de una economía social de mercado. Frente al respeto a la ley se aboga evitar la judicialicion de la vida pública y embocar el diálogo y el consenso, aunque no lo diga esto implica desbordar el marco de
la Constitución.
Destacan como medidas progresistas la defensa de la eutanasia, que ya practicaron con éxito los nazis hace casi un siglo y la desamortización de los bienes de la Iglesia que realizó Mendizabal en 1832, aunque aquí parece que se propone su nacionalización.
Entre las medidas de intervencionismo económico la limitación de los alquileres en las ciudades tensionadas, dedicado a la Sra. Colau en Barcelona. La implantación de un Plan de Transición Ecológica que afecta a muchos sectores económicos y la sugerencia de poner en marcha multitud de Planes nacionales, introduciendo la ideología de género desde el empleo, la cultura, la sociedad y el deporte. Al tratar de poner coto a las fake news se adivina un posible control de los medios de comunicacion.
La política de género no va dirigida solo contra el machismo sino contra la diversidad sexual de los LGTBI incluyendo a las lesbianas y a un Plan para los trans. En este capítulo entra la persecución del odio, la xenofobia, la discriminación y la apología de la extrema derecha.
Después ha habido una catarata de medidas que dan cierto espacio a abordar la problemática de la España vacía y la necesidad de una ley básica de educación y una mejora e incremento de la sanidad pública. De como se financian ni palabra.
Ni una palabra tampoco sobre la corrupción de su partido, aunque se alude a la lucha contra el fraude fiscal.
No se apunta a la crisis económica y se dice que se va a fomentar el empleo, impidiendo la deslocalizacion empresarial, aunque no se dice como.
No se alude a la política internacional, excepto a la Europa federal y ni una sola mención a nuestra Monarquía. Para el Divino Pedro, que aspira a convertirse en el primer Presidente de la Tercera Republica Federal de Plurilandia, el Rey no existe.
En resumen nos encamina a un peronismo español en que la religión de los justicialistas se sustituye por la ecología radical. El Divino Pedro es rojiverde y enmarasca su ambición sin límites en la lectura de un programa que hubiera entusiasmado a una Evita Peron del siglo XXI.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
