Como en la comedia de Luigi Pirandello "Il gioco delle partí" estamos asistiendo al juego de los engaños en las conversaciones entre el PSOE y ERC. Socialistas y republicanos tratan de dársela con queso uno a otro. Ambos lo saben y desconfían uno de uno, con toda la razón. Es un juego muy sutil y con tapujos.
Rufián ha dejado claro que no se fían de Sánchez quien les ha insultado y opuesto frontamente durante la campaña electoral y declara que desconfía de su lealtad. Sabe que quiere la investidura y que después puede cambiar radicalmente de opinión.
Sánchez y su camarilla son conscientes del peligro que corren si desbordan los límites de la Constitución. Son sus líneas rojas. Liberación de los presos y autodeterminación. Relación bilateral Gobierno a Gobierno.
La clave está en quien tiene más interés en dejarse engañar. Fingir, creerse las promesas de la otra parte. El interés compartido. Ambos pueden ceder para salirse con sus trece y favorecerse mutuamente. Esquerra puede aceptar el engaño si a cambio consigue avanzar hacia el gobierno de la Generalitat aliándose con el PSC, reeditando el Pacto del Tinell.
Por su parte Sánchez y sus satélites tendrán que jugar con fuego y debajo de la mesa prometer algo inconfesable dándole tintes de verosimilitud. Su debilidad es ya una buena tarjeta de visita.
El factor tiempo puede ser decisivo. Para el gobierno, cuanto antes mejor, el trágala es su táctica con la complicidad con el gran show de la conferencia del clima que empieza el dos de diciembre. Aturdir, no dejar pensar. El hecho consumado.
Esquerra no lo tiene fácil en el frente independentista. Torra. Puigdemont. El temor a ser considerado botifler, vendido y perder la batalla por la hegemonía del independentismo. Deben demostrar que son los mejores patriotas y que Sánchez es su mejor baza.
Hablando en lenguaje procaz y tabernero "van de puta a maricón" o en el lenguaje inclusivo al uso "de explotada a LGBT".
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
