La escusa para una reediccion del gobierno Frankestein como definió Rubalcaba a la amalgama que llevó a Sanchez al poder puede repetirse esta vez con el pretexto del antifascismo.
El lenguaje guerra civilista de esta réplica de 1939 es la oposición al fascismo. En la época digital avanzada se vuelve al lenguaje de los endiablados años treinta del siglo
pasado.
Cuando Gabriel Rufián toca la campana de salida de la caza al fascista y desea sentar a Sanchez con Iglesias para evitar la vuelta del fascismo esta marcando de nuevo la propuesta del Pacto del Tinell que aisló al PP e impulso un pacto de izquierdas entre el PSC y Esquerra Republicana.
Es increíble como vuelven al pasado los que se llaman a sí mismos progresistas, si bien mirado la palabra progreso es típica del siglo XIX. Por lo que la consiga de alianza antifascista es totalmente retro y cavernícola.
Primero Zapatero y su discípulo Sanchez revivieron al franquismo con su ley de Memoria Histórica y toda la larga campaña para trasladar los restos del general Franco, que era como se le llamaba en la Transición.
Después Sánchez cargó contra Vox por ser fascistas y de ultra derecha.
Ahora llega el momento de forjar de nuevo la Alianza Antifascista del PSOE y ERC y poner marcha un Frankestein con el noble propósito de salvar a España del monstruo del fascismo.
En el momento que los amigos de la libertad saludamos la caída de Evo Morales un santón de la izquierda reaccionaria, mientras en Argentina vuelve el peronismo y en Chile se pretende derribar al gobierno de Piñera y dar vigor a Maduro y a Daniel Ortega, en España siguiendo a Podemos se condena la intervención del Ejército y de los
manifestantes contra el tirano tramposo de Don Evo.
Es un giro de la política exterior española hacia modelos comunistas o populistas de izquierda que se quiere plasmar en el gobierno de la nacion.
En este artículo no ironizo sobre la figura de Pedro Sánchez, como no lo haría con Jack el destripador, porque se pretende jugar con la libertad y la prosperidad del pueblo español y estos son valores sagrados, al menos para mí.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
