En la Ciudad Eterna tenemos las Navidades al estado puro. Es el nacimiento de Jesús en
Belén sin mezclas espureas de Papa Noel ni de Santa. Aquí se festeja el gran dogma de la religión cristiana el nacimiento del Niño Dios del sagrado vientre de la Virgen María.
Las felicitaciones son de "Buon Natale" y no se enmascaran en Felices Fiestas, ni nada por el estilo. Las iglesias romanas ponen un "presepe" el pesebre, nuestro nacimiento que el Papa Francisco alaba como una obra artesanal por la paz y el amor frente a tantas construcciones de destrucción y odio.
Francisco es muy activo y se acerca a todos los necesitados,a los enfermos los que están solos, a los emigrantes los pobres. Es el Papa párroco de la misericordia.
Este domingo en España de la lotería tomo el autobús 62 que de la Piazza San Silvestre te lleva a San Pedro. Han pasado los tiempos de Juan Pablo II en que iban llenos, ni siquiera de Benedicto XVI, este Papa gusta mucho a las izquierdas, a los antisistema e incluso a los ateos por su reivindicación radical de la pobreza y crítica de la economía de mercado y a esto añadismo su ramalazo ecologista y su feminismo lo que le da un perfil tipo neoperonista.
Por esta simple razón ha bajado mucho el número de personas que van los domingos al Angelus de la Plaza de San Pedro. Si a esto añadimos que solo habla en italiano no es entendido por los peregrinos del mundo, a diferencia de los anteriores papas políglotas.
Yo me considero romano y por lo tanto el Papa siempre será respetado, venerado y querido, pero como humilde reportero de GD me llena de estupor que este argentino tan próximo con todos, tan cercano y sencillo no trate de esforzarse en sacar del pozo a tanto triste, afligido y sumergido en la miseria.
La defensa a ultranza que hace de los pobres, a parte del consuelo no contribuye a mejorar su situación, si además crítica ferozmente a la economía de mercado, ni alaba al trabajo, al esfuerzo, a la superación, a la responsabilidad.
Con toda sinceridad como modesto hijo de la Iglesia no me gusta esta Papa peronista, que sin embargo es tan apreciado por el Divino Pedro y todos los laicos agresivos, que aspiran por lo general a apropiarse de los bienes del prójimo incapaces como son de crear riqueza, que contribuye al bienestar.
Dicho esto Francisco conserva la gran tradición de la Navidad, que procede de San Francisco, quien estando en Tierra Santa cayó de bruces ante un pesebre y escenificó con gran sentido teatral lo sucedido un 25 de diciembre mil doscientos años antes y lo adoptó a su entorno de Asís, donde en invierno hace frio y nieva, mientras la tierra del Dulce Jesús es similar a la provincia de Alicante,ahora le llaman pomposamente interculturalidad, de ahí los Nacimientos nevadisimos de Austria y Alemania.
Es una delicia visitar los belenes en que se venera al Niño en las iglesias romanas y el de la basílica de San Pedro, que este domingo 22 todavía permanece cerrado, pero en la Plaza junto al obelisco Egipcio esta puesto un presepe alpino de las montañas del Trentino, la región colindante con Austria y este es de la Valsugana con pastores y figurantes de madera y tamaño natural vestidos a la usanza de las altas tierras y animales de la montaña. Junto se eleva un estupendo pino, aportación nórdica del gran Juan Pablo II, el Papa de la fuerza y de las grandes transformaciones. Este año es Veneto, de la provincia de Vicenza y mide 26 metros, decorado con luces de bajo consumo.
Las homilías de Francisco son muy sencillas y en este domingo se dedican al estupor de San José ante la maternidad de Maria y al poético sueño en que se le aparece el ángel. Dentro en misa ante la gloria del Bernini un prelado elabora más el discurso papal.
Para mi Roma supone recristianizarme, pues en España se respira un ambiente muy hostil y a veces te sientes como un primitivo cristiano en la víspera de las persecuciones de Diocleciano.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
